Sencillamente El más Grande

Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

En 1968 José Feliciano desfiló por las listas de popularidad con su versión de “Light My Fire”, de Jim Morrison & Doors.

Feliciano hizo un recorrido por su extensa carrera de éxitos. (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Ese año el nombre del boricua apareció en los “rankins” de éxitos con artistas británicos, norteamericanos y de otras nacionalidades como Los Beatles, Rolling Stones, Paul Mauriat, Simon & Garfunkel y Bee Gees, entre otros.

En 1968 Feliciano fue el único latino del Top 50 en ventas de discos. Y así comenzó la leyenda sociocultural del primer intérprete hispano pionero del “crossover”, brecha por la que posteriormente cruzarían otros cantantes como Julio Iglesias, Gloria Estefan, Ricky Martin y Marc Anthony.

Por eso y más había que llegar a Bellas Artes para documentar la celebración del 50 aniversario de su consagración internacional con “Light My Fire”, que marcó el despegue de una de las carreras artísticas más excitantes de la música latina de todos los tiempos por la versatilidad y heterogeneidad de los atributos de esta gigante de la música en general que domina, como pocos, tanto como guitarrista e intérprete, el pop, el rock, el jazz, el bolero, la ranchera, la salsa y la música clásica.

Era de esperar un “conciertazo” intenso de El más Grande. El mítico artista tocó guitarra acústica y eléctrica; recordó sus inicios en el pop rock; su época en el bolero; su era en Motown y su consolidación como baladista.

Eli cantante boricua contó con un excelente respaldo musical. (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Solo Feliciano puede encaminar a su público, como puente musical, a las memorias de Elvis Presley, pasando por Carlos Santana y llegando a Jimi Hendrix con pasmosa facilidad.

Asimismo, con los boleros “Tú me haces falta” y “La copa rota” evocó el legado de grandes compositores latinoamericanos como Armando Cabrera y el puertorriqueño Benito de Jesús.

Si bien el público madurito, de damas (muchas madres) y caballeros que desbordó la Sala Antonio Paoli del Centro de Bellas Artes de Puerto Rico apreció su virtuosismo como guitarrista, igualmente se deleitó con su romanticismo y humor.

“Paso la vida pensando”, “Porque te tengo que olvidar”, “Volveré alguna vez” y “Para decir adiós”, estas dos de su clásico “Escenas de amor” grabado en 1982 con Motown Records, liberaron suspiros y sollozos en no pocas damas.

La nostálgica balada “Para decir adiós”, de nuestro Roberto Figueroa y cuya primera versión grabó Danny Rivera a dúo con la fenecida Eydie Gormé, José la cantó con Jelena Krstic, su extraordinaria corista, cantante y directora vocal, que resultó pieza clave durante la función, especialmente en las canciones en que su voz se escuchó levemente quebrantada.

Además, “No me olvides”, de su reciente cosecha, fue otra balada arrolladora en la puesta en escena de anoche en Bellas Artes.

El impostergable himno “Qué será”, que interpretara originalmente en el Festival de San Remo en Italia, marcó uno de los momentos climáticos del concierto. (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Feliciano, que bien se podría dar el lujo de presentar un concierto solo a voz y guitarra, siempre se ha rodeado de los mejores músicos de la industria. De manera que es menester aplaudir el acompañamiento de los tecladistas Tyler McHugh y Roland Guggenbichler, el bajista Randall Tico, el baterista Donzell Davis y el percusionista Guillermo Barrón durante “Affirmation”, “Suspicious Mind”, “Rain” y otras interpretaciones orientadas al rock, el blues y el jazz.

Después de un reconocimiento del Dr. Rafael Enrique Irizarry en representación del Conservatorio de Música, José Feliciano regresó para despedirse con el éxito “Qué será” de Jimmy Fontana, obra inspirada en la nostalgia por las vivencias y querencias en los pueblos de nuestra infancia y juventud.

Cabe destacar la empatía de Feliciano con su público, evidente en sus chistes, ocurrencias, buen sentido del humor y sus opiniones sobre su respaldo a la legalización de la marihuana, entre otros asuntos.

Por la confianza e intimidad que desde el saque estableció, parecía que estaba en la sala de la casa de cada espectador, como el amigo entrañable que siempre se espera.

No menos importante fue la excelente producción de Rosalis Torres, coordinada por Isabel López Franqui, del espectáculo “Trascendental: 50 años de trayectoria y su legado” de José Feliciano.

La proyección del montaje de vídeos y fotos históricas proyectado al inicio de la función, y el posterior diseño de luces y un sonido perfecto, le hacen merecedoras, la noche del sábado, de la distinción de clase aparte.

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