Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

Luquillo – En un banco de la plaza de recreo, a pasos de la esquina de Chelo, la musa visita diariamente al compositor Gino Meléndez.
De 50 años cumplidos el pasado 21 de septiembre, que no pudo celebrar porque el País sufría el embate despiadado del huracán María, los días de Gino discurren en el mismo lugar y a las mismas horas, llueva, truene, ventee o caliente el sol.
Es una contradicción de la industria: el autor que sigue la tradición de Tite Curet Alonso vive sumido en la pobreza, no muy acompañado por sus familiares, padeciendo de epilepsia y doblegado a veces por el licor.
Duele porque Gino es un digno exponente de la cultura popular cuya música han grabado Andy Montañez y Pablo Milanés [la composición “Líneas paralelas” del disco homónimo reconocido con el Grammy Latino], José Lugo, Zaperoko, José Nogueras, Charlie Aponte, Mulenze, Luisito Carrión, Bobby Valentín, Tommy Olivencia, Edwin Clemente, Sonora Ponceña y otros solistas y agrupaciones.
Las emisoras de salsa en Puerto Rico, Perú, Colombia y otros mercados tocan “Qué nos pasa”, “Líneas paralelas”, “Gracias”, “Las estrellas están en el cielo” y “Lo admito”, entre otras, pero a Gino no le llegan regalías por la grabación y divulgación de sus obras.
Es una situación dolorosa porque parte de la industria salsera y algunos artistas se enriquecen a expensas de su propiedad intelectual.

Mientras, sin dinero y pernoctando en un cuartito modesto, Gino no puede salir a la calle sin tres compañeros inseparables: su bolígrafo, su grabadora y el cartón de cigarrillos donde escribe sus letras.
“No podría definir si estoy consciente de mi responsabilidad como compositor y de la oportunidad de continuar con la tradición de Tite Curet, pero necesito respaldo y auspicio terrenal. Como dice la canción que me grabó Luguito: ‘yo no pedí llegar al mundo/pero una vez llegas/el precio pagas’. Estoy pagando el precio por haber llegado, pero estoy dispuesto a dar ese paso”, dijo al preguntársele si está consciente de que, día a día, su vida y su talento se consumen en la esquina.
De hecho, durante año y nueve meses Gino estuvo residiendo en Filadelfia, gracias a la iniciativa de varios parientes. Allá recibió tratamiento para su gusto desmesurado por el licor y su padecimiento de epilepsia.
Regresó con una mejor apariencia física y fortalecido emocional y espiritualmente. Pero retornó a la esquina y pronto experimentó una recaída.
“No sabía por qué me llevaron. Solo me pidieron que aguantara dos semanas. Fueron un año y nueve meses en que no estuve con la esquina ni con la bebida ni con mis amistades. Fue una separación provocada por la familia y otra gente. Y me dieron más ataques de epilepsia”.
Gino, sin embargo, rechaza categóricamente que su problema sea su compulsión por los espíritus destilados. El autor, que ha grabado como cantante con Zaperoko y El Sindicato de la Salsa, reitera que los altibajos de su salud física y emocional son causados por la epilepsia.

“Es lo que se comenta y tuve que comentarle a un ser responsable por mi llegada al mundo que si me condición fuese la bebida -y nací con la condición epiléptica-, ¿por qué el licor estuvo envuelto cuando me hicieron? ‘Yo no pedí llegar al mundo/ni escogí mi sueño/no seleccioné a mis padres/y por ellos yo nací/si soy blanco si soy negro/si soy epiléptico eso yo no lo pedí/y estoy aquí”.
También le entristece el hecho de apenas comunicarse con su hijo (nos reservamos su nombre por respeto a su privacidad) de 28 años, recién cumplidos. “La comunicación es espiritual. La última vez que hablamos fue hace más de un año, que se comunicó cuando yo estaba en Filadelfia. Pero estoy con él y sé que llego a él”.
Abordado sobre sus regalías como compositor, Gino dijo “quisiera saber si tienen un fondo que yo desconozco. Si es así, amén. Si lo están donando a una buena causa, amén también, pero a mí no llegan”.
Las regalías por ejecución pública se supone que las reciba de ASCAP, pero asegura que no le ha llegado un centavo. “Intenté comunicarme desde Filadelfia con ellos, pero supe que se estaban reorganizando y mudándose de edificio. No he podido comunicarme con ellos, pero a través de un abogado espero hacerlo durante el curso del próximo año”.
A pesar de las lagunas con su propiedad intelectual, Gino Meléndez no se desanima ni amilana. En el nuevo cedé “Pa’ mi gente” de Charlie Aponte se estampó su composición “Ríes”.
El conguero Eddie Montalvo le grabará las composiciones “Un aplauso a Rubén”, “Raíces” y “Haz tu parte”.

“Un aplauso a Rubén” es para Rubén Blades y es para cantarla yo. Aún no he tenido la oportunidad de ponerle la voz, pero ya están grabados. Cuando él [Montalvo] regrese a Puerto Rico será mi encomienda ponerles la voz”.
La letra de “Un aplauso a Rubén” versa:
“Déjame que estoy como agua pa’ chocolate…/¿Quién es? Él es Rubén/Que es abogado, actor y un gran cantautor/para la vida un regalo/Conocerle es un honor/lo sabe quién lo ha escuchado/Sabemos que Rubén Panamá habla de ti haciendo historias/Hay que reconocer que la aportación de él/En la Salsa es de gloria/Al decirme voy pues/mi pueblo hay que atender y para mí eso es honra/El aplauso es de Él gracias siempre Rubén/suerte en tu trayectoria”.
¿Dudan del talento e ingenio musical de Gino Meléndez No pocos de sus conocidos creen que su situación es un asunto de voluntad, autoestima, disciplina y determinación. Pero el Compositor de la Esquina ha lanzado un SOS que espera que escuchen sus amigos de la Salsa.