Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Cinco atardeceres navideños.
Cinco regalos de la Fundación Nacional para la Cultura Popular para el pueblo de Puerto Rico.

Cuatro amenizados por Danny Rivera y uno por Chucho Avellanet, intérpretes emblemáticos de la música popular puertorriqueña que, en gestos de singular desprendimiento en una industria donde el capital dicta las pautas y casi todo tiene un precio, llegan a la sede de la Fundación Nacional para la Cultura Popular en el Viejo San Juan a confundirse en un abrazo musical con los parroquianos de la ciudad adoquinada.
Anoche se presentó Danny. Su concierto desde los balcones de la institución cultural sin fines de lucro posiblemente ha sido el más concurrido.
El Atardecer Navideño de la Fundación ya tiene su público y el 27de diciembre coincidió con el arribo de varios cruceros a la bahía de San Juan.
Boricuas y turistas disfrutaron de un anochecer de ensueño sanjuanero en el que nuestra música y folclor, en la voz del cantor nacional, fue una carta de presentación a los visitantes del exterior.

Fue un ambiente festivo y de sobrada algarabía, que disfrutaron grandes y chicos. En la Calle Fortaleza, esquina del Cristo, hubo espectadores que enarbolaron miniaturas de la Monoestrellada Patria; otros tocaban maracas y palitos; muchos capturaban para la posteridad la experiencia con sus móviles mientras los funcionarios que caminaban desde el Palacio de Santa Catalina aligeraban el paso ante la contundente y elocuente expresión del orgullo por la puertorriqueñidad a pesar de la quiebra gubernamental y los estragos de María.
Danny, acompañado por el cuatrista Carlos “Pachito” Vega, el pianista Ricky Martínez, los percusionistas Oscar “Lolo” Figueroa y Héctor Bonilla, el bajista Wiso Vélez y Judymar Colón en el güiro, reconoció que el espectáculo de este año coincidió con uno de los mayores episodios de incertidumbre política de la historia reciente de Puerto Rico.
Al lanzar simbólicamente la pava que exhibió al inicio, Danny dijo, parafraseando sus palabras, que ya es hora de recoger del suelo la dignidad de la Nación.
Y así, entre una canción y otra canción, de un repertorio breve pero sustancioso que incluyó “Mañanita campera”, “El cardenalito”, “Jardinero de cariños”, “El coquí”, un popurrí de plenas, “Villancico yaucano” y otras, el veterano intérprete articuló varios mensajes esperanzadores y de aliento para Puerto Rico.

“[…] Que este año y todos los años venideros les llenen de felicidad del hogar y que nada por más difícil que haya les tumbe la voluntad de crecer, reverdecer y ser nuevos cada día. Bienvenidos. ¡Feliz Navidad!”, dijo Danny.
Al resaltar que el director de la Fundación, el periodista Javier Santiago se dedica a salvar la cultura de la sede de la entidad, en implícita alusión a la campaña de recaudación de fondos y a lo que simboliza el lugar contiguo al desaparecido Ocho Puertas, Danny recordó que la esquina de la Fundación es sagrada.
Así, con palabras certeras y música complementaria, “El cardenalito” fue tarareada por la multitud al igual que “El coquí”. El “Villancico yaucano” de Amaury Veray fue sublime y propició la transición a varias tonadas tradicionales adaptadas al blues, como “Pastores a Belén”, que dio paso a la presentación del poeta Eric Landrón previo al villancico “Alegría, alegría”.
Decido alegrarme Alegría
Como un requerimiento de la vida.
Imparable, vigoroso, indispensable.
Rebosante de constancia que sana y unta
Al espíritu que relampaguea lo inquebrantable
Decido alegrarme Alegría
como los pronósticos grises de vaguadas
tristes y torrenciales.

La melodía “Ponle por nombre Jesús”, del compositor de Yabucoa, Mario Enrique Velázquez, fue otra expresión musical de mucha espiritualidad, a tono con la Navidad.
El villancico clásico “Adeste Fideles” (Venid fieles todos) fue otra maravilla de ensoñación que justificó el regreso de Eric Landrón, a quien Danny identifica como El Poeta de la Bondad, para declamar su “Homenaje a los rescatistas”.
Llegaron con alimentos y serruchos
Con martillos y manos rizadas y tremulantes
Con una urgencia vital
De ayudar al desconocido tan conocido
Al distante tan cercano
Al ausente tan presente
Al olvidado tan memorable…
Como un clamor al Universo, Danny entonó “Paz en la tierra”, sellando su llamado a la unidad y la reconciliación nacional con la consigna “Puerto Rico reverdece en el amor”.
“La razón por la cual la vida nos encuentra y nos hace reunirnos, no es solo por reunirnos, es que nos necesitamos los unos a los otros. Y no nos damos cuenta que el uno es tan importante como el otro. El del color azul, el verde, el negro… El que sea. Pertenecemos a la raza del amor: pongámoslo en práctica”, dijo antes de cantar “Paz en la tierra”.

El artista se despidió y sus músicos salieron de los balcones.
En un momento mágico, con espontaneidad, la concurrencia entonó “Tu pueblo es mi pueblo” y Danny regresó para interpretarla, en lo que indiscutiblemente fue el punto climático de la jornada.
Otra confirmación de que la Patria avanza con la fuerza de la cultura.
Su salvación garantiza la prolongación de la Nación, misión muy clara en la Fundación.