Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
La recordaré como una intrépida mujer, de un alma libre y una exquisita sensibilidad hacia las artes y la naturaleza.

La pintura, el paisajismo, el cultivo de orquídeas, el mar, la poesía y la música palpitaron en el ser de la ex contralora de Puerto Rico, Ileana Colón Carlo, quien tras una exitosa trayectoria profesional, como contable, abogada, empresaria, consultora y profesora universitaria, emprendió un nuevo camino en su vida: el de cuatrista.
Y, como todo lo que suele hacer, asumió la empresa con disciplina y determinación, tanto así que editó su primer disco compacto, titulado “Idilio”, dirigido y arreglado por el virtuoso guitarrista José Antonio López.
“Mi inquietud es desde niña. Siempre me gustó la música y quería aprender a tocar un instrumento musical. Tuve pianos y órganos de juguete y en la escuela pública de Bahía tomé una clase de flauta. Como en mi hogar no había dinero para cosas no necesarias nunca pude tomar clases formales para aprender a tocar algún instrumento musical. Ya que no pude aprender a tocar un instrumento, en mi niñez y adolescencia aprendí a bailar y no me perdía una fiesta de marquesina o de mis amistades”, narró a la Fundación Nacional para la Cultura Popular la primera contralora del País.
Sus estudios universitarios y su posterior trabajo en la prestigiosa firma Arthur Andersen & Co, de la que eventualmente sería socia y dueña, no propició que pudiera reservar tiempo para aprender a tocar un instrumento.
Liberada de varias responsabilidades profesionales, fue en 2011 que Ileana, primera presidenta del Colegio de Contadores Públicos Autorizados, finalmente reservó tiempo para estudiar la técnica del cuatro.

Su esposo Pepe González, en 2003, le había regalado un ejemplar hecho a mano por un artesano del patio. Un viernes, mientras escuchaba el segmento “Oasis Musical” del programa que Benny Frankie Cerezo (QEPD) animaba por Radio Isla, gestionó que el fenecido abogado y analista político la contactara con José Antonio López para que éste le sugiriera un buen maestro de cuatro.
“Mi interés además de musical era de salud. Entendía que el aprender a tocar cuatro, me retrasaría la artritis de las manos y el tener que memorizar las selecciones musicales, trabajaría en contra del Alzhéimer […]. Llamé al maestro López y pregunté si él sabía de algunos instructores de cuatro. Me respondió que él podía enseñarme”.
Todos los viernes, a las 11 a.m., participaba de una hora de clases en Mayagüez, utilizando un método parecido al Susuki, que complementaba con una hora de práctica. Su mentor le sugirió que grabara un disco, como parte de su legado a la vida y las futuras generaciones. Así surgió “Idilio”, producción que confirma que, con perseverancia y estudio, no hay metas imposibles de alcanzar.
“Al principio, el proceso fue un poco frustrante, es difícil la coordinación. Hay que desarrollar la técnica de los dedos de las manos derecha e izquierda. Poder leer la música y a su vez coordinar con las manos. También hay que mantener el compás, conocer la canción y memorizar la música. Pienso que el maestro fue muy paciente conmigo, porque yo no sabía nada de qué hacer con un instrumento de cuerdas”.
En el aspecto personal, contemplarse con el instrumento nacional en sus manos la colmó de una satisfacción espiritual incomparable.
Al sentirse en condiciones para grabar su primer disco, Ileana y José Antonio seleccionaron un puñado de las melodías que aprendió durante sus clases.
“La producción comenzó con un demo, que es el popurrí de ‘Amor, amor, amor’. La última en llegar fue ‘Idilio’, ¡pero qué pegajosa es! ‘Idilio’ es un coloquio amoroso; relaciones amorosas entre enamorados y yo estoy enamorada de mi esposo, del cuatro, de la música y de la vida. ¡Me apasionan todos!”
En su faceta artístico-musical, Ileana Colón Carlo no olvidó la herencia de la danza puertorriqueña, representada en sus versiones de “Verde luz” de El Topo, en una versión enmarcada en el bolero y la rumba, y “Mis amores” de Simón Madera.
“A Pepe y a mí nos encanta bailar danza, ese paseo… Qué lindo. Quién diría que yo podía interpretar la danza ‘Mis amores’, una composición de Simón Madera, un genio de la música puertorriqueña. La danza, para mí es representativa de las costumbres puertorriqueñas. Me encanta. ‘Verde luz’ es el segundo himno nacional […]. El maestro López hizo un arreglo muy particular”. La secuencia incluye guarachas, boleros y bossa novas, como ‘Idilio’, ‘Cuando vuelva a tu lado’, ‘Siempre en mi corazón’, ‘Meditación’, ‘Tres palabras’, ‘Tú me acostumbraste’ y ‘Olvídame’, de Miguel Ángel Amadeo, María Grever, Ernesto Lecuona, Osvaldo Farrés, Frank Domínguez y Roberto Cole.
Sorprende, sin embargo, que no grabara alguito del cancionero de Rafael Hernández y Pedro Flores, los compositores emblemáticos de la música popular puertorriqueña de mediados del siglo XX.

“Los dejamos para un próxima oportunidad. Montamos a ‘Cachita’ de Rafael Hernández y ‘Obsesión’ de Pedro Flores, pero no las incluimos. En mi opinión, el maestro quiso captar mi personalidad en cada una de las canciones”.
El disco “Idilio” culmina con la versión vocal de “Tres palabras”, lo que sugiere que en una segunda entrega Ileana Colón Carlo podría proyectarse más como cantante. De hecho, cantaba en el coro de la parroquia que visitaba en La Parguera, Lajas.
“Jamás pensé en cantar, aunque confieso que me gusta. Además, Pepe dice que canto muy bien, a él le gusta. ‘Tres palabras’ para mí fue una revelación del talento oculto que desconocía. Fue a insistencias del maestro que canté. Los seres humanos podemos lograr lo que soñamos… Si trabajamos con paciencia y perseverancia hacía ello. Mi lema favorito es No hacer cosas extraordinarias, es hacer las cosas extraordinariamente bien”.
El disco “Idilio” de Ileana Colón Carlo, que define como un fruto del amor a sus semejantes y un compartir de lo que aprendió para motivar a sus congéneres a que no pospongan la realización de sus sueños, se consigue en Triple S, auspiciador principal, y en la Fundación Nacional para la Cultura Popular en la Calle Fortaleza, en el Viejo San Juan.
Su lucha contra el cáncer
Esta enfermedad acrecentó su pasión por vivir. La enfrentó con valentía, armada de optimismo y con la seguridad de que, al final, vencería a la enfermedad que le arrebató a su querida hermana Lydia.
Pero ayer Ileana, de 68 años, se liberó de la mortal condición y su Alma palpita de vida y vuela alto.
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La ex contralor de Puerto Rico libró su batalla sin amilanarse. Se le detectó cuando ejercía como contralor y, aunque lo neutralizó en tres ocasiones, albergó la esperanza y fe en Dios en que, de ser recurrente, su espíritu guerrero la combatiría con coraje y arrojo.
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“Le llevo tres ganadas al cáncer. No sé cuántas batallas más falten. Pero, todas y cada una de las veces que sea necesario, haré mi mejor esfuerzo para superar a esta enfermedad, con la ayuda de Dios”, señaló tal y como lo afirma en su autobiografía “Cosas de la Vida”, la cual tradujo al inglés.
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El encuentro con la mujer, entonces de 54 años y sometida a una masectomía radical con cirugía reconstructiva con tejido abdominal, se produjo en el reconfortante gasebo de orquídeas exóticas de su residencia en Gardens Hills.

Onix, una perra alemana de raza pura, nos recibió en la puerta, previo al recorrido por el jardín interior de la acogedora casa de su dueña, engalanada por doquier con las especies más pintorescas de orquídeas de florescencia violeta, rosa, anaranjada y amarilla que revelan el buen gusto del Creador.
“Pepe (su esposo) me prometió que al casarnos iba a llenar el patio de orquídeas y cumplió”, dijo la propietaria de Orchids Forever y quien, retirada ya del servicio público, habilitó 19 cuerdas en Dorado para trasladar y operar la industria, que desarrolló junto a José ‘Pepe’ González, tras el cierre de la cadena de tiendas por departamento González Padín que éste administraba junto a sus hermanos.
De su hogar, partimos rumbo a Lajas para acompañarla a un paseo por las cristalinas aguas de los cayos de La Parguera.
Bajo un aguacero torrencial, rápidamente descubrimos a una conductora audaz y muy diestra. Mas, durante la entrevista, conocimos a una dama emprendedora, creativa y de un gran sentido del humor, que dista de la intimidante mujer de ceño fruncido y semblante de pocos amigos, imagen que muchas veces proyectó ante las cámaras durante su incumbencia en la Oficina del Contralor.
Su éxito en la vida, incluso las batallas libradas contra el cáncer, lo atribuye a la confianza en sí misma y a la originalidad.
“El negocio de los arreglos florales es manejado por muchos con flores muertas, nosotros los hacemos con orquídeas vivas”, comentó la dama cuyo lema era “hacer lo ordinario de manera extraordinaria”, principio que descubrió al leer el libro “Siete hábitos de las personas eficaces” de Steven Colby, en el que aprendió que los seres humanos que triunfan en la vida son los que trascienden los paradigmas establecidos.
Así lo revela en su autobiografía. En el texto, ya agotado, literalmente desnuda su vida. Abordó el divorcio de sus progenitores Lydia Carlo y Cristóbal Colón; su crianza en Cataño, las travesuras que le hizo a Sister Celina en el Colegio San Vicente Ferrer, sus años de rebeldía, de la vez que fue víctima de hostigamiento sexual, del fracaso de su primer matrimonio, de su lucha contra el cáncer y otras intimidades.
La recordaré siempre como una heroica mujer con estatura de jefa de estado. Enemiga de los políticos corruptos y aliada de los pobres y las causas justas.
De seguro, ya toca su cuatrito en el jardín de orquídeas de la mansión celeste desde donde iluminará a Puerto Rico con su paradigma de bien y decencia.
Hoy derramo unas lágrimas por una mujer excepcional.
Descanse en paz, Ileana Colón Carlo.