‘Si me ven llorando’: propuesta extraordinaria

Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

El tema del abuso sexual es muy sensitivo, máxime si la agresión ocurre en el seno familiar.

El barítono José Manuel Camuy y el tenor Christian García Roque dan vida a los personajes de Joaquín y Esteban en “Si me ven llorando”. (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

No todo el mundo se aventura a abordar el asunto, que no pocas veces es manejado mediáticamente de manera superficial o caricaturesca.

Las artes, inevitablemente, a veces son un instrumento muy eficaz para concienciar a las masas sobre dicho problema social.

Así, el pasado fin de semana, este tema y el de la homosexualidad fueron recreados durante la puesta en escena de la ópera en dos actos “Si me ven llorando”, creación de Guarionex Morales con música de Daniel Alejandro Tapia, basada en el cuento “La novatada” de Carlos Vázquez Cruz.

A casa llena en el Teatro Victoria Espinosa de Santurce, “Si me ven llorando”, en términos de producción, es una propuesta extraordinaria, ensayada minuciosamente; y de una dirección infalible de Nelson Rivera, por la diversidad de elementos artísticos e histriónicos en escena.

El barítono Martín Alicea y la soprano Ámbar Cristina ilustran la relación clandestina de Edgardo y Blanca. (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

La ópera se enmarca en la década de 1980 en una residencia rural de San Lorenzo. Una reunión familiar dominical (entre tíos, tías, primas, primos, etc.) y la dinámica que se podría esperar de seres de perfiles, sentimientos y motivaciones distintas, sobre todo en torno al amor o lo que entienden por amor.

La alusión implícita a frases de clásicos del bolero, como “Silencio” (“…no quiero que sepan mis penas, porque si me ven llorando, morirán…”), “Cosas del alma” (“… Y, aunque a ti te parezca mentira, las cosas del alma despiertan dormidas…”), “Perdón” (“…Sí, tú sabes que te quiero con todo el corazón…”) y “El pañuelo” (“… Es muy tarde. Ya todo ha cambiado…”), revela una de las particularidades del texto de Morales y el libreto de Yamil Maldonado: la integración con acierto de la cultura popular y la erudita.

Ésta es representada por los cantantes líricos del Trío Narrador (las sopranos Melliangee Pérez, Magda Rodríguez y la contralto Fabiana González) con los personajes de La Radio (Orfeón San Juan Bautista) que emite el programa de boleros, desde las voces de Iliana García, Rafael Martínez, Francisco Javier Martínez y Miguel Diffoot, como el locutor.

La producción contó con la dirección de Daniel Alejandro Tapia Santiago.(Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Los personajes centrales Joaquín, de 16 años, (barítono José Manuel Camuy) y Esteban, de 14 años, (tenor Christian García Roque) exponen su relación homosexual caracterizada por el amor, con sus miedos e inseguridades, resultado de experiencias previas de abuso sexual (uno de ellos) por su tío.

La representación es de impacto, por la ternura de la pareja y la infelicidad de reconocer que su amor es prohibido.

Igualmente estremecedora es la relación clandestina de Blanca, de 14 años, (soprano Ámbar Cristina) y Edgardo (barítono Martín Alicea), de 30 años, quien seduce a su prima.

Escenas breves que sugieren las violaciones y los encuentros sexuales, desde lo más sutil hasta lo más crudo y prohibido, se intercalan mientras los actores y actrices se proyectan como cantantes líricos excepcionales.

El Trío Narrador está compuesto por las sopranos Melliangee Pérez y Magda Rodríguez y la contralto Fabiana González. (Fotom Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

La dirección de Daniel Alejandro Tapia Santiago, al frente de un grupo de cámara integrado por músicos de la Filarmónica Arturo Somohano, fue precisa, descriptiva a la saciedad, sugestiva a veces, incidental y elocuente.

Al finalizar la función, este periodista escuchó las impresiones de uno u otro espectador quienes celebraron la excelencia de la puesta en escena de “Si me ven llorando”, aunque hubieran preferido que el domingo familiar finalizara con una nota más esperanzadora u optimista.

El abuso sexual es una tragedia y se sabe que su incidencia es muy alta en las sociedades machistas y patriarcales, por lo que quizá en el programa de mano se pudo incluir algún teléfono o línea de orientación u ayuda para las víctimas de violación.

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