Por Rafael Vega Curry
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
A la hora de grabar su 28vo. álbum de jazz, Humberto Ramírez aparentemente vino decidido a desafiar expectativas. Para empezar, el disco se llama “Mr. Trumpet Man”, el mismo título de uno de los grandes éxitos de Richie Ray y Bobby Cruz, pero no incluye una versión de ese famoso tema. También a pesar de su nombre, aquí Ramírez ejecuta mayormente el fliscorno o “flugelhorn”, no la trompeta. Y para terminar, este no es un disco de “jazz latino” convencional, con predominancia de percusión y ritmos intensos, sino que se trata de un proyecto más maduro, más personal.

Esos son, me parece, los conceptos claves que dan vida a esta excelente grabación: la madurez y la personalidad propia. Con casi tres décadas de experiencia en el mundo del jazz –para ser precisos, 28 años, con un disco por año- Ramírez hace rato que sabe lo que quiere y cómo lo quiere. Evidentemente se siente muy cómodo dentro de su propio concepto musical, que ha venido puliendo con el tiempo y ha contado con el respaldo sólido de sus seguidores. Las únicas expectativas que tiene que satisfacer son las suyas propias.
Es también un álbum muy bien equilibrado, con cuatro temas de su propia autoría y otros cuatro de compositores puertorriqueños: Catalino “Tite” Curet Alonso, Bobby Capó y Puchi Balseiro, con sus composiciones “Tú y mi canción” y “Touch of Feeling”. Hay piezas interpretadas a dúo, en cuarteto, quinteto, sexteto y big band. La onda es mayormente suave y melódica, aunque no se trata para nada de un disco de baladas. Es, en fin, un producto redondo, bien trabajado, aunque sin descartar en ningún momento la espontaneidad esencial al mejor jazz.
Calmado, cadencioso y sensual, el tema “When The Heart Speaks” convence de inmediato al oyente de que se encuentra ante una sesión de buen jazz. Tanto Ramírez en fliscorno como Frankie Pérez em saxofón tenor muestran exquisitos sonidos en sus respectivos instrumentos.
El aire de sensualidad se mantiene en el segundo corte, “Tú y mi canción”, una especie de concierto para trombón –el gran músico costarricense Luis Bonilla- enmarcado en la rica sonoridad de un big band. Luis Rodríguez ejecuta también un magnífico solo en el saxofón tenor.
“Marejada feliz”, el clásico de Roberto Roena y su Apollo Sound, extiende la onda suave y melódica con su rearmonización y su cadencia similar al bossa nova. Se trata de una recreación total, que enfatiza, sin embargo, el aire nostálgico que caracteriza este inolvidable tema de Curet Alonso.
“Touch of Feeling”, composición que Puchi Balseiro le dio a Ramírez hace años y que hace aquí su debut discográfico, es una de las piezas más logradas del disco. La trompeta de Ramírez es aquí puro sentimiento caribeño y las interpretaciones de Natanael Molina en piano y Sammy Morales en bajo refuerzan el carácter melodioso de la interpretación.
“El Yeyo” es el primer corte de “jazz latino” como tal que aparece en esta sesión. El gran William “Kachiro” Thompson se luce enseguida en su solo de congas, seguido por el piano de Jonathan Montes y la trompeta del líder. Frankie Pérez vuelve a lucir su magnífico “feeling” de jazz. La improvisación de Giovanni Ortiz en el bajo completa otro corte memorable.
El sentimiento y la pura belleza musical vuelven a predominar en “Cualquier cosa”, bolero de Bobby Capó que Cheo Feliciano inmortalizara en su álbum “Estampas” de 1979. Aquí está a cargo de otra de las grandes voces de Puerto Rico, Danny Rivera, quien la canta con total maestría, sentimiento y acentos de jazz.
“Razones para sonreír” presenta una variedad de riquezas: la calidez de los trombones en la melodía, el exquisito sonido y desarrollo melódico en el solo de Luis Bonilla, otra sobresaliente intervención de Frankie Pérez y la sonoridad del big band. “Tema del olvido”, por su parte, cierra la sesión en un formato novedoso: el propio Ramírez en fliscorno y teclado eléctrico a la vez, sin más acompañamiento, en otra bella melodía.
“Mr. Trumpet Man” es una de las grabaciones más logradas de Humberto Ramírez, prueba de que en Puerto Rico se hace jazz de calibre mundial. Con su magistral selección de temas, fluidez temática y calidad interpretativa, constituye uno de los mejores álbumes de 2018.