Barasorda gentil y directo

Por Edgar Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

El encuentro fue 2013 en el vestíbulo de la aerolínea JetBlue en el Aeropuerto Luis Muñoz Marín en Isla Verde. Pensé que me encontraría con un caballero extremadamente serio y altivo, al que muchos destacaban por su excelencia… Pero fue todo lo contrario. A pesar de 41 años de trayectoria de renombre mundial -en ese momento- dialogué con Antonio Barasorda: un caballero carismático, gentil, accesible y muy comunicativo.

En aquellos días Barasorda abordaba el tango en un especáculo musical que realizó la productora puertorriqueña Frances Ryan. (Foto suministrada)

Barasorda habló, primero, de su vida privada, resaltando que se alejaba de las trasnoches, pero “yo como con vino y bebo cerveza. Me doy mi traguito como todo el mundo. Yo hago un vida completamente normal, sin excesos de ninguna clase”. Rechazó que se escondiera en una caja de cristal por ser un artista famoso.

Reveló que su romance con el tango fue a primera vista a sus 12 años, ya que en su hogar su hermana Freya escuchaba al venezolano Alfredo Sadel, quedando prendado de sus versiones de “Nostalgias” -su preferido- y “Cambalache”.

Fue en 2015 cuando, “conocí más la cultura del tango”, al participar en un proyecto de Astor Piazzolla con letras de Jorge Luis Borges. “Cuando fui a Argentina a cantar ópera me iba a los boliches en las noches libres”, dijo. Barasorda enfatizó que el idilio de Puerto Rico con el tango es legendario.

Comentó, además, que había cultivado la música popular durante toda su vida. “Yo llevo haciendo música popular desde hace mucho tiempo. Desde antes que Plácido Domingo y Pavarotti decidieran grabarla. ¡Ya yo tenía discos de música popular!”, sostuvo.

Barasorda explicó que un cantante de ópera “puro” debe entender que el ‘feeling’ es esencial en la música popular pero, sobre todo, que “no se puede cantar con voz de ópera”.

“Júrame” fue una de las producciones discográficas que marcó su incursión en el bolero y la canción romántica. (archivo Fundación Nacional para la Cultura Popular)

El artista narró que “yo aprendí música popular antes que nada. Mariano Artau me dijo, ‘tú eres el único cantante de ópera que tiene feeling’. He tenido una trayectoria en la música popular que la gente que me ve en la ópera lo extraña, pero a mí no”.

Al momento de la entrevista, Barasorda elogió la obra del fallecido tenor Jesús Quiñones Ledesma. “Chuíto fue una institución de la ópera en este país. Una persona con una gran voz y gran temperamento. Por vicisitudes de la vida empezó en Italia y luego vino a Puerto Rico. Aquí se quedó en ese limbo que se quedan los artistas de ópera en este país. No hay plataforma para hacer ópera”, expuso.

Lamentó que “las instituciones gubernamentales nunca han entendido que antes de que Ricky Martin y JLo, Puerto Rico era conocido por sus cantantes de ópera y por sus boxeadores. Usted iba a Europa y sabían quién era Justino Díaz, quién era Pablo Elvira y un servidor… y quién era Wilfredo Gómez y Wilfredo Benítez. Pero, no sabían más nada de Puerto Rico. Muchas veces nos confundían con Costa Rica… Los gobiernos (locales) jamás han entendido eso”.

El tenor expresó, por otro lado, que confiaba que se estuvieran formando cantantes jóvenes que en un futuro podrían tomar el batón. “Aquí hay una plataforma de cantantes jóvenes que estamos sacando del Conservatorio que son excelentes y no tienen dónde cantar, no tienen dónde formarse cantando. ¡Ese es el problema!”.

El cantante siempre procuró apoyar al talento joven en la música clásica. (Foto suministrada)

Este gran artista nos dejó a los 72 años, víctima de un infarto. Murió el pasado 9 de julio en su hogar en Torrimar. Su esposa María Dolores Sangüesa escuchó el ruido cuando se desplomó, según confirmó Carlos Carbonell, amigo de la familia y colaborador del artista en el proyecto Ópera al Fresco.

A Barasorda le habían diagnosticado cáncer este mismo año y estaba respondiendo bien a los tratamientos médicos.

El maestro Antonio Barasorda iba a participar este domingo en un concierto en el Conservatorio de Música de Puerto Rico para interpretar unas selecciones de la música del compositor Alberto Rodríguez Ortiz, quien escribía una ópera con un personaje especialmente para él.

¡Eterno descanso para el maestro!

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