Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
El especial de televisión es una cosa y el compacto musical otra y muy agradable.
En la audición de “Nuestra Isla, Nuestro Encanto”, la nueva propuesta del Banco Popular de Puerto Rico, no hay distracciones de tiros de cámara, doblajes bien o mal sincronizados, hipérboles dramáticas, etcétera.

Es la música y punto. Y eso, más allá de los esfuerzos del personal de la producción fílmica, debe ser considerado antes de emitir un juicio crítico en torno a la gestión de arreglos, adaptaciones y orquestaciones realizadas por el equipo de Luis Amed Irizarry, José David Pérez, Antonio Caraballo, Diego Centeno y Josué Depra.
También [y es menester hacer la salvedad] estos especiales, divulgados el primer domingo de diciembre, no son navideños. Aunque a veces incluyen una u dos canciones alusivas a la Navidad, en su esencia son proyectos festivos de música popular.
Las grandes producciones temáticas de Cucco Peña, en su tiempo, cumplieron su cometido. La de Tite Curet, en parte concebida por el fenecido José M. Lugo [de estar entre nosotros de seguro estaría haciendo la diferencia en esta empresa], es insuperable.
Generaciones de artistas conectadas y en relevos con nuevos talentos, lo que a juicio nuestro es una de las virtudes de “Nuestra Isla, Nuestro Encanto”. La música no es estática y cada época tiene sus cantantes e intérpretes.
Así, al reconocer que estamos en 2017, se comprende que no se puede ser muy retro si se pretende capturar la atención de nuevos auditorios.
La esencia de “Nuestra Isla, Nuestro Encanto” es la buena música; parte grabada hace tres y poco más de cuatro décadas, pero atemperada a la era de la globalización y en tiempos en que el día parece que tiene menos de 24 horas.
A grandes rasgos, si agudizamos bien el sentido de la audición y olvidamos un rato la frase trillada que sentencia que las segundas y terceras versiones nunca fueron buenas, disfrutaremos de un esfuerzo genuino por renovar música que la nueva generación desconoce y de seguro ya descubre tras el estreno del especial.
La salsa, como buena noticia para los seguidores de este género, dicta la pauta durante la grabación, directa e indirectamente.

Al saque queda establecido así con la sorpresiva e impredecible versión que Pirulo y La Tribu entregan de la samba “O Que É O Que É”, de Luis Gonzaga, recurrente en programas como “Brasil Musical” con Naphis Torres, pero descubierta por la grey salsera cuando a mediados de los 80 Héctor Lavoe la incluyó en su disco “Reventó”.
La integración de metales, cuerdas y algunos instrumentos sinfónicos, en una mezcla extraordinaria de Ronnie Torres, confirma la idea inicial de renovar e innovar respetando la esencia.
El segundo corte es la composición de Antonio Cabán Vale “El Topo”, “Las manos del campo”, cuyo cadencioso arreglo de bolero y bachata, rubricado por Eduardo Cabra, se nutre en el coro de frases del doowop y armonías de varios registros vocales, con reminiscencias del Cuarteto D’Aida, Los Hispanos y 4.40.
La plena integra a Oscarito y Emanuel Santana en el popurrí de “Mañana por la mañana”, “Voy subiendo” y “Caminan las nubes”, que evocan la algarabía de las Fiestas de la Calle San Sebastián y la aportación del fenecido Vicente Carattini al pentagrama navideño.
En la onda hip-hopera, PJ Sin Suela comparte un mensaje de perseverancia y un llamado al optimismo en medio de la adversidad en “Vamos a celebrar”.
Los Wálters y Eduardo Alegría apelan a la juventud recordando el pop rock de Menudo con la nueva versión de “Y yo no bailo”.

La intención de capturar la atención del público más contemporáneo a juicio nuestro justifica el rescate del éxito “María Isabel”, que Los Payos pegaron Internacionalmente en 1969 y que en 2017 presentan Diana Fuentes y Danny Fornaris.
Sospecho que Tito Puente debe estar riendo a carcajadas con la insólita versión, con letra irreverente y ‘to, que el cantante de trap y reguetón Ozuna presenta de “Oye como va”, que no es guaguancó, sino chachachá con sabor jamaiquino.
La memoria de Lavoe está presente también en “Pescao”, un samba del popurrí que encabeza el segundo volumen de “Asalto Navideño” con Willie Colón. El junte de José Nogueras y Nano Cabrera renueva esta composición carioca, enriquecida con letras y soneos esperanzadores.
El estándar “La Tierruca”, poema de Virgilio Dávila musicalizado por Braulio Colón Dueño, aterriza en la rumba con los tambores y voces de Yuba Iré.
Sin perder la clave, con clarinete, tres cubano y guitarra acústica, Rey Ruiz y Consuelo Schuster renuevan el éxito “Calle Luna, Calle Sol” de Lavoe y Willie Colón, con un acercamiento refrescantemente atrevido.
“Canta, canta”, de Rafael Hernández, recuerda a Cheo Feliciano, pero en una onda más cubana, con Ricky Villanueva demostrando que puede ir más lejos de la décima y la plena.
Una dupla en recordación de Celia Cruz, que confirma la premisa inicial de la Salsa como eje central del proyecto, presenta a Lizbeth Román y Olga Tañón en “Quimbara”, con una fugaz sugerencia al jazz en su inicio, y “La vida es un carnaval”, respectivamente.
La obra más impactante de la entrega es el villancico “Casitas de la montaña” de Rafael Hernández que Mónika Nieves transforma con su voz y ‘criolliza’ con su adaptación a la guaracha jíbara.
La salsa de “El boricua”, con un acompañamiento cuasi sinfónico en el que palpita la clave, une las voces de Jeimy Osorio y Christian Daniel, finalizando la producción con la poesía, sincera y elocuente, de Manolo Ramos, que versa una gran verdad:
“El boricua es la mezcla de colores/una historia de amor y dolores/Aunque a veces el camino es de espinas/el boricua ve flores”.
El especial “Nuestra Isla, Nuestro Encanto” está disponible en los formatos de cedé y devedé en la tiendita de la Fundación Nacional para la Cultura Popular en el Viejo San Juan.