Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Es un artista completo.
Actor, animador, comediante, locutor y cantante.

Pero no cualquier cantante, sino un Señor Intérprete que, tras su debut el sábado en el café-teatro de la Fundación Nacional para la Cultura Popular en la continuación de la serie “A las puertas del Ocho Puertas”, bien debiera considerar aparecer más a menudo en escenarios musicales.
No hay otra voz como la de Rafael José.
Es la combinación, privilegiada e inigualable en nuestro pentagrama, de un barítono en ocasiones, bajo en otras, de unos graves profundos, afinados y limpios; un cantante de una técnica vocal extraordinaria; con una capacidad pulmonar increíble para su registro, con un dominio absoluto del diafragma y el dificultoso recurso de la respiración circular y dueño, en particular, de un fraseo sentimental, conmovedor, sugerente y emotivo que imparte imagen, color y sensaciones a las historias de sus interpretaciones.
Por si fuera poco, un cantante en cuyas cuerdas palpita el sentimiento del ‘blues’ y el filin, que se pasea sin dificultad alguna del bolero a la balada y al tango.

Un cantante así necesita más exposición. Y si a eso se añade su carisma escénico, sus dotes de buen ‘entertainer’, es un derroche de talento que el calendario siga su curso pasando prácticamente inadvertido el virtuosismo artístico-musical de Rafael José.
Por eso, su presentación del sábado en “A las puertas del Ocho Puertas” debe seguramente marcar el inicio de una nueva etapa en su carrera como intérprete. Fue una noche para recordar que de seguro atesorará como episodios de gran lustre tal sus inicios en el Ocho Puertas, su consagración en 1980 el Festival OTI de la Canción con la balada “Contigo mujer” y lanzamientos discográficos respetables como su tributo a Bobby Capó y el concepto navideño “Noche serena”.
Acompañado por el pianista Martín Nieves, el selecto público de la Fundación Nacional para la Cultura Popular disfrutó durante casi hora y media de una velada en la que Rafael José le rindió tributo a los grandes compositores puertorriqueños del Siglo XX, cuya obra se perpetúa precisamente gracias a iniciativas como “A las puertas del Ocho Puertas”, emprendidas con mucho celo cultural y patriótico por la Fundación Nacional, la Oficina de Apoyo a las Artes del Instituto de Cultura Puertorriqueña y el National Endowment For The Arts.

Fue una velada amena; comparable con una tertulia entre amigos o una reunión familiar donde Rafa, como buen conversador y anfitrión, reciprocó el lleno total con un espectáculo de voz y piano de pura nostalgia y ensoñación.
Así se sucedieron clásicos como “Amor perdido” de Rafael Hernández, “Bajo un palmar” de Pedro Flores, “Aquí estoy yo” de Alberto Carrión, “Bello amanecer” de Tito Henríquez y el chachachá “Piel canela” de Bobby Capó, entre otros que intercaló entre memorias de anécdotas en el Ocho Puertas, como los consejos de Bern y Tor, y curiosidades de sus primeras andanzas en la canción y de sus encuentros con los grandes exponentes de la música popular.
La presentación, transmitida en vivo por el medio digital prpop.org de la Fundación Nacional y que puede acceder en su pestaña ‘Evento en vivo’, reveló también el virtuosismo de Martín Nieves como pianista acompañante que en ocasiones marcó en tango estándares de nuestra música popular, como “Olvídame” de Roberto Cole, inmortalizada por José Luis Moneró, y “El bardo” de Bobby Capó.
Rafa, quien dijo que le encantaría grabar un disco de los grandes boleros de la salsa, como los inmortalizados por Pellín Rodríguez y Chivirico Dávila, sorprendió al recordar a Celia Cruz con su versión del clásico “Vieja luna” que grabó con el Tumbao Añejo de Johnny Pacheco en el álbum “Celia & Johnny”.

Anécdotas de humor de sus experiencias con Julita Ross y otros artistas, como Tavín Pumarejo y el famoso “tu-tu-tu-tua-tua” que se origina en el bolero “Tú y mi canción” de Puchi Balseiro, fueron oportunas para apreciar la simpatía e ingenio de este inigualable artista puertorriqueño.
Una de las memorias más sorprendentes de la función fue como el autor del bolero “Amada mía” [el también mayagüezano José Nogueras] le ofreció esta composición que no aceptó por no tener la grabación de un disco en su agenda y cómo posteriormente se inmortalizó en la voz de Cheo Feliciano, quien la grabó en el elepé “Sentimiento tú”.
Al evocar a la pareja gay Bern y Tor, dueños del Ocho Puertas, Rafa estremeció a su público con la balada “Soy lo que soy” de la pieza teatral “La Jaula de las Locas”.
Soy esto que soy
Sin mendigar, sin compasiones.
Esta es mi canción
Aunque nos digan maricones.
Y salgo con mis plumas.
Y mis lentejuelas.
Quiero que las cosas sean de otra escuela.
Y para empezar quiero gritar
Sepan que soy como soy.

Tras una ovación de pie, Rafael José redondeó su concierto con la balada “Noelia”, de Nino Bravo, oportuna nuevamente para desplegar sus extraordinarios recursos vocales al igual que en el bolero “En la soledad”, de Puchi Balseiro, que selló su despedida.
Rafa, se debe recordar, es un gran cantante que Puerto Rico merece escuchar más a menudo.
Tras su aplaudido recital, la serie “A las puertas del Ocho Puertas” continuará el próximo sábado 10 de junio con la bohemia de Carmen Nydia Velázquez y Nena Rivera.
Para reservaciones, llame al 787-724-7165.