De Vega Baja, orgullo y de Borinquen, un lujo

Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

Es una institución de la cultura puertorriqueña.

Donate con Don Leopoldo Santiago Lavandero, uno de sus grandes maestros. (Foto suministrada)

Por más de cinco décadas, Mario Donate Mena ha forjado caminos a través del arte del titiriterismo, disciplina a la que ha consagrado su vida aportando a que Puerto Rico sea una mejor Nación en cada niño y joven encaminado por él.

Recientemente, en el Teatro América de su natal Vega Baja, se le rindió un merecidísimo homenaje en ocasión de su quincuagésimo aniversario de una carrera matizada por compartir los valores culturales y patrios que nos definen como pueblo.

“En los 50 años de mi teatro de títeres debo comenzar por agradecer a mis maestros. Fui discípulo directo de Leopoldo Santiago Lavandero, a quien considero padre del teatro puertorriqueño. Mi otra profesora es Victoria Espinosa”, dijo Mario en entrevista con este periodista en el programa Trinchera Cultural que mixlr.com/jaimetorrestorres transmite los viernes de 7am a 9am.

En 1968, hace 50 años, se integró al mini teatro que recorría las escuelas del País. Y en los dos meses de verano don Leopoldo Santiago Lavandero preparaba a los estudiantes del nivel superior para incursionar en el arte histriónico. Esa experiencia marcó la vida de Mario Donate.

“La marcó y tuve la dicha de que la primera función que hicimos fue en la Escuela Luis Santaella de Aguas Buenas, de las que han cerrado por desgracia en Puerto Rico. Entonces, fue mi primera función, junto a mi compañero Wilfredo González, que en paz descanse, y apareció Leopoldo Santiago Lavandero para esa primera función. Imagínate cómo yo estaría de los nervios y las rodillas. Pero gracias a Dios se hizo la función y todo el mundo contento y feliz”.

Por los pasados 50 años su teatro de títeres se ha dedicado a resaltar el abolengo e idiosincrasia nacional. Desde 1968 al presente, Donate solo ha representado obras de autores boricuas. “Creo que tenemos que trabajar con nuestros autores para que se den a conocer”.

“El Josco” y “Los Perros” de Don Abelardo Díaz Alfaro (izquierda) fueron dos de los primeros trabajos de Mario (derecha) en la técnica de sombras chinescas. (Foto suministrada)

Su primer trabajo en la técnica de sombras chinescas, de la cual es precursor en Puerto Rico, fueron “El Josco” y “Los Perros” de don Abelardo Díaz Alfaro.

“Me decía: ‘¿qué yo voy a montar en sombras chinescas? Como la obra de Abelardo comienza con: ‘sombra imborrable que domina el valle del Toa…’ Y me dije que me estaba dando el pie y eso fue lo primero que monté”.

No anticipó la dicha ni el privilegio de recorrer toda la Nación precisamente acompañado por don Abelardo. Pero se dio y de manera insospechada. “Yo presentaba la función y él daba una charla. Era una persona que tenía un verbo comiquísimo y la gente lo quería muchísimo. Disfruté esas giras con Abelardo porque luego de las funciones al regresar por el camino me narraba anécdotas. Verdaderamente, Abelardo para mí fue y seguirá siendo mi mentor”.

Con las bendiciones de Díaz Alfaro y Santiago Lavandero, Mario Donate alzo vuelo por el confín del teatro nacional, acercándose luego a la obra de José Luis González, con “En el fondo del caño hay un negrito” y “La noche que volvimos a ser gente”.

“Ahí trabajaron Teófilo Torres, René Monclova y la crema de la televisión hoy día. La música en vivo fue de Atabal. Esto fue en 1991”.

De sus experiencias con Leopoldo Santiago Lavandero, faro que ha orientado sus pasos en el arte, lo recuerda como un maestro de la puntualidad y el profesionalismo.

“Era quien nos decía que había que estar a las 8am cuando teníamos los talleres. El escogía para sus talleres residenciales y lugares de pueblo. Él, en lugar de llegar a las 8am, llegaba a las 7am, una hora antes. Esa fue la enseñanza más grande que tuve de él. La responsabilidad y el respeto por el teatro y el valor para el teatro. Me enseñó que siempre hay que luchar por lo que queremos”, recordó Mario al evocar con nostalgia que don Leopoldo recorría los teatros de los ayuntamientos, hoy casi todos clausurados, vendidos o demolidos.

A finales de la década de 1960 Mario se integró al mini teatro que recorría las escuelas del País. (Foto suministrada)

50 años después, al remontarse al Vega Baja de su infancia, también recuerda con sentimiento a don Evaristo Otero Rosa, su primer maestro de teatro.

“Me enseñó tantas cosas. En ese grupo estaba Víctor Rivera González, que luego fue secretario de corrección y superintendente de la policía, y estaba Josefina Pantoja. Ese maestro nos ensayaba y montábamos obras en el Teatro América. Lo tengo en mi recuerdo porque el primer maestro nunca se olvida”, comenta Mario, que era asiduo a los circos y cuando regresaba a su casa liberaba la imaginación con puestas en escena en que sus gatos eran los leones y sus perros los elefantes.

De la diversidad de expresiones culturales, el maestro Donate considera, en su caso particular, que el titiriterismo ha recibido la exposición y estima que merece de las instituciones culturales y gubernamentales del Estado Libre Asociado.

“Bueno, en mi caso, puedo citar a una institución que ha creído en mi trabajo y me ha dado la mano. Es el Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP). No importa el gobierno que llegue, el Instituto ha dicho presente. Organizo la Bienal Internacional de Títeres, que es la más antigua de América y el Caribe, próxima a cumplir 26 años, y en esos 26 años el ICP es la entidad que ha estado presente. Eso se debe decir públicamente. Entiendo que el Departamento de Educación le ha dado trabajo a los titiriteros, pero entiendo que la tecnología ha venido a sustituir muchas cosas que son insustituibles, como el teatro en vivo”.

Mario en plena actuación junto a la inolvidable Velda González. (Foto suministrada)

Respecto al relevo generacional con la juventud que, cinco décadas después, sigue sus huellas, don Mario Donate celebra con alegría los frutos de sus semillas.

“He aportado mi granito de arena. Mi familia, mi hijo mayor, dirige la compañía de teatro, del municipio de Caguas. Mi otra hija tiene en Estados Unidos la compañía Happy Kids Chicago, que ha seguido con los títeres y los vestuarios. La juventud, en general, me parece hay esperanza porque en el relevo generacional he visto muchos jóvenes como Daniel Ocasio. Se usa mucho el teatro de títeres en las iglesias. Es un medio único para enseñar la biblia. Que un títere le diga algo a un niño es más folclórico y se le quedará grabado. Lavandero nos decía siempre que el teatro de títeres es un recurso educativo”.

De otro lado, cuando el arte del titiriterismo no se usa para educar un pueblo, sino para el acoso, la discordia, los antagonismos y la burla, como por años hizo un conocido personaje de televisión, es peligroso.

“La persona todavía la considero mi amigo. Es más ventrílocuo que otra cosa. Él siguió esa línea. Mucho antes de que se llamara a esa y otras personas para hacer ese trabajo, se me llamó a mí. Cuando me explicaron lo que era, inmediatamente no acepté porque sabía que iba a traer discordia y enemistad entre mis amigos”, comentó Mario al recordar con simpatía la aportación de Filipo Tirado a las producciones de Elín Ortiz.

Mientras, en la presente era de la “risa fácil”, del espectáculo banal y la comedia superficial, con exagerado énfasis en el ‘vodevil’, Mario Donate aspira, al menos, a un balance y a mucha más estética.

“Hay un montón de espectáculos que se llenan que verdaderamente yo no pagaría por verlos. Pero se llenan porque la gente quiere tener la risa fácil y para salir de situaciones asisten a eso. Los libretos de los programas de televisión también son una desgracia para el País, pero mucha gente los sigue viendo o prefieren ver los canales fuera de Puerto Rico. Da pena decirlo, pero no es edificante lo que se presenta en la televisión y los medios”.

50 años no se podrían sintetizar en estas líneas. Una trayectoria de cinco décadas no es posible recrearla cabalmente en este reportaje. Pero, amig@ lector, usted puede integrarse a la historia de Mario Donate respaldando las puestas en escena de su teatro de títeres.

“Estoy haciendo unos contactos y posiblemente celebre los 50 en el Teatro de la Universidad, que es mi Alma Máter. Estoy recibiendo muchas invitaciones para ir a festivales en Cuba, Colombia, Venezuela y República Dominicana. Me da pena decirlo, pero muchas veces recibo más invitaciones del exterior”.

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