Por Rafael Vega Curry
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
La música siempre ha estado en el centro de la vida de Janice Maisonet. Tan temprano como en el segundo grado de la escuela elemental dio las primeras muestras de su vocación. Por lo tanto, no es de extrañar que hoy, además de desempeñarse como profesora en la Escuela de Bellas Artes de Carolina, participe como líder o acompañante en múltiples proyectos musicales, incluyendo el grupo Emina, la Banda de Conciertos de Puerto Rico y su propia formación, Janice y los Supersónicos.

Aunque en su familia no hay músicos profesionales, “la música siempre estaba presente en el núcleo familiar”, dice la joven saxofonista. En la generación de su abuelo hubo un trío de música cristiana. Su padre era aficionado a la batería y sus tías tocaban guitarra. “Pero la primera que aprendí a leer música fui yo”, agrega con una sonrisa.
En segundo grado empezó a tomar sus primeras clases de flauta dulce y coro en la Escuela Elemental Juanita Ramírez del municipio de Florida, a donde sus padres, originalmente de Barceloneta, se habían mudado. Siempre mantuvo sus estudios musicales entre ambos municipios.
Más adelante, ya en edad universitaria, se incorporó al Taller de Jazz de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, que dirige el bajista y profesor Sammy Morales. También estudió con el saxofonista Norberto “Tiko” Ortiz, en el Conservatorio de Música de Puerto Rico. Ambos le dieron un giro decisivo a su carrera: aunque su interés original era la educación musical, ellos la convencieron de que su destino era tocar. “Ese fue mi primer encuentro real con el jazz, eso fue lo que me ‘pompeó’ a estudiar más a fondo”, señala Maisonet. “Muchos de la nueva generación salimos de ahí, del Taller de Jazz”.
Sin embargo, en la música el aprendizaje nunca termina, y la saxofonista reconoce que las invitaciones a tocar con distintas bandas son una oportunidad de descubrir y compenetrarse con nuevos estilos. Le sucedió recientemente cuando Andrés Ferreras, líder de la banda Sr. Langosta, le propuso tocar con ellos. “El jazz es básicamente una fusión y por eso ves que se sigue alimentando de todo… y sigue siendo jazz”.
“Ningún género es más que otro, pero sí hay música con la que he pasado más tiempo o he escuchado más. Obviamente disfruto mucho el jazz y varios subgéneros dentro de eso, porque sabemos que es un mundo amplio. La música de aquí, el funk y toda esa onda ochentosa me gustan mucho también”.

Entre sus artistas y grabaciones favoritas, Maisonet cita el disco de baladas de John Coltrane, “Bitches Brew” de Miles Davis y la pieza “Cheesecake”, de Dexter Gordon. “También tengo que mencionar a David Sánchez y Miguel Zenón”, añade. “Son personas que te cambiaron la vida, por el hecho de que son de aquí” y han tenido éxito mundial. Otra inspiración fue el primer disco de Esperanza Spalding, “por ver una mujer joven alcanzando el éxito en el mundo del jazz”.
Actualmente, la joven instrumentista divide su tiempo entre múltiples proyectos, comenzando por Emina, la banda de jazz electrónico afrocaribeño que co-dirige con Alexandra Rivera (teclados) y Amarilys Ríos (percusión y canto) y que grabará este año su primer álbum. Tiene su propio grupo, Janice y los Supersónicos, con Gerson Orjuela en la batería, Manuel “Quique” Rodríguez en el bajo y una variedad de músicos invitados. Toca regularmente con la Banda de Conciertos de Puerto Rico, que dirige Cucco Peña y que surgió a partir de la Orquesta Panamericana que lideraba su padre, Lito Peña. Y dirige el Conjunto de Jazz de la Escuela de Bellas Artes de Carolina, que se presentará el próximo mes de agosto en el Festival de Jazz de dicho municipio.
Como si fuera poco, también toca con Tego Calderón, Ileana Cabra (iLe), Lado Ve (Velcro), Beto Torrens Quartet, Atención Atención y la ya mencionada banda Sr. Langosta. Ha trabajado además con Vivanativa, Gilberto Santa Rosa, Luis “Perico” Ortiz, Humberto Ramírez, la Charlie Sepúlveda Big Band y el grupo Saxitud de Ángel Torres.
Maisonet no está ajena a la difícil situación que vive el País y las consecuencias que ello acarrea para el pueblo. “Es triste lo que está pasando, ver el abuso de los gobernantes, que es más obvio que nunca. Pero la gente sigue ciega. Es frustrante”, manifiesta, refiriéndose no solo a Puerto Rico sino al auge del racismo y las injusticias en los Estados Unidos.
“La música definitivamente es un arma que debemos usar para levantar nuestra voz. Esa debe ser nuestra meta como artistas en la sociedad, ser agentes de cambio. Aportar a que la gente despierte. Siempre hay crecimiento artístico en las crisis, porque salen voces (nuevas)”.
“Como obreros del arte, que eso es lo que somos los músicos, sabes que tienes que hacer las cosas por ti misma”, añade. “Pero también hay satisfacciones, como ver a mis estudiantes convertirse en compañeros. Me gusta la vibra que se está creando entre los músicos, que nos estamos ayudando unos a otros… La música me hace muy feliz”.