Por Joselo Arroyo
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

“El arte hay que trabajarlo, pero también disfrutarlo”, así dice Rafael Ríos Rey en la obra “Mural Espejo”. Esta cita bien podría resumir la experiencia de los participantes del campamento de verano “Jóvenes sobre las tablas”, el cual brinda a la nueva generación la ventaja de trabajar en un verdadero laboratorio de teatro, el Centro de Bellas Artes de Santurce, uno de los teatros más prestigiosos de todo el Caribe. Además, ofrece herramientas al adolescente para aumentar su autoestima, seguridad, desarrollar varias destrezas cognoscitivas, conocer su cuerpo, aplicar destrezas de otras materias, desarrollar la creatividad y la imaginación, perder el miedo escénico y enfrentar los retos. El teatro es el arte que representa la vida. Por lo tanto, este campamento especializado prepara a jóvenes para que puedan enfrentar los retos de la vida misma; y, también, les enseña múltiples facetas del arte escénico para que puedan tener más oportunidades de empleo o mejores experiencias. Durante nueve años, la misión de dicho campamento sigue siendo ofrecer a jóvenes de siete a 18 años, sin distinción alguna, una educación artística de excelencia, enfocada en el arte teatral. Lo esencial es que demuestren talento, aptitud, motivación y el respaldo de sus familias.
Esta experiencia teatral veraniega no se limita a sus clases, ejercicios y ensayos, sino que también incluye presentaciones de obras profesionales de teatro para el disfrute y aprendizaje de los jóvenes. Un ejemplo de esto lo fue la presentación de la obra “Mural Espejo”, de la destacada dramaturga, productora y directora puertorriqueña Adriana Pantoja, el pasado viernes 16.

“Mural Espejo” trata sobre la vida del primer muralista puertorriqueño, Rafael Ríos Rey. La obra fue estrena durante La Campechada 2015, dedicada a dicho artista, nativo de Ponce. Dos años más tarde, Cuarzo Blanco Inc., el Instituto de Cultura Puertorriqueña y National Endowment for the Arts llevan a cabo una nueva temporada de este proyecto, durante el mes de junio.
La trama de la pieza establece a Julián, un artista plástico que está trabajando sobre una réplica del mural “Agricultura”, de Ríos Rey. Francisco, su hermano menor, interactúa con él instándolo a terminar el trabajo pedido. En su taller, mientras trabaja en el mural, Julián pide ayuda al propio Ríos Rey para terminar el trabajo y es ahí cuando ocurre el cambio. Julián se transforma en el propio Rafael y viaja en el tiempo al momento en el que el artista está pintando dicho mural en su taller, ubicado en el Teatro Tapia, de San Juan -donde residía mientras fue el administrador del mismo-. Es también el momento en el cual Ríos Rey recibe la visita de Sergio Ramírez, un periodista a quien le encomiendan realizar una entrevista al artista. A la vez que se resaltan momentos y posturas importantes e históricas de Ríos Rey, el periodista va trasformando su actitud prepotente a una más sensible y empática, muestra de cómo el contacto con el arte y su creador cambia vidas.

De una manera efectiva y creativa, Pantoja conceptuó un texto que, además de ser pertinente para honrar a uno de nuestros grandes del arte, sirve para sensibilizar sobre el artista, su trabajo y las condiciones que le rodean. Con un tiempo justo de extensión (50 minutos), la pieza pasa por muchos momentos históricos y biográficos, salpicados a su vez con detalles personales de Ríos Rey. Con el mismo detalle de un artista que aplica sus pinceladas, Pantoja presentó una dirección rica en detalles, niveles y estética, un montaje en el cual, sin mayores artificios teatrales, la importancia recayó sobre el trabajo histriónico.
La reproducción del mural “Agricultura” -a medio terminar, a petición de la pieza- fue realizada con gran efectividad por José Luis Gutiérrez -actor, diseñador escenográfico y artista plástico-. Asimismo, la pieza de arte “La negra”, la cual se muestra en la obra, es del actor y también pintor Omarjadhir Flores. La coordinación de vestuario de Edgardo Cortés aportó lo justo para apreciar, distinguir y facilitar los cambios de vestuario durante la obra. Con gran acierto, la música y ambientación sonora estuvo de la mano de Chenan Martínez. Y todo estuvo integrado por la puntillosa precisión de la regiduría de Ingrid Baldera.

Las actuaciones lograron ser el plato principal de la puesta. José Brocco presentó a un Julián aturdido y a un Rafael excéntrico, genuino y determinante en sus posturas. Sin duda, la experiencia de Brocco como artista plástico le sirvió para moldear a su personaje, logrando un trabajo impresionante. Por su parte, la propuesta de Omar Torres no resultó distante de su compañero de escena. Mostró a un Francisco tajante y, a la vez, empático; y a un Sergio frío, escéptico e incisivo. Al final de la pieza, Torres trabajó la transformación del periodista de forma orgánica y verosímil.
Como ya es constante en Cuarzo Blanco Inc. -en su propuesta de arte inclusivo-, la pieza tuvo intérpretes de lenguajes de señas, a quienes Pantoja integra como parte de cada montaje. En esta ocasión, el proyecto contó con Jorge Santiago -quien interpretó a los personajes de José Brocco-; y a José W. Santiago -quien interpretó a los personajes de Omar Torres-. Ellos hicieron la experiencia aún más integral, pues no solo se limitaron a traducir en señas, sino que realmente interpretaron a los personajes y se unificaron a sus compañeros actores para brindar a los presentes una experiencia artística completa.

Finalizada la presentación, se comenzó un foro en el cual la directora y dramaturga, el elenco y personal de la producción intercambiaron impresiones y contestaron preguntas del público sobre el proceso de la obra y, a su vez, sobre sus experiencias al ver la pieza. Siendo ésta una audiencia especializada en arte, el foro fluyó muy esperanzador, de manera muy amena e interesante, sin dejar de ser didáctica. El foro contó también con la presencia y aportación del Prof. Luis Felipe López, quien además de ser artista plástico, fue estudiante y amigo de Rafael Ríos Rey. En el público también se encontraba la Dra. Myrna Casas, quien durante su administración en el Centro de Bellas Artes, de Santurce, propició que comenzase a celebrarse el campamento “Jóvenes sobres las tablas” en dichas facilidades.
Cuando se escribe para honrar a un artista polifacético y se convoca a un grupo de artistas también polifacéticos para realizarlo, el resultado no puede ser otro que una pieza artística y plena en todos sus aspectos. “Mural Espejo” supera el calificativo de obra de teatro para convertirse en una pieza de arte en sí, histórica, artística y biográfica, que toda persona -artista o no- debería disfrutar.