Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Desde el principado de Cinderella en la diáspora, según lo describe, Daniel Rivera pregona a ritmo de una contagiosa plena que será “Boricua hasta en las estrellas”.

El hijo de Danny Rivera representa a la Patria extendida en Estados Unidos y señala que, aunque ausente del terruño, lo lleva en su corazón y contribuye con dignidad a la reconstrucción de la Nación.
Un ejemplo es la composición “Boricua hasta en las estrellas”, respuesta -a manera de una sátira- a los que critican a los boricuas que emigran. “Es original de Orlando Sánchez, de Mayagüez, también de la diáspora hace muchos años.
Desde el tema del ‘Yo no me quito’ se iniciaron comentarios y roñas en las redes sociales. Yo estaba incómodo al igual que Orlando, aunque en espacios separados. De la molestia surge la respuesta al yo no me quito”, explicó.
La plena ni exalta a Disney ni a Mickey Mouse. Es una crítica bien pensada, con ironía y un poco de sarcasmo. “¿Por qué me mude? Pues me mudé con Cinderella. No solo se usa el personaje de la mujer como el atractivo del hombre que escribe el tema; que va buscando algo y llega aquí y encuentra a Cinderella, recordando que no es el reino de Mickey, porque él no tiene un reinado ni un castillo. El principado es de ella. Es una sátira de toda la situación por la que uno se fue o ha tomado la decisión de emigrar para establecerse en un nuevo lugar porque eso ha sido enfocado de manera injusta”.
La plena, con potencial de convertirse en un éxito, ha encontrado en Internet y las redes sociales sus plataformas de promoción y difusión. “Comenzamos en Internet. Primero con una emisora en Utah, en Salt Lake City, y después la gente de Sol Latina [sollatina.com] que lleva cinco años al aire y donde tendré un espacio radial con ellos, no solo musical, sino con otros contenidos. El mundo sigue adaptándose más a esto porque la radio digital es una alternativa que no se puede detener”.
La carrera de Daniel Rivera, quien trabaja a tiempo parcial en Disney, se encamina a su trigésimo tercer aniversario. Cultiva el teatro con Waldo Santiago, de la compañía Teatrón, y viaja con frecuencia a otras ciudades, incluso a San Juan.
Los boricuas de la diáspora en Florida, que identifica más con la derecha, contrario a los de la costa Este y Noreste de Estados Unidos, perciben la quiebra del País con preocupación pero a la misma vez con un dejo de frustración con el sistema.
“En la medida que hemos desperdiciado la oportunidad con los dineros públicos, con la traición a los valores puertorriqueños. Hay una lucha acá de ayuda, a través de los medios radiales, que constantemente hablan de esto. No son muchos, pero los hay. Yo viví 36 años con el ‘confort’ de estar entre los míos. Cuando uno se va tiene que compartir con hermanos de otras nacionalidades y eso no es muy fácil por el choque con otras culturas”.
Un homenaje a Danny Rivera
El sábado 26 de agosto Daniel regresará a Puerto Rico para presentar un concierto en Humacao en homenaje a su querido padre, el legendario Danny Rivera.
“Hace tiempo que deseaba que papi me diera el visto bueno. Son unos conciertos dedicados a él. “Daniel le canta a Danny”, un repertorio de canciones de su carrera, según yo las veo. Será una serie de shows, tipo Ocho Puertas de Danny, a través de la Isla. Siento que en mi ser ya estoy preparado para hacer este tipo de trabajo”.
No se trata [y nunca se ha tratado] de imitar a Danny, cuyo registro y tesitura son parecidos al suyo, sino reconocer a su querido Viejo con su talento en una muestra muy particular de la admiración que le profesa.
“No es ser un imitador, sino poner en perspectiva mi visión, tras bastidores y desde niño, hasta los momentos en que fui su corista y artista invitado hasta hace unos años. Tengo unas canciones de esas que la gente ha olvidado y que no fueron éxitos como otras que sí son grandes éxitos y que voy a interpretar porque me quiero complacer a mí mismo”.
A Daniel Rivera le sorprende y enorgullece la aportación de su padre a la cultura popular durante poco más de cinco décadas de consagración absoluta a la canción.
“Es poderoso, a los 72 años. Un arte impresionante, que viene de Dios. Tiene esa magia y bendición. Ese pueblo universal del arte se ha beneficiado y ha disfrutado por 50 años o más de su talento y convicción. Porque este negocio también ha sido ingrato. A veces se paga en el aspecto personal por encima del de las artes. A pesar de los pesares, porque yo marché también en los tiempos de la venta de la telefónica y vi cómo quemaron sus discos y escuché expresiones terribles. A pesar de todo eso Danny ocupa un lugar especial en todos los puertorriqueños e hispanos”.