‘¡Suénalo Millito!’… en el cielo

Por Javier Santiago
Fundación Nacional para la Cultura Popular

El guitarrista puertorriqueño Emilio Cruz Arriaga, conocido en el mundo musical como “Millito”, ganó notoriedad en el ambiente artístico nacional en la década de 1970.

El guitarrista acompañando a Lucecita Benítez en una de sus temporadas en el Ocho Puerrtas del Viejo San Juan. (archivo Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Fue en el concierto “Traigo un pueblo en mi voz”, presentado por Lucecita Benítez en el Teatro Sylvia Rexach en 1974 que, ante el llamado “¡Suénalo Millito!”, el guitarrista levantaba del suelo al cuatro puertorriqueño, haciendo sonar sus acordes de denuncia al son del “Le lo lai” de Pepe Castillo. La canción, grito de protesta contra la marginación del instrumento nacional dentro del pentagrama boricua de la época, se convirtió en uno de los aciertos musicales del legendario concierto popular. Y Millito puso en él el toque distintivo ante el coro “rueda por el suelo, rueda por el suelo”.

Meses más tarde, su rostro entró a la pantalla chica como parte de un memorable comercial en la era de oro de la publicidad en el País. La cuña pertenecía a la serie “Nuestras tradiciones” con la cual el ron Don Q se promocionaba en las ondas masivas. Ante un llamativo escenario de tierra adentro, Millito y su cuatro respondían al llamado que su progenitor también marcaba a la distancia con su instrumento.

Pero aunque estos dos acontecimientos le dieron amplio reconocimiento en los medios de comunicación, Millito no se consideraba entonces un cuatrista de profesión. En realidad su carrera giraba en torno a la guitarra, la cual cultivaba con verdadera pasión.

El cuatro, aunque lo abordaba con respeto en aquel momento, fue un elemento que se introdujo por casualidad en su quehacer profesional.

Junto a su padre protagonizó un exitoso comercial del ron Don Q en la década de 1970. (archivo Fundación Nacional para la Cultura Popular)

“Hay mejores cuatristas que yo; mi padre es uno de ellos”, declaraba en 1980 a la periodista Annie Alfaro del diario El Reportero al reaccionar a la notoriedad ganada por el comercial que fue distinguido -y galardonado – en aquel momento de amplia creatividad publicitaria.

Ciertamente, aquel músico santurcino, nacido en El Fanguito un 6 de junio de 1940, había marcado sus primeros pasos en la pentagrama inspirado por un progenitor que era amante de la música. Sin tener estudios formales en el arte, Millito se unió en plena adolescencia a Tony Sosa, Pedro Luis Báez y Roberto Figueroa formando el cuarteto Los Aventureros.

En la legendaria Escuela Central de Santurce incursionó con tríos hasta que Johnny Rodríguez le dio su primer acceso al mundo profesional. Con él grabó dos producciones clásicas para los amantes del bolero y se presentó en escenarios hispanos de Chicago y Nueva York.

Ya para 1965, en medio del furor de la nueva ola, los cuartetos y tríos y las orquestas de baile recibió el consejo del maestro Lito Peña quien le recomendó tomar estudios formales para perfeccionar su arte. Y así lo hizo teniendo como primeros maestros a Monchi Rodríguez, Máximo Torres y José Morales.

Junto a Luis “Wiso” Vélez y Jancy Martínez se presentó en el Ocho Puertas en las postrimerías de la década de 1970. (archivo Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Un año más tarde Emilio Cruz se matriculó en el Conservatorio de Música. Allí entró en contacto con las grandes ligas de las cuerdas nacionales. Bajo la tutela de maestros como Leonardo Egúrbida, Juan Sorroche y Miguel Rubio perfeccionó su talento.

Durante esta etapa, en marzo de 1967, ofrecía su música a comensales del Salón Real del Hotel Condado Beach. Igualmente se integra al Trío Montemar para actuar en presentaciones en centros nocturnos de la época.

En el asomo de la década de 1970 fue reclutado por Pedro Rivera Toledo quien, en medio del auge discográfico, le dio acceso a nuevas incursiones de grabaciones para discos. Una de ellas, como ejemplo, “En las manos del pueblo”, grabado en vivo en el Teatro Radio City de Santurce, y editado por el sello Flamboyán en 1976, contó con el consabido comando “¡Suénalo Millito!” de Lucecita Benítez.

Igualmente “Balcón boricua”, producido por Alfred D. Herger y editado por el sello TH dos años más tarde, contó con su participación como uno de los músicos destacados en el programa televisivo que transmitía el Canal 11 de la Telecadena Pérez Perry.

Cabe señalar que en momentos en que la industria hotelera del País contaba en cartelera con figuras de renombre internacional, el músico santurcino integró las orquestas que acompañaron a artistas de la talla de Liza Minnelli, Robert Goulet, Nancy Wilson, Peggy Lee y el puertorriqueño para la historia, José Feliciano.

La guitarra fue su gran pasión en la música. (Foto suministrada)

La evolución de Millito Cruz en la música lo llevó más allá del género clásico, para también incusionar en música moderna y jazz. De hecho, al iniciar la década de 1980, el también arreglista, trascendía el cuatro y su amada guitarra para interpretar la mandolina y hasta incursionar en el canto. Así debutó en El Primitivo, cantando temas de corte brasilero. Posteriormente estuvo en El Pub de Los Balcones mientras en el Ocho Puertas ya había hecho lo propio con el trío que conformaba junto a Jancy Martínez y Luis “Wiso” Vélez.

En fechas posteriores, el talento de Millito trascendió los mares para presentarse en conciertos celebrados en la Universidad de Georgetown, el Town Hall y Carnegie Hall de Nueva York. Sin embargo, uno de los momentos más atesorados por el músico durante su carrera fue la presentación como solista invitado de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico para el “Concierto Criollo” del maestro Ernesto Cordero, el cual vistió de gala al cuatro puertorriqueño ante el mundo clásico.

Activo en el mundo de la música en los años subsiguientes, especialmente en el campo popular, la carrera de Millito Cruz llegó a su fin en momentos en que comenzó a enfrentar problemas de salud en las postrimerías de la segunda década del siglo XXI. Tras largos meses de retiro y convalecencia, el llamado a lo Alto cerró para él este ciclo de vida el 26 de julio de 2018 en San Juan.

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