Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Hay despedidas que duelen.
Pausas que entristecen.
Cierres que estremecen el alma.
Desenlaces que desvelan.
Proyectos culturales que terminan y a su paso dejan una estela de nostalgias y gratas memorias.

Esa es la vibra que no pocos amigos sienten tras el lamentable anuncio del fin del Nuyorican Café, laboratorio artístico y aposento musical que desde 2001 Juanra Fernández y su compañera Gwen Harvey administraron en el callejón de la Calle San Francisco en el Viejo San Juan.
Mutis conmovedor de una empresa valiente que visibilizó el talento de centenares de artistas del patio, honrando la tradición y posibilitando las propuestas de vanguardia.
Duele saber que se pierde la tarima en cuyas veladas poéticas los nuevos vates impartían alas a la lectura de sus versos; el espacio que fue sede de históricas mesas redondas sobre el futuro de la salsa y los antecedentes del jazz puertorriqueño; el escenario que lanzó a la fama a talentos como Francisco Rosado “Pirulo”, Willito Otero y que le ofreció continuidad a la exposición de veteranos como el pianista Ray Coén y el contrabajista Polito Huertas, documentando sus trabajos a través de grabaciones históricas.
Con semejante bagaje cae el telón del Nuyorican Café, pero en vez de lágrimas lo que hay es celebración. Y comenzó el pasado miércoles y finalizará el próximo con la despedida del Comborrican de Juanra y Gwen.
“Antes de los huracanes ya era muy difícil seguir presentando orquestas de salsa en honor a toda esa época de los años 60 y 70”, dijo Juanra a la Fundación Nacional para la Cultura Popular.

Mas son demasiadas las alegrías y satisfacciones vividas a través de los pasados 16 años. Una en particular es el desarrollo de Willito Otero.
“Llegó cuando tenía 17 años. Me dijo: ‘yo vengo de la música jíbara, pero le quiero meter mano a la salsa’. Willito vivió en nuestra casa y cuando se abrió el hotel también trabajó con nosotros. Willito es el sonero más importante de su generación. Es muy talentoso, pero lo más que admiro es su desarrollo como persona. Es un académico autodidacta que puede hablar de tantas cosas. Es una persona excepcional”.
Motivo de regocijo es reconocer que la tarima del Nuyorican Café fue fundamental en el crecimiento de artistas como el flautista Kalani Trinidad, el trombonista Carloscar Cepero y, especialmente, Pirulo.
“Pirulo llegó al Café y fue a todas. Nosotros hicimos un grupo de folclor, de rumba, de salsa y de jazz, con Pirulo en la batería. Siempre abrazó el concepto de la descarga como un laboratorio de cosas nuevas para ver cómo reaccionaba la gente. Ellos son lo lindo que nosotros pudimos ofrecerle a Puerto Rico. Nosotros [Gwen y él] somos unos aficionados, pero nos sobra pasión”.
Otra particularidad del taller musical del Nuyorican Café es el interés que Juanra y Gwen siempre mostraron hacia la integración de instrumentistas de distintas generaciones. Era normal llegar a una descarga y encontrar en el mismo escenario a Juancito Torres, Ray Coén y Polito Huertas tocando con Luis Marín, Pirulo, Kalani y Edgar Abraham.

“Son leyendas de nuestra música. Lo que aprendieron esos chicos al estar al lado de las figuras que adoptaron el Café cuando comenzó es extraordinario. A Ray Coén le preguntaban cómo fue cuando empezó el jazz y tocó con Tito Puente y les decía: ‘asegúrate que cuando algo excepcional suceda estés ahí”.
Asimismo Carlitos Nevárez es el último músico que adoptó el taller del Nuyorrican con el concepto El Elenco de la Salsa que presentó los domingos durante el pasado año y medio.
“Queremos disfrutar de lo qué pasó y no pensar en lo que estamos perdiendo. De ninguna manera queremos sentir pena”.
Nuyorrican Café, que al timón de Juanra y Gwen también fue una vitrina importante para el teatro y la poesía, alberga en los pisos superiores del edificio un hotel que la pareja tuvo la visión de establecer.
“Donde estuvo el Nuyorican ahí estará el vestíbulo del hotel. Nosotros vamos a dejar la administración del hotel también. La vamos a subarrendar. Nosotros nos vamos a Nueva York. Súper Gwen, mi compañera, amante y pianista, le ha dedicado 20 años a Puerto Rico. Ha hecho una aportación que muy pocas personas entienden. Tenemos deseos de volver a Nueva York y darle tiempo a su familia [los padres de Gwen] que ya está mayor y han sido nuestros mejores amigos por más de 30 años. En Nueva York continuaremos conectados con la diáspora boricua, la música y el concepto Nuyorican”.

No descarta, empero, que en el futuro el Nuyorican Café pudiera resurgir en otro espacio porque, más que un inmueble, es un sentimiento.
“El Nuyorican no es la decoración. Es la gente, la música, los espectáculos… La Liga de Improvisación Teatral estuvo 10 años con nosotros, con dos y tres temporadas anuales. Teófilo Torres hizo sus monólogos aquí. Ricardo Álvarez y Norman Santiago hicieron su concepto ‘Joven aún’ y eso corrió todos los jueves durante un año. Fueron cosas muy bonitas”.
Juanra Fernández espera que los amigos del Nuyorican Café lo acompañen la noche del próximo miércoles 15 de noviembre en la despedida del Comborrican.
“Esa noche Gwen [que aprendió a tocar tonos en el piano gracias a la profesora Rebeca Cline] y yo tocaremos muy poco porque deseamos que vengan muchos músicos a descargar y a compartir con nosotros; darnos un abrazo y celebrar lo que sucedió allí”.