Por Alina Marrero
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Lo vamos a confesar, y para hacerlo, usaremos primera persona singular: no piso rayas, soy repetidora, acumuladora, mi clóset parece una obra de arte organizada por colores, además padezco de uno que otro síntoma obsesivo que se asoma de vez en cuando. Pienso, además, que si los objetos animales, vegetales o minerales, no están simétricamente colocados y que mis movimientos físicos, aunque sea el movimiento de un solo dedo, no guardan una simetría perfecta y constante, sucederá un desastre. Padezco del trastorno obsesivo compulsivo (TOC) desde que tengo memoria. En cierto momento de mi adolescencia me di cuenta que parecía desquiciada (o lo estaba), y lo controlé con mucha dificultadPero el asunto vive en mi cabeza. Regresaré a la primera persona plural para manifestar que los únicos que pueden darse cuenta de nuestra condición de obsesión hacia la estética simétrica son los actores que se ponen en nuestras manos, quienes pueden llegar a odiarnos.

TOC (trastorno obsesivo-compulsivo) es un síndrome siquiátrico perteneciente al grupo de los desórdenes de ansiedad. El mismo se caracteriza por obsesiones, o sea, ideas, pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes y persistentes que no son experimentados como producidos voluntariamente. El enfermo realiza intentos para ignorarlos o suprimirlos, a veces sin conseguirlo. Entonces, se manifiestan las conductas compulsivas encaminadas a reducir la ansiedad motivada por la obsesión. Esto no debe confundirse con las fobias. La persona que padece de la condición obsesiva no se siente tranquila hasta que no realiza su toc. A diferencia de las «manías» las obsesiones crean angustia, no son controlables, son persistentes y disfuncionales, y afectan, en mayor o menor medida, el funcionamiento normal del sujeto en su vida cotidiana. En el TOC la intensidad, frecuencia y duración de pensamientos y conductas son exagerados. Este hecho hace de la condición algo atractivo para presentarse en una película o escenario. Aunque para quien lo padece, la condición es una tragedia, la presentación de un personaje con el trastorno puede hacernos soltar carcajadas (recordemos el personaje obsesivo compulsivo interpretado por el norteamricano Jack Nicholson en la película “As Good As It Gets”, en la década de 1990).
Si un solo personaje con un TOC puede hacernos morir de la risa, imaginen unas cuantas personas con sus TOCs, solos, en una sala de espera. Esta idea no tiene puntos medios; puede ser genial o, por tratarse de una dolorosa realidad de la condición humana, puede ser un desastre. Para el dramaturgo francés, Laurent Baffie, desarrollar este tema con seis personajes, resultó ser un gran acierto.
Baffie, nacido en Montreuil, en 1958 es también actor, locutor de radio, director de televisión y director de teatro francés. Dejó la escuela en cuarto grado para iniciar la formación como contable. En 1985, escribió “sketches”, para Jean-Marie Bigard. Desde entonces, siempre ha participado como guionista para su amigo y ha trabajado en numerosos programas de radio y televisión. Ha publicado cuatro libros, entre los mismos, “El diccionario de Laurent Baffie” (2012).
“Toc Toc” fue estrenada con gran éxito el 13 de diciembre de 2005 en el Théâtre du Palais-Royal de París. Desde entonces, se ha presentado con el mismo éxito en distintos países. En Puerto Rico, la traducción al español de esta reposición de “Toc Toc” estuvo en las manos de Julián Quintanilla, Agencia y Productora Teatral, y la producción a cargo de Ivonne Class para Plan B Incorporado.

El asunto de la obra puede resumirse de la siguiente manera: Seis seres humanos, que padecen Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) se encuentran en la sala de espera de la consulta del famoso Dr. Cooper, especialista de prestigio mundial. Pero el médico está en otro país, su avión se atrasa, y los pacientes interactúan de tal suerte que improvisan una terapia grupal. El texto, de dos actos, además del asunto, tiene otros aciertos. Los personajes son muy simpáticos y permiten la risa sin discriminación. El diálogo es sorprendentemente efectivo. No obstante, este texto, paradójicamente sencillo pero complejo, no funciona sin buenos actores e inteligente dirección. El montaje de “TocToc” que vimos el pasado domingo 6 de agosto, en el Teatro Alejandro Tapia y Rivera, dirigido por Gilberto Valenzuela, cumplió todas las expectativas.
La dirección de Valenzuela sobresalió por un tráfico escénico adecuado y su trabajo con los actores. Esto último comprende un verdadero reto.
La dificultad de los actores es que tienen, en su actuación, que armonizar con seis protagonistas de fábrica: los TOCs. Presentemos los personajes con sus respectivos intérpretes. Fred (Braulio Castillo hijo) sufre los síndromes de Tourette y Coprolalía. Camilo (René Monclova) es un taxista que vive obsesionado con los números (aritmomaníaco). Blanca (Marisol Calero) está obsesionada con la limpieza y teme a las enfermedades (nosofobia). Pepo (Luis Omar O’ Farrill está obsesionado con la simetría, el orden y padece de incapacidad para caminar por encima de las líneas marcadas. Lilly (María Coral) repite todo lo que dice dos veces (ecolalia y palilaia). María (Angela Meyer) es una fanática religiosa que necesita verificarlo todo, muchas veces. Adoramos a los seis actores, quienes nos convencieron con la realidad de sus obsesiones compulsivas y nos cautivaron con sus simpatías. Esa sinceridad actoral fue lo que hizo que la comedia luciera en la verdad. Magaly Carrasquillo, en sus intervenciones cortas como secretaria del médico, también convenció. Los felicitamos.

La escenografía de Raúl Cátala, impuso el color blanco en el piso y las paredes. Esto, aunque puede ser muy peligroso, se solidarizó con las simpatías de las obsesiones, posiblemente por los toques de colores sobresalientes que el diseñador supo añadir. Las luces de Toni Fernández, quien se caracteriza por lo meticuloso de su estética, fueron precisas y armoniosas. El vestuario (Alba Kercado), la ambientación y la utilería) Miguel Rosa y Wanda Cartagena) se fundieron en la misma armonía.
El montaje, adaptado a Puerto Rico, está teniendo el mismo impacto que los montajes que son presentados en otros países. En España, por ejemplo, “Toc Toc” es la obra que más tiempo lleva en cartelera. El público la adora. La película “Toc Toc”, dirigida por el mismo autor, se filmó en 2008.
Para nosotros, obsesivos compulsivos que vivimos con esa realidad, la cual para algunos puede ser terriblemente dura a nivel de hospitalización, la pieza se trata de un homenaje de unión solidaridad humana, y líderes imperfectos y humanos, pero con sentido de urgencia enfocado en la compasión, que fomentan el desarrollo de la capacidad de las personas comunes en forma individual y colectiva. Agradecemos que la producción haya escogido presentar esta comedia encantadora, que sugiere la acción comprensiva y la tolerancia como puntos de partidas para una feliz sociedad.
No contaremos más sobre la trama. Vayan a verla. “Toc Toc” continúa en cartelera este fin de semana en el Teatro Tapia. La recomendamos.