Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Hay cantantes que literalmente respiran música.
Artistas que se alimentan de la canción y cuya consagración al pentagrama es tal que, consecuentes con la vocación que los sostiene, lo entregan todo en cada presentación, sea en la sala más grande del mundo o en el escenario más pequeño.

Precisamente en esos espacios humildes es que se engrandecen. Así sucedió con Danny Rivera en los días del Ocho Puertas y el pasado fin de semana se repitió la historia en el café-teatro de la Fundación Nacional para la Cultura Popular que, aunque reducido, es testigo de sentimientos, nostalgias, quimeras y emociones sublimes y genuinas.
El veterano intérprete, conocido a mucha honra como La Voz Nacional de Puerto Rico, cerró con broche de oro la exitosa serie “A las puertas del Ocho Puertas”.
Ocho bohemias que, como días después expresó el director de la Fundación, Javier Santiago, fueron mágicas y lograron su cometido: recrear el hechizo de los recitales del Ocho Puertas, taller de debut, formación, desarrollo y consagración de decenas de artistas puertorriqueños.
Previo a cada función, el actor y cantante Julio Enrique Court compartió detalles biográficos de los artistas. La noche de Danny no lo hizo porque el intérprete de “Libre”, según dijo, “está grabado en los corazones y en el alma de los puertorriqueños crecidos durante las pasadas cinco décadas”.
Y no exageró.
Con el acompañamiento de sus polifacéticos músicos Pachito, Lolo y Ricky, Danny inició la función profesando su respeto por el escenario con la balada “Siempre me pasa lo mismo”.
“El tiempo nos convierte en cómplices del recuerdo”, comentó antes de continuar con una bohemia predominantemente acústica por la facilidad con que Pachito dobla de la guitarra al cuatro.

Así, con pasmosa naturalidad, Danny y sus muchachos entregaron versiones íntimas de “Amar o morir”, “Qué daría yo”, “Mi árbol y yo” y otras que el cantor intercaló con memorias de sus experiencias con el pianista Joe Valiente y con los dueños del Ocho Puertas, Bern y Tor, a quienes recordó como “libertinos” en el buen sentido de la palabra mientras les dedicaba la melodía “Libera tu mente”.
“Lo bueno de las noches del Ocho Puertas era precisamente eso: que la gente llegaba a liberar su estrés, a liberar el tiempo […]”, comentó antes de evocar la personalidad musical de Joe Valiente con una breve interpretación del éxito español “El beso”.
Dos canciones que, según dijo, ensayaba justo en los días de sus temporadas en el histórico cabaret, registraron posiblemente el punto culminante de la velada: “Tantos deseos de ella” y “Amada amante”, que todos tararearon.
Con “Jesucristo”, oportuna para invitar a orar por armonía y paz para la familia que horas antes perdió a una niña en un accidente de tránsito, Danny logró una interacción especial con su público, que lo acompañó en la repetición de varias frases melódicas y ‘scats’.
En la pared posterior del escenario hay un despliegue de cuadros originales de parte de las voces que desfilaron por el Ocho Puertas. Y, uno por uno, los recordó con anécdotas y fragmentos de sus éxitos.

A Sharon Riley, Carmen Delia Dipiní y Lucy Fabery las evocó con “Nave sin rumbo”, “Fichas negras” y “Qué sabes tú”.
Del clásico “Serenata”, cantó “Ausencia” dedicada a Millito Cruz y al hablar de Antonio Cabán Vale ‘El Topo’, sorprendió con una versión rumbera de su danza “Verde luz”.
No hubo mejor complemento musical que la danza “Tú vives en mi pensamiento”, interpretada al reconocer el esfuerzo de Javier por custodiar la cultura popular y ofrecer taller a la clase artística en la Fundación.
Con estatura moral y admirable seguridad artística, Danny no reparó en evocar a Lucy y su consagración con “Génesis” de Guillermo Venegas Lloveras, otra canción que la sala entonó.
“No se olviden de este lugar. Aquí está la historia de ustedes. Una canción y un artista no es un ser humano que canta, actúa o toca un instrumento. Son la prolongación de nuestros sentimientos […]”, articuló el cantor a su regreso de la falsa salida y antes de despedirse con “Alegoría” y su clímax de su seis chorreao.

Las dos funciones de Danny Rivera en la serie “A las puertas del Ocho Puertas” se vendieron a capacidad tan pronto se anunciaron.
Hubo personas que el pasado sábado y domingo sencillamente no lograron acceso a la función. Pero hay buenas noticias: a petición popular, Danny regresará este domingo 2 de julio con dos funciones en el café-teatro de la Fundación, donde la canción engrandece a las voces que, como él, respetan al escenario y lo honran con la devoción de la primera vez.