Por Rafael Vega Curry
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Literal y figurativamente, Henry Cole está llevando el sabor puertorriqueño a lugares a los que nunca antes había llegado. El poder y la creatividad de su batería han energizado, entre otros, los grupos del saxofonista Wil Vinson –con quien visitó Tailandia- y del pianista Chano Domínguez, toda una leyenda viviente del nuevo flamenco, con quien se encuentra de gira por los Estados Unidos en este mes de junio de 2018. Su visita a Cuba junto con su banda Villa Locura, en marzo de este año, puede muy bien calificarse como histórica.

Sin embargo, lo que más llena de ilusión a Cole en estos días es el estreno de “El diablo”, el primer sencillo de “Simple”, lo que será su segundo álbum como líder. No se trata de un mero “remake” de la guajira que Ray Barretto hizo famosa en 1973, como parte de su inmortal elepé “Indestructible”. Se trata, en efecto, de una actualización para el siglo XXI de un tema puertorriqueño de larga tradición, pues Rafael Hernández lo compuso y grabó la versión original en Cuba, en 1939, y Bobby Capó también grabó una memorable interpretación.
Con base en la bomba puertorriqueña y fuertes acentos de jazz, la versión de Cole se inscribe en lo que él llama “Interstellar Puerto Rican funk”. Es la perfecta evidencia de que el talento y la visión del joven músico, natural de Mayagüez, lo han convertido en uno de los grandes percusionistas multiculturales de esta era. La joya de la corona es que quien canta este nuevo “Diablo” es el único e inimitable Tito Allen. Nada menos que 45 años después de grabarlo con Barretto, Allen vuelve por sus fueros, demostrando que su voz y su sabor siguen intactos. Todo un ícono de la salsa demuestra no solo su vigencia, sino su adaptabilidad a nuevos ritmos.
“Me fundamento en la música puertorriqueña”, dice Cole en entrevista con la Fundación Nacional para la Cultura Popular. “Es una mezcla de influencias, reflejo de nuestra mesticidad y de la experiencia del músico puertorriqueño, que tiene que tocar de todo para sobrevivir. Para mí el afrobeat de Fela Kuti fue un ‘template’ para juntar todas estas cosas en un solo lugar, pero de ahí mi música se hizo más puertorriqueña, para reflejar mi experiencia de músico, con raíz en la bomba”.

La propia experiencia de Cole valida sus palabras. Empezó tocando ska y de ahí pasó al reggae y al rock. Abordó el jazz latino cuando llegó al Conservatorio. “El primer grupo en que toqué fue Musiquita, que luego se llamó Superaquello. Tocaban música electrónica, minimalista, creativa, drum’n’bass”, comenta el baterista. También estuvo con la PVC, Vivanativa y Welmo.
Aun después de entrar en el mundo del jazz, su experiencia ha seguido siendo variada, pues ha grabado con Chambao, con Residente, Calle 13 y Draco Rosa, entre otros artistas. “Todo eso sigue siendo parte de mí”, afirma.
“Pero la bomba es la espina dorsal del proyecto”, enfatiza Cole. “Quiero que ese pulso esté presente siempre. Lo hago porque me gusta y porque el ritmo de la bomba tiene mucho swing, con los acentos en 2 y 4. Se hace fácil adaptarlo al jazz. Además tiene mucha relación con lo que se hace en New Orleans”.
En cuanto a la banda con la que grabó, Cole asegura que “fue un sueño. Mario Castro y Chris Cheek en saxofones; Beto Torrens en percusión; Adam Rogers y Guilherme Monteiro en guitarras; Jason Lindner y Luis Perdomo en teclados; Jonathan Powell en trompeta…. Lo que representa cada uno de ellos como persona y como músicos, es algo incalculable”.
El ingeniero, añade, fue Michael Brauer, quien mezcló todos los discos de Coldplay y John Mayer, mientras que la masterización estuvo a cargo del mítico Joe Laporta. Los renombrados camarógrafos Kacho López y César Berríos produjeron el video de la canción.
Pero la presencia de Tito Allen en el disco merece un capítulo aparte en este relato, por así decirlo.
“Este es el primer arreglo que hago de un tema en mi vida”, cuenta el baterista. “La idea de traer a Tito Allen, quien tiene un trasfondo de bajista, y le gustan el funk, el rock y los grupos vocales, fue de Perdomo. Conectamos como músicos primero. Tenemos muchas amistades en común”.

Ante la propuesta, Allen le respondió a Cole que ya varios productores y arreglistas se le habían acercado con la misma idea de recrear la canción, pero a todos los había rechazado. “Pienso que ya eso se grabó y no hay nada más que decir con esa música. Le he dicho que no a todos. Así que hay un 70% de probabilidad de que no lo haga. Pero envíamelo para escucharlo”, le dijo el cantante a Cole. “Yo le envié el demo. Le gustó mucho y me dijo que quería hacerlo”.
“Nos hemos hecho amigos y he aprendido mucho de él”, destaca el baterista. “Tito Allen es muy profesional y perfeccionista”.
“Cuando empieza ‘El diablo’, en el disco de ‘Indestructible’, es tan diferente, me causaba una sensación distinta escucharlo”, recuerda Cole. “Es un chacha medio oscuro, medio funky. En esos días en que estaba haciendo la música para ‘Simple’, (el arreglo de ‘El diablo’) lo hice bien informal. Voy a casa y empiezo a jugar con el piano. Siempre me gustaban esos tempos medio lentos. Pero jamás pensé que iba a resultar en esto, con Tito Allen y video. Yo fui muy respetuoso de ese tema”.
De acuerdo con el músico, “Simple” no tiene fecha de estreno, pero espera que ello suceda este año. “Llevo años trabajándolo, es un proyecto grande y ambicioso, que requiere mucho dinero. Voy a sacar otro sencillo más y luego el disco, como para noviembre”.
La visita a Cuba –
Por el hecho de que no son comunes las presentaciones en Cuba de bandas de jazz de Puerto Rico y además por los lugares donde tocaron, la visita de Cole a la Gran Antilla puede calificarse como histórica. En esta ocasión lo acompañaron los grandes músicos que integran su banda Villa Locura: los guitarristas Gabriel Vicéns y Javi Pérez, el bajista Luis Rodríguez y los percusionistas Beto Torrens, Obanilú Allende y Bryan Huffman.

“Fue muy impresionante y profundo para mí y para todos nosotros”, manifiesta Cole. “Vi a los cubanos y a los puertorriqueños como esta pareja que están enamorados pero no acaban de casarse. El amor de nosotros es así de grande, pero por cuestiones creadas por nosotros mismos o por la política nos han separado. De Puerto Rico a Cuba son siete horas de viaje, es como ir a Europa. Pero el amor que hay del uno por el otro es ese. Cuando uno se encuentra nos queremos mucho”.
Tocaron en las dos tarimas más importantes de La Habana, el Festival de World Music, en su tarima principal, y luego en la Fábrica del Arte, “un lugar increíble, como un museo gigante, con pinturas, en la tarima principal también, con la gente bailando desde el primer momento”.
Cole atesora de manera especial, sin embargo, la oportunidad de presentarse en el tercer lugar donde lo hicieron.
“Fue en el Callejón de Hamel, el lugar más importante de la rumba y el folclor”, precisa el músico. “Nunca había habido una batería allí. Fue bien impresionante y emotivo. Yo había ido una primera vez con Cubadisco, pero no tenía la batería y fue una frustración no poder tocar, pues yo no toco la tumbadora. Siete años más tarde volví, pero esta vez con mi batería y mi banda. Tuvimos a Alain Pérez y a Jorge Enrique Salazar, del grupo Iroso Ovvá, de invitados. Muchas de las canciones que grabaron Yuba Iré y Batacumbele con Cachete Maldonado, las escribió Salazar, quien estuvo con nosotros en todas las presentaciones”.
“Sentí un alivio, una paz interna, cuando vi que desde la primera nota todo fue tan abierto, tan natural y receptivo. Eso no lo hace todo el mundo, (haber tocado en) Hamel tiene un valor bien importante para mí. De hecho, estamos haciendo un documental sobre la visita, que se llamará ‘If we are related”.
“Estamos más unidos de lo que pensamos”, abunda Cole. “Un bisabuelo mío fue un flautista cubano. Un tío abuelo enseñaba flauta en el Teatro Tacón”.
“Caminé además toda La Habana y visité Viñares, un lugar mágico de la naturaleza. También dimos una charla en el Instituto Superior de Arte de La Habana, sobre la música de Villa Locura”.
Chano Domínguez y otros grupos –
Cole está disfrutando a cabalidad la gira con el pianista gaditano Chano Domínguez, creador de un estilo propio de flamenco con jazz. Según le contó a la Fundación Nacional para la Cultura Popular, el pianista usualmente emplea a dos percusionistas, uno para la batería y otro para el cajón (regularmente Israel Suárez, “El Piraña”). Sin embargo, cuando conoció al mayagüezano y su estilo multifacético de tocar la batería, decidió que le bastaba con un solo, pues Cole es capaz de manejar ambas funciones –cajón flamenco y batería de jazz- a un mismo tiempo.

“He estado estudiando mucho el flamenco”, explica Cole. “Efraín Toro, uno de mis maestros, siempre me decía que lo hiciera. El flamenco se parece a nuestra música, la rumba, por lo que tiene de África y de Europa. El grupo de Chano es un espectáculo, con cantaor y bailaor. Es interesante crear esos híbridos. Terminamos la gira en el festival de Montreal el 28 de junio”.
Cole también tocará este mes con el trío que compone junto al pianista Fabián Almazán y la bajista Linda Oh, en Amsterdam y en París, y también tiene una fecha con el cuarteto de Miguel Zenón.
“Con Miguel ya son muchos años de trabajo. Vamos a grabar el año que viene, en febrero o marzo, y ya estamos tocando un poco de la música nueva. ‘Típico’, el álbum más reciente del grupo, ha gustado mucho”.
Amante del ejercicio (va dos veces diarias al gimnasio) y de las lecturas motivacionales, Cole dice disfrutar cada día más el viajar con su propio grupo.
“Creo que cada vez más, cuando viajo con mi proyecto, es una sensación tan bonita que no te lo puedo explicar. Me hace muy feliz. El compañerismo, la familia, la música, los bailes me dan mucha alegría”.
“Mi meta es grabar con la misma banda que fui a Cuba, el grupo de Puerto Rico con el que me siento súper cómodo y confiado”.