Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Es inevitable comenzar esta reseña con un cliché: el que lo hereda, no lo hurta.

Esa es la primera impresión que se recibe del recital “Daniel le canta a Danny”, presentado días atrás por Daniel Rivera Hijo en el restaurante Yerba Buena y que el viernes 19 de octubre escenificará en el café teatro Proscenium en Ponce.
Con el respaldo del pianista Antonio “Coquito” Rodríguez, Daniel le rinde un sentido homenaje en vida a su legendario padre con una selecta muestra del repertorio cultivado durante poco más de cinco décadas de carrera musical.
En el marco de una bohemia, con la espontaneidad y naturalidad que caracterizan dicho concepto, a piano y voz los clásicos de Danny Rivera se eternizan porque la tesitura, el fraseo, el registro, la entonación y la proyección de Daniel son similares a los del mítico intérprete nacional.
¿Quién mejor que Daniel para cantarle a Danny? Nadie. Daniel atesora desde hace un tiempo el legado y tesoro musical del que ya es heredero. Y lo cultiva con altos honores, con sencillez y humildad, sin pretensiones ni falso orgullo.

Es como si el que cantara fuera su progenitor porque son genio y figura; tal para cual; tronco robusto de una raíz profunda y vigorosa.
Los que se perdieron las dos funciones en Yerba Buena podrían considerar llegar a Ponce para presenciar su recital en Proscenium.
Con un programa que incluye sus baladas más exitosas y los boleros del elepé “Serenata”, producido por el guitarrista, recientemente fallecido, Millito Cruz, Daniel arrulla a su auditorio con un cancionero que se nutre de “He jugado a ser poeta”, “Gracias por lo vivido”, “La distancia”, “Tantos deseos de ella”, “Amada amante”, “Jesucristo”, “Mi viejo”, “ Cada vez más”, “Déjame hablarte”, “Mujer abre tu ventana”, “Amor robado”, “Madrigal” y “Tu pueblo es mi pueblo”.
El recital “Daniel le canta a Danny” celebra en vida la brillante trayectoria y valiosa contribución de la Voz Nacional al pentagrama popular caribeño y latinoamericano.
Un recital con el que, tarde o temprano, Daniel Rivera Hijo debe honrar el escenario de la Fundación Nacional para la Cultura Popular en el Viejo San Juan.
¡Así sea!