Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Cuando a Víctor Manuelle se le reconoció como el Sonero de la Juventud era porque representaba un puente entre su generación y la de Gilbertito, así como este conectó la suya con la de Cheo.

Sonero natural, Víctor se desarrolló en la tarima de la calle, guapeando con los grandes en los bailes, por ejemplo, de La Puertorriqueña de Perignon.
Pronto, apadrinado por Gilbertito, fue firmado por Sony en pleno ‘boom’ de la salsa romántica y ya conocemos el resto de la historia. Víctor se estableció como el Sonero de la Juventud y se diversificó con la balada, el pop, incluso, colaborando con exponentes urbanos, pero sin descuidar la raíz, pues en el camino grabó “Dos soneros” con Gilberto, invitó a Eddie Palmieri a la producción “Decisión unánime”, colaboró con José Lugo en el clásico “Guasábara” y le produjo el disco “Son 45” a Ismael Miranda, entre otras instancias en que queda claro su respeto por la tradición.
Ahora enfrenta el 2018 con el lanzamiento de “25/7”.
Con los desafíos que supone una industria discográfica que cede irreversiblemente a la nueva cultura de consumo de música digital, Víctor Manuelle presenta un concepto de colaboraciones con otros artistas que, estratégicamente, le garantiza vigencia entre sus seguidores a la vez que apela a los fans del núcleo de artistas invitados de gran factura.
La gran sorpresa es su incursión en el trap y se entiende. Es una movida para tal vez atraer un nuevo público a la salsa que sustenta lo afirmado días atrás: la salsa se diluye con la música urbana porque, a juicio nuestro y con la excepción de Tego, sencillamente los reguetoneros y traperos no conocen si sienten la clave.
El concepto “25/7”, con arreglos de Jay Lugo, Efraín Dávila, Marcos Sánchez, Jorge Laboy, Ramón Sánchez y Tito Rivera, abarca la salsa romántica y tradicional, la balada y los ritmos urbanos de moda.
Aunque canta con Juan Luis Guerra en “Quiero tiempo” (la letra más sensata e inteligente del proyecto) ; con Glenn Monroig en “Me enteré de tu boda” y con Gilbertito en “Salsa pa’ olvidar las penas”, el éxito del proyecto al presente descansa en sus colaboraciones con los artistas urbanos Farruko, Bad Bunny y Yandel.
“Amarte duro”, que no alude a la violencia doméstica sino a una expresión erótica; “Mala y peligrosa” e “Imaginar”, respectivamente, son la nueva ‘salsa’ de Víctor Manuelle, quien se sube a la ola urbana, colaborando no solo con estrellas del trap y el reguetón, sino evocando la expresión en composiciones originales como “Nada nos separará” y “A veces”, cuyo fraseo en su esencia, incluso, evoca el sonido de las fusiones tropicales y hip-hoperas de moda.
La producción “25/7”, pues, es la respuesta de Víctor Manuelle a la cultura musical imperante en 2018. Pensar en el ‘Sonero Trapero’ es una movida comercial lógica que se entiende. Su impacto sociocultural real quizá se pueda comprender en 2050.