¡Qué viva El Rey!

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Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

El requinto no se cansó de repetir lo mucho que respeta y ama al Rey de la Plena, Ángel Luis Torruellas, sepultado ayer en el cementerio municipal de Hatillo.

Temprano el sábado la Funeraria Amador se desbordó de exponentes pleneros. (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Literalmente, el quinto lloró y solo halló consuelo en los acompañamientos de los panderos seguidor y tumbador que los muchachos de Plena Brava, Plena Adentro, Plena Libre y otros músicos, como Ángel Pacheco, repiquetearon con el alma.

Los coros de los pleneros, cuan un réquiem, se revistieron de notas de lamento por el deceso del legendario compositor y cantante, nacido en Lares, pero criado en Mayagüez.

En el féretro, con rosario en manos, gabán, corbata y un pandero, Torruellas parecía contento.

Temprano el sábado la Funeraria Amador se desbordó de exponentes pleneros. Tras la Liturgia de la Palabra, que escuchó atenta la viuda Aida, que nunca despegó la mirada del cuerpo inerte de su amado marido, varios pleneros se dirigieron a los presentes.

“Soy Héctor Valentín, El Truco, amigo por muchos años de Ángel Luis Torruellas. Perdonen que esté así. El me preguntó en una ocasión que si podía ser mi padre. Y desde luego le dije que sí. Fue para mí un placer conocer a Ángel Luis Torruellas, cuya carrera fue inmensa y se le respeta por su cordialidad, amabilidad y buen carácter”, dijo, ahogado por el llanto, el fundador de los Pleneros del Truco al añadir que Torruellas presentía que se acercaba la hora de su partida.

Desde Ponce, Ángel “Papote” Alvarado, director del Grupo Esencia y productor del Festival Nacional AfroCaribeño, que le dedicó en vida, resaltó su agradecimiento al maestro.

“Llevó nuestra plena alrededor del mundo y eso es algo que debemos agradecer. En momentos como este, es sumamente difícil hablar, pero quiero agradecer al Maestro todo lo que nos dio, a nombre de nuestra comunidad. Hace 10 años le dedicamos el Festival. Él es, como dijo Truco, nuestro padre. La cultura y Puerto Rico pierden un baluarte. No tenemos la idea de quién está ahí acostadito”.

Y es verdad. El Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP) brilló por su ausencia. El pueblo no se desbordó porque, tristemente, la radio no tocaba la música de Torruellas, sectores de la Prensa no escribían de su obra y el Departamento de Educación no educó sobre su legado, como tampoco lo hace con la herencia de Rafael Cepeda, Ramito, Cortijo y Tite Curet Alonso.

La trovadora Luz Celenia Tirado y Omar Santiago, director de Decimanía Inc., respetaron su memoria con palabras muy sentidas.

Luz evocó las travesuras de su infancia y la grandeza de su humildad e inocencia. Lo recordó “como un hijo más”, como un hombre muy trabajador y un compañero que regularmente participaba en su programa radial.

Omar, por su parte, lo que dijo lo expresó con su especialidad: la décima espinela y lo hizo con espontaneidad.

Yo con mi voz no sentencio
la música y el sonido.
Pero a la plena le pido
un minuto de silencio.
Esta mañana presencio
que quizás su voz más bella
ha caído como estrella.
Y con un aplauso sonoro
nos resta decir a coro
gracias Ángel Luis Torruellas.

La mirada sencilla y transparente de doña Aida expresaba claramente su sentir ante la partida de su compañero en vida. (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Trascendió que, al fallecer, doña Aida Alers expresó su preocupación por los gastos funerarios pues el matrimonio era pobre. Es por eso que Torruellas, como dijo a este periodista, solo solicitaba taller y oportunidades de trabajo.

Afortunadamente, su amigo Yiyo informó que el movimiento plenero y bombero, incluso los trovadores, se unieron para sufragar los gastos del velorio y entierro de Torruellas.

“Mucha gente en el ambiente de la bomba y la plena y la décima se unieron para dar la mano. Estamos muy agradecidos del pueblo de Hatillo”, señaló Yiyo, cuando repentinamente Tito Matos, director de Viento de Agua y quien trabajó con Torruellas en los Pleneros de la 21 en Nueva York, se aferró al ataúd y comenzó a llorar desconsolado, intentando tocar su cuerpo.

Frente a la funeraria, con el féretro cubierto por la Monoestrellada, los panderos hablaron y con gran elocuencia.

El estribillo versó:

Afíname este pandero
que yo vine aquí a cantar
porque Ángel Luis Torruellas
al Cielo se fue a morar.

Y cantantes como Emanuel Santana improvisaron, en torno al coro:

Con un nudo en la garganta
te decimos adiós.
Tú te vas pero se queda
el eco de tu voz.

Otros cantantes, como Ángel Pacheco, entonaron sus versos; este inspirado por estribillos muy emotivos, a golpes cadenciosos de quinto, seguidor y tumbador.

Solamente los grandes
son los que rebasan.
Es difícil el camino hacia la eternidad.
Ángel Torruellas
una leyenda viviente
y ahora que muere
trasciende mucho más y más.

Las expresiones de cariño, respeto, solidaridad, orgullo patrio, identidad y puertorriqueñidad acompañaron los restos mortales de Torruellas hasta el camposanto.

Ante un féretro cubierto con la Monoestrellada, testimonios de amor y admiración de numerosos discípulos fueron expresados al eterno maestro de la plena. (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

En la hora de su despedida el gran milagro de El Rey de la Plena es que pudo reunir al movimiento plenero del País; un tanto polarizado y antagónico.

En un milagro de amor, impredecible por demás, como más adelante dijo Gary Núñez, los unió, simbolizando tal vez un nuevo punto de partida para los exponentes de la plena y la misión de trabajar desde cero por la cultura.

Gary, Víctor “Toro” Muñiz, Papote Alvarado, Richard Martínez, Ángel Pacheco, Tito Matos, Antonio Rosario, el antropólogo Ramón López, la periodista Mara Clemente y muchos más cargaron su ataúd bajo un sol implacable y un calor insoportable.

Yo no lloro por ti.
Yo no lloro por ti.
Yo no lloro por ti.
Es que me duele
la despedida.

Bajo una carpa, se escucharon varios mensajes, como el del alcalde de Hatillo, José “Chely” Rodríguez, el del amigo y vecino de Torruellas, Piqui Castillo; el del director de Plena Libre, Gary Núñez y otro de Tito Matos, de Viento de Agua, quien nuevamente no pudo reprimir el llanto y, como si El Rey lo escuchara, le dijo que Sammy Tanco no pudo viajar desde Nueva York a despedirse.

El alcalde entregó a doña Aida copia de una proclama del gobernador interino Luis Rivera Marín en que decreta dos días de duelo nacional.

“Sigamos bailando bomba y plena para que no muera. Ese fue el deseo de él”, articuló la viuda.

Posiblemente, el mensaje más elocuente lo pronunció con sencillez el antropólogo Ramón López, autor del libro “Los Bembeteos de la Plena”.

Torruellas fue sepultado ayer en el cementerio municipal de Hatillo. (Foto Jaime Torres Torres para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

“[…] mientras lo predominante era tocar todos los ritmos bailables para guisar mucho, Torruellas estaba haciendo discos pleneros, repletos de plenas. Algunos de ustedes, que estoy mirando, se quedaron achocados la primera vez que escucharon el disco ‘Camelia’, como me pasó a mí. Esa herencia lo convirtió en… Y sé que los títulos son artificiales, pero hay títulos y maneras de decir que son sinceras, que no son hipocresías. Pónganse en mi lugar: ¿hay plenero en este País más querido que Ángel Luis Torruellas? No lo conozco. ¿Cuál de los maestros nos acompañó más plenazo tras plenazo?”

La última voluntad de Torruellas fue que lo sepultaran arropado por la Monoestrellada desde la cintura hasta el cuello.

El cantante Richard Martínez se lo recordó al maestro de ceremonia Danny Padilla y abrieron el féretro para cumplir su deseo mientras Gary Núñez exclamaba “¡Qué viva El Rey!” y los presentes repetían: “¡Qué viva!” Así, los pleneros levantaron el féretro y caminaron hacia el panteón.

No llore a Torruellas
eso yo no quiero.
No llore a Torruellas
eso yo no quiero.
Ya salió de Hatillo
Un plenero bueno pa’l cielo.

La tierra cubrió el humilde ataúd blanco y gris casi a la 1:00 de la tarde. Esta vez la familia plenera de El Rey entonó su composición “Soy caribeña”.

Ay lolelolai, lele lelolai..
Yo soy caribeña
Pues yo soy la plena.
Plena borinqueña…

¡Descanse en paz!

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