Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
La música siempre llorará la partida de Pijuan, cuyos restos mortales recibieron cristiana sepultura esta tarde en el Cementerio Borinquen Memorial Park de Carolina.

Horas antes se ofició una misa por el eterno descanso de su alma en la Funeraria Buxeda en Hato Rey, destino obligado ayer y hoy de decenas de músicos y artistas puertorriqueños.
A media luz, un ataúd de caoba arropado por la Monoestrellada, al lado de un dibujo de su rostro, algunas flores y un afiche con las carátulas de sus discos, ambientaban la capilla.
Este periodista llegó a rendirle tributo póstumo, cuando repentinamente la clase artística desbordó la funeraria. Su cuerpo no estuvo expuesto. Era mejor recordarlo con su sonrisa, su ceño fruncido y su verbo profuso en ritmo, melodía y clave porque Pijuan personificó la música.
El cantante Edward Delgado, su compañero inseparable, recordó a su amigo y mentor, evocando su compenetración musical.

“Este es uno de los días más tristes de mi existencia […] Celebro su vida, pero no puedo evitar expresar la congoja de perder a un padre y un hermano. Desde 1987 y 1988 estoy trabajando con Pijuan. Él decía que yo era su mejor amigo, junto a Rafy Carrión, que en paz descanse. Nosotros de mirarnos ya casi sabíamos para dónde iba la canción. A veces me cambiaba el tono y me decía: ‘Eduard me capturaste rápido’. Era un química difícil de explicar”, narró Eduard, en el vestíbulo de Buxeda mientras el saxofonista Miguel Rodríguez le dedicaba “Cuando un amigo se va”.
Harry Fraticelli, otro integrante de los Baby Boomers, lamentó el deceso de Pijuan, su amigo desde 1973, cuando lo conoció en el Hotel Caribe Hilton.
“Ahí se me acercó. Yo estaba en el Pool Terrace trabajando. Yo terminaba a las 10 p.m. y él a la 1 a.m. con el Sexteto. Se me acercó para decirme que tenía un sello disquero pequeño y grabamos el bolero ‘Temeridad’, que pegamos con él. Lo acompañé en la Súper Trulla y seguimos grabando, hasta que surgió esto de los Baby Boomers”.
A pocos pasos del féretro, como si no lo pudiera creer, el coleccionista, conocedor e historiador musical Juan Alabarces elevó una oración silenciosa por su tránsito a la otra orilla.
“Perdimos un gran baluarte, paladín y guerrero de la música puertorriqueña. Lo vamos a echar de menos los que lo quisimos a este gran ser humano, músico, compositor, cantante, arreglista y gran persona que le dio lo mejor a la música puertorriqueña”.
El maestro Bobby Valentín también llegó a Buxeda para despedirse de su amigo y compañero, a quien conoció al trasladarse de Nueva York a Puerto Rico en las postrimerías de la década de 1960.

“Lo conocí cuando llegué de Nueva York y para mí siempre fue el mismo. Una persona bien dedicada por lo que sentía pasión: la música. Él me hizo la producción del vídeo ‘Cantaré con una orquesta’, uno de los primeros que se hicieron en la salsa. Escribió el libreto, filmó, editó y me entregó el vídeo. Su trabajo con los Baby Boomers es una confirmación de su pasión por la música”.
Por su parte, el pianista Juan Luis Angleró fue un estrecho colaborador de Pijuan en el concepto de los Baby Boomers. Se refería a él como “maestrísimo”.
“A Pijuan lo conozco hace 23 años. Lo conocí en el Conquistador. Él se encargaba de la música en el lobby. Fuimos bien cercanos cuando entré a los Baby Boomers. Llevaba seis años con él. Hace poco me preguntó porqué yo le decía maestrísimo. Y le dije que maestrísimo está por encima de maestro porque sus conocimientos eran vastos”.
Además, el trompetista Luis González, conocido como el Tsunami de la Salsa, destacó que la muerte de Pijuan entraña una gran pérdida para la música latina en general.
“Fue un ser humano espectacular; gran pianista, patriótico, un gran amigo. Lo voy a extrañar muchísimo. Le estamos dando el honor que merece”.
A la funeraria también asistió el guitarrista y cantante Jorge Juliá, una de las leyendas de la música de tríos. Juliá recordó que coincidió con Pijuan desde octavo grado en el Colegio San Antonio en Río Piedras.

“Después de eso nos vimos innumerables veces. En uno de sus primeros elepés estamos las voces de Andy Montañez, Rafita Maldonado y yo haciéndole coro en una canción italiana grabada por él”.
Al lado de Juliá estaba el trovador Joaquín Mouliert, quien lo identificó como “otro de sus hermanos en la defensa de la música puertorriqueña”.
“Murió alegre porque llegó la muerte de momento. Cuando me enteré, pensé en el amor cristiano. Cuando un compañero como Pijuan se va al jardín de la otra orilla, nos quedamos tristes pero contentos porque los que se van y dejan huellas tan hermosas como las que dejó, seguro querrán ser pisadas por muchos”.
A representación de Los Hispanos, Tato Díaz agradeció su labor inagotable por el bienestar de la clase artística. “Fue un guerrero, un gran artista y una persona que promovía todos los artistas. Nunca se rindió. Fue un batallador. Por eso estamos aquí, reconociendo a alguien que fue muy especial en el negocio de la música. Estoy aquí en representación de Wisón, de los que se han ido, Charlie Vázquez y Carmelo, y de los actuales integrantes Carlos Camacho y Rafi Torres. Pijuán fue un gran compañero”.
Muy atento con las personas que desfilaron frente al féretro de su padre, Pijuancito agradeció a nombre de sus hermanas Nancy y Kristina las muestra de afecto del pueblo y la clase artística.

“Sé que Pijuan están feliz porque ve la demostración de cariño, afecto y apreciación que tiene el pueblo de Puerto Rico con él. Pijuan, mi papá, es una persona que fue vertical y con una integridad admirable. A él lo más que le importaba era crear arte y cultura y tener un impacto y un legado en la historia de Puerto Rico y traer dicha y alegría a la gente. Lo que vemos hoy es el efecto de las semillas que sembró por más de 50 años”.
El legado de Pijuan Piñero no desaparecerá con su deceso. Sus hijos se responsabilizarán de impartirle continuidad a su obra. “La contribución de papi es grandísima. Incluye música, composición, televisión y hay más de 400 entrevistas que resumen la contribución de grandes artistas puertorriqueños. Tengo la responsabilidad de rescatar ese material y crear los archivos apropiados para que esto sea un legado que viva por los próximos 100 años o más para que otros puertorriqueños puedan conocer lo que nuestros artistas han creado”.
¡Descansa en paz, Pijuan!