Por Javier Santiago
Fundación Nacional para la Cultura Popular
Fue un viaje a la nostalgia. Un ir y venir entre generaciones guiados por una maestra de incalculable valor.
Días antes había cumplido los 80 y no tenía reparos en aceptarlo y celebrarlo.

Ida Claudio, una de nuestras pioneras femeninas en la industria televisiva nacional, llegó a la sede de la Fundación para asomar su voz… a las puertas del Ocho Puertas.
Fue en 1962 su primera cita en el legendario centro nocturno. Y como tal en esta oportunidad le fue fiel al recuerdo interpretando boleros acompañada solamente del piano.
¡Ese era Ocho Puertas en esencia! El piano de Joe Valiente y la voz melodiosa de la artista.
Un personaje con tanta chispa como la que una vez le conocimos a Joe Valiente, acompañó en esta ocasión a Ida: el maestro Cuqui Rodríguez. Y en un abrir y cerrar de ojos la nostalgia se apoderó del ambiente.
Ida se fue por la ruta de los clásicos… ¡Las canciones que tanto le pedían en aquella época y que por su innegable calidad han pasado la prueba del tiempo – generación tras generación.
Boleros sublimes como “Simplemente una ilusión” y “Silencio”, se fueron adueñando de la tarde y la artista en plena madurez de la vida, demostró que aún su voz conserva esos matices interpretativos que la distinguieron en los inicios de la televisión boricua.
Entonces las mujeres apenas graban discos pues la industria no las consideraba buenas vendedoras de producciones en acetato.

Pero en la televisión sí que no podían postergar su talento. Y tal como en la época del “Show Coca Cola” y del “Rambler Randenvouz”, era inevitable imaginarse cómo fue su vida de artista codeándose con figuras de la talla de un Tito Lara, Los Hispanos, Bobby Capó y otros tantos que hoy distinguimos como íconos de la cultura popular.
De hecho, el regreso de Ida a la esquina romántica del Viejo San Juan se dio en alas de “Soñando con Puerto Rico”; composición que Bobby le cantó acabándola de escribir en Nueva York, y la cual da título al único disco compacto que ha editado la cantante.
Así entre canciones patrióticas al estilo de un “Bello amanecer”, y romances marcados por la pasión como “Máscara” de Edmundo Disdier, la tarde se fue rápidamente como si de un momento fugaz se tratara.
Ida quien brilló por su sencillez, arrancó aplausos de aquellos que la conocieron en su etapa de gloria y han seguido su carrera a través de los tiempos. Pero entre los jóvenes que estaban allí presentes, los rostros eran de asombro como quien descubre una joya de lujo y queda cautivado por la leyenda que la acompaña.
¡Cuánto placer nos trajo este viaje al mundo musical de Ida!

Un mundo de señores compositores que para hacer justicia, también se complementó en la inspiración femenina a la que Ida le puso su voz… Así desfilaron Puchi Balseiro, Myrta Silva, el recuerdo de Ketty Cabán hasta llegar a la inevitable Sylvia, su amiga. “Y una lluvia de recuerdos” cayó otra vez… con la emotiva interpretación de “Yo era una flor”
Ese aire de nostalgia fue el que nos trajo Ida Claudio en este asomo a las puertas del Ocho Puertas.
Pudo ser una tarde difícil para cualquier artista por ser Día de los Padres. Pero a Claudio el público le respondíó. Y por no dejar de celebrar hasta le cantaron, bizcocho en mano, “En tu cumpleaños” de Claudio Ferrer.
Ida celebró y celebró en grande. Porque allí el cariño y la admiración de su público se reafirmó. Y junto a ella se sumaron en aplausos sus compañeros artistas Carmín Vega, Betsy Galán – con quien hizo un dúo magistral – y otra de las leyendas vivientes que esta tierra se da el lujo de tener: don Polo Ocasio.
Definitivamente, ese domingo de Ida para todos será difícil de olvidar…