Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Fue un concierto de emociones a granel.
Don Antonio Cabán Vale ‘El Topo’ es un signo de resistencia cultural.

Sobreviviente de carpeteos, quebrantos de salud y dilemas existenciales, el poeta y cantor nacional celebró su trayectoria y la creación de la danza “Verde luz” con un espectáculo inolvidable.
Fue un homenaje en vida sumamente emotivo.
Presenciarlo de pie en escena, a pesar de los pesares, es alentador.
Primero se debe reconocer la meticulosa producción de Yolanda Díaz al conceptualizar, más que un concierto, un recital de poesía, drama y música selecta que reconoció la gesta de Cabán Vale y su contribución a las letras.
Momentos sublimes que se sucedieron, uno tras otro, como al saque lo hizo la niñita Olimpia Anibaldi Sáez en la interpretación ‘a capella’ de las primeras estrofas de “Verde luz”, propiciando la aparición del artista, que engalanó el escenario con una presentación memorable.
La música y declamación de los poemas de El Topo se intercalaron durante la función celebrada la tarde del pasado domingo casi a casa llena en la Sala Sinfónica Pablo Casals del Centro de Bellas Artes de Puerto Rico.
Fue una tarde ensoñadora.
De la plena “Ana María voló”, los presentes enmudecieron al escuchar al actor y declamador Antonio Fornaris leer textos de El Topo acompañado por Kamel y su salterio, en una sublime y espiritual interpretación de “Verde luz”.

El dúo Flor de Viento, integrado por el guitarrista José Flores y la cantante Benytza Toro, continuó con la guaracha jíbara “El día que tú te fuiste”, seguido del poema “Paisaje desolado” que El Topo inspiró en su inolvidable Carmen y que declamó Fornaris.
Se debe destacar la dirección musical del pianista Carlos ‘Tato’ Santiago, cuyo toque de Midas garantiza que todo proyecto que emprende garantiza excelencia y calidad.
La tarde de poesía y música evolucionó con las melodías “Este canto de tierra” y “Verde luz”. Más adelante, un trío de violines encabezada por Francisco Jiménez, de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, fue el marco perfecto para otros versos de El Topo, leídos con sensibilidad por Fornaris.
Con su sencillez, Topo aludió a los boricuas que se han marchado, aclarando que desde la década de 1930 se emigra a Estados Unidos por diversas razones. La bachata con montuno “Fieros dolores” fue la respuesta ideal.
No faltaron éxitos como “Solina, Solina”, “Amante corazón”, “Las manos del campo”, “Antonia” y otros. Tampoco un homenaje de su hijo Adeán Cabán, quien le dedicó la composición “Padre, de ti me alejé”.
Un momento igualmente impactante se registró cuando Danny Rivera entró al escenario a declamarle unos versos que musicalizó al instante:
Bardo de mi pueblo
Poeta de mi tierra
Nos descubres cuando escribes
Poemas de identidad
Porque Antonia vive en la memoria patriótica
Bañada de recuerdos del verde luz de mar
Todos cantando tus sentimientos y canciones
Para no olvidar jamás quienes somos…
Solina, solina
Las manos del campo
Y verde luz, el himno que nos pone a llorar…

Como colofón, Danny le dedicó la danza “Tú vives en mi pensamiento”, que también alcanzó resonancia a mediados de los 70, época en que El Topo y Haciendo Punto grabaron “Verde luz”.
Cuando parecía que el concierto llegaría a su fin, aparecieron José Nogueras, Danny, Alberto Carrión, Andrés Jiménez y Adeán para cantar, junto a El Topo, la danza “Verde luz”, en una versión sublimemente histórica que ya se convierte viral en las redes.
Nunca disfrutamos tanto de un concierto de El Topo como el domingo. Allí arrulló a la Patria. En la Sala Pablo Casals reafirmó su identidad. Y desde Bellas Artes recordó que la cultura siempre será aliciente para resistir, sin munición más noble que la poesía y la canción, que son el aliento de su vida.