Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

Loíza – A veces la alegría se puede tocar, abrazar, besar y oler.
Es posible cuando el amor se multiplica y comparte en gestos de desprendimiento que sin gran esfuerzo solo entrañan la donación de talentos, tiempo y tesoro.
No es dar, es darse, como versa la máxima cristiana.
La solidaridad con las causas nobles despierta simpatías y empatías.
La gente se siente bien; su autoestima se fortalece y la cotidianidad, con la secuela de infortunios e incomodidades que acarrean catástrofes climatológicas, como el huracán María, se sobrelleva con arrojo y gallardía.
Ese fue el sentimiento general que imperó durante la celebración del Día de Reyes en Loíza, Ciudad de la Tradición.
El Parque Histórico Cueva María de la Cruz, empresa municipal que abrió sus puertas al turismo local e internacional con visitas con guías al complejo de cavernas y talleres de confección de turbantes y toques de bomba, fue el escenario donde se recreó un enorme circo que recibió a centenares de niñas y niños que, acompañados por sus padres, tíos y abuelos, gozaron de lo lindo con un programa variado, concebido como un compromiso sincero por su bienestar.

Casas de brinco, inflables, payasos, estaciones de golosinas y refrescos, almuerzo, perros calientes, juguetes, sorteos de regalos y un programa artístico matizado por valores y mensajes asertivos orientados a fomentar el amor propio del pueblo loiceño fue el saldo de esta actividad que, lamentablemente, pasó inadvertida por los medios del País.
Desde Piñones hasta Parcelas Vieques, de puente a puente, Loíza se confundió en un abrazo fraternal. La paz germina en la Ciudad de la Tradición, que supera antagonismos generacionales en comunidades como Las Cuevas y Villa Cañona para sembrar semillas de reconciliación y asumir unidos la reconstrucción del pueblo.
“Vamos a hacer todas las actividades que sean necesarias para unir a nuestras comunidades. Eso de que en Loíza hay comunidades divididas pasó a la historia. Loíza es uno solo. Dios los cuide”, dijo la alcaldesa Julia M. Nazario Fuentes al dirigirse a la concurrencia y al agradecer la cooperación de la Fundación Ricky Martin y del reguetonero Tito El Bambino por la donación de juguetes, entre otras personalidades y entidades.

La actividad, que la folclorista Zora Moreno y el señor Virtuoso Rivera ayudaron a organizar, comenzó con la presentación del Grupo de Teatro Experimental. Mientras Zora narraba un cuento los Reyes en sancos, representados por Alexis Ortiz (Gaspar), Lino Rivera (Melchor) y Rocío del Mar Bernard Moreno (Baltazar) caminaron desde la Cueva María de la Cruz para interactuar con parte de los niños frente al escenario.
Minutos después, en una carpa localizada justo al frente de la cueva que alberga unas enormes colmenas de abejas, Tere Marichal narró cuentos interactivos sobre los Reyes Magos en tiempos del ciclón San Felipe y la historia de Juan Gandules, el de “los ojos azules, la camisa al revés y que no tenía zapatos”.
Intercalando láminas de dibujos en un mueble de madera que simuló la pantalla de un televisor, Tere promovió la autogestión a la vez que también educó sobre la urgencia del reúso y reciclaje de materiales en la confección de títeres y muñecos.
“La tradición reina en Puerto Rico y ningún viento podrá arrasar con nuestra cultura”, afirmó la artista, reconocida por el personaje “María Chuzema”.
Mientras, a pocos pasos, la joven madre Pilar Segón observaba junto a su hijo Jaen el despliegue de talentos de Agua, Sol y Sereno, de Emergency Circus, con sus trapecistas y payasos, y el grupo Chiclets.
“Esta actividad es muy necesaria para nuestros niños. A pesar de que hemos pasado por momentos difíciles después de los huracanes tenemos la esperanza de que Puerto Rico se va a levantar”, señaló Pilar.

El pintor loiceño, de fama internacional, Samuel Lind recorrió feliz los alrededores del Parque Histórico. Su expresión de complacencia espiritual se percibía con facilidad al ser testigo del gozo de los niños.
“Esto está buenísimo. Es una actividad que no se hacía mucho y están todos los niños de Loíza. Esto es pal’ pueblo en el Día de Reyes. Hay que encomiar eso. Tiene mucho respaldo, hace falta. Loíza es la juventud y sus muchachos y niñas. Es la población más alta. Por eso hay mucha esperanza porque con ellos se trabaja la cultura”, comentó Samuel, cuyas obras estarán expuestas nuevamente en la reapertura de la muestra “La Cultura Loiceña en Tiempos de las Fiestas de Santiago Apóstol”, que describe como “un paseo por la cultura de Loíza y el tiempo”.
“Estamos combatiendo el estigma de que a Loíza no se puede ir. Es todo lo contrario. Tenemos mucho que ofrecer a Puerto Rico y al mundo”.
En la tarima el grupo juvenil e infantil Belelé impartía melaza y colorido a la fiesta con su espectáculo musical de bomba, plena y las coreografías de sus bailadores que pedían piquetes a los tocadores de los barriles primo y buleador.
Al final, abrieron paso a un soberao imaginao en la tarima del Parque Histórico en el que chicas y uno u otro caballero bailaron bomba. Ayer la alcaldesa Julia Nazario anunció que Belelé participará en el próximo Desfile Puertorriqueño en Nueva York, invitado por la Fundación Ricky Martin.
A pocos metros, sentados tranquilos en el regazo de la Cueva, la familia Osorio Quiñones escuchaba y se deleitaba con la actividad, acariciada por las frescas brisas de enero.

“Es una actividad bien organizada y lo más que me llama la atención es el ambiente de seguridad, muy familiar”, resaltó Rogelia Osorio mientras su madre Rogelia Quiñones elogió la iniciativa de la administración municipal.
“Los niños aprenden a compartir y a socializar. Eso es muy necesario”.
Al atardecer se sortearon varios regalos y certificados para compra de combustible y alimentos, en tanto el actor Jorge Luis Ramos y el productor Vicente Castro se preparaban para proyectar en una pantalla la película “Promesa de Reyes”, rodada en Loíza durante 2003.
Más de un centenar de personas permanecieron hasta el final para conocer la historia inspirada en las luchas de Adolfina Villanueva, mujer que derramó su sangre en defensa del lar loiceño durante una operación de desahucio efectuada en 1980 en el sector Tocones.
Los niños se marcharon con sus juguetes y la vivencia imborrable de un Día de Reyes inolvidable por el amor que recibieron a manos llenas y la confirmación de que el futuro sonríe en la Ciudad de la Tradición.