Memoria sinfónica de la Epifanía

Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

El maestro Roselín Pabón recuerda con nostalgia las madrugadas en que apenas podía conciliar el sueño esperando la llegada de los Magos de Oriente.

Época de ensoñación en que despertaba al encanto de la música en su natal Mayagüez. Fue la Sultana del Oeste el escenario de su encuentro con la música y la tradición de la Epifanía, que desde 1996 el director emérito de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico (OSPR) celebra con su Tradicional Concierto de Reyes, que hoy viernes 5 presentará desde las 7 p.m. en la Sala Sinfónica Pablo Casals del Centro de Bellas Artes de Santurce.

“La epifanía de mi niñez es fabulosa. La fiesta de Reyes es la que más me toca. Es lo más significativo y que más recuerdos me trae de la niñez. Me crié en la época en que a nosotros no nos regalaba Santa Claus, sino los Reyes Magos. Buscaba la yerba la Víspera de Reyes y les dejaba agua. Los regalos los dejaban debajo de la cama y no estaban envueltos. Mi papa era muy bondadoso”, recordó.

Esa y otras memorias lo acompañan cada vez que sube al podio la Víspera de Reyes y toma la batuta para dirigir a la OSPR en un concierto que ensaya hasta la saciedad.

Recuerdos de sus padres Roselín y Antonia que, en gestos de singular generosidad y amor cristiano, hacían felices a los niños de la Playa de Mayagüez.

“Vivían en un área muy pobre y le dejaban regalos a los niños del barrio, en los balcones de sus casas y con el nombre de cada niño. Hace unos años me hicieron un homenaje en la Playa de Mayagüez y una persona se me acercó para decirme que el único regalo de Reyes que recibía era el que mis padres le dejaban en el balcón”.

Eran otros tiempos.

La pureza e inocencia permeaban el ambiente de las familias y vecindarios. La camaradería y el respeto eran la orden en las relaciones interpersonales. Y la celebración de la Epifanía, manifestación de Dios a los Magos de Oriente, acentuaba esos valores durante esos días.

“La ilusión de los Reyes, la imaginación… Me fascinaba la idea de que llegaban esos Reyes en la noche y te dejaban juguetes. Fui creo que el único que creía en esa tradición hasta llegar a viejo. En la víspera, la plaza del pueblo se llenaba de quioscos de gente que vendía juguetes, dulces, piraguas… Era una gran fiesta. Para mí era una cosa que me llenaba los ojos y la cabeza de ilusión”.

Sus padres no fueron músicos. La herencia musical Roselín la recibió de su abuelo materno, que tocaba guitarra y acordeón, instrumento –además del piano- que el maestro de la OSPR domina y disfruta. En su casa se escuchaba desde Felipe “La Voz” Rodríguez hasta Mozart.

“Mami me contaba que mi abuelo materno tocaba la guitarra y el acordeón. Aunque mis papás no eran músicos, en casa se escuchaba música todos los días. Mi madre pertenecía a los clubes que compraban los discos de los ballets y las sinfonías. Lo mismo se escuchaba a Felipe Rodríguez que a Mozart o Beethoven”.

En 1958 inició su relación formal con la música al ser matriculado en la Escuela Libre de Música de Mayagüez, por lo que este 2018 celebrará su sexagésimo aniversario. La música en honor de los Santos Reyes ha sido recurrente en su carrera.

De ahí la inmensa satisfacción que siente al dirigir estos conciertos. “Siempre quise hacer algo en la Sinfónica. Para esa fecha estábamos libres porque siempre se tocaban muchos conciertos en la Isla y los músicos acumulaban bastantes días de descanso y esos días se los daban a los músicos entre Navidad y Reyes”.

Así, se le ocurrió producir la ópera de Gian Carlo Menotti, “Amahl & The Night Visitors”, que durante varios años presentó en la Víspera de Reyes.

“Es una ópera que Menotti compuso para televisión para celebrar la Epifanía. La historia de la travesía de los Reyes Magos que, en su camino hacia Belén, paran a descansar en una casa bien pobre en la que hay un niño que no puede caminar y ocurre un milagro. Me fascinaba mucho hacer esa ópera porque me encanta la Fiesta de Reyes. Hicimos una traducción al español con la profesora María Esther Robles. Luego lo hice con la Sinfónica en la Víspera de Reyes, con dos funciones en la Sala de Drama René Marqués del Centro de Bellas Artes”, narró.

Entre 1994 y 1995 tuvo que interrumpir la representación de la ópera por consideraciones presupuestarias. Y se le ocurrió presentar un concierto con talento juvenil con la idea de que los niños puertorriqueños pudieran exponer sus talentos en la celebración de la Natividad del Señor.

“Pensé en los niños que no solo tocan a Mozart, sino en los que tocan el cuatro, el güiro…Al principio era un par de niños. Recuerdo que en el primer concierto tuve al barítono Pablo Elvira, que ya había cantando en el Metropolitan Opera House”.

Este viernes 5 de enero tendrá de invitados a talentos juveniles como Javier Delgado, Natalia Traverso, Paula Lastra, Samir Vega, Génesis Aguilar, Ricardo Vega, Edlan Ávila, Juan Correa y la Rondalla de Humacao, entre otros artistas.

“La primera parte el repertorio es clásico. Bizet, Haydn, Vivaldi y la segunda parte es reservada para la trova y este año la canción popular. Interpretaremos “Amanecer borincano” de Alberto Carrión, “Génesis” de Guillermo Venegas Lloveras, “Verde luz” de Antonio Cabán Vale y tengo popurrís con trovadores que cantarán un seis fajardeño. Tampoco puedo dejar de hacer el “Villancico yaucano” porque para mí es el villancico puertorriqueño por excelencia. También interpretaremos la danza “Alondras en el bosque”, detalló el director emérito de la OSPR.

Aún quedan boletos disponibles para el Concierto Tradicional de Reyes de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico. En la Sala de Festivales siempre ha sido un lleno total, tanto que decenas de personas no logran acceso al teatro.
Hoy viernes, en la Sala Sinfónica, la capacidad será mucho más limitada. “En este concierto mezclo el repertorio clásico, local, popular y folclórico. Siempre cierro con el aguinaldo “Los Magos de Oriente” (De tierra lejanas). Para mí es fascinante la idea de que tres seres siguieron una estrella. En este momento en que salimos de esa tragedia atmosférica que vivimos por partida doble, el que podamos ver esas estrellas nuestras que comienzan a brillar en el firmamento artístico en una edad muy joven es verdaderamente hermoso”, concluyó el maestro Roselín Pabón.

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