Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
En el colectivo Fusión Jonda cada pieza es fundamental.
Cada músico, voz y composición cumplen una función esencial en la excelencia de la banda boricua.
Es tal la energía y la cadencia del grupo timoneado por Juan Luis Romero que a su público le resulta imposible salir ileso del embrujo avasallador de su música.

Se quiere bailar. Se desea contonear el cuerpo. Se ansía liberar un olé…
Había que estar el sábado en el Café-teatro Sylvia Rexach, conocido como Punto Fijo, para apreciar la consolidación de esta propuesta originada hace escasamente cinco años.
El disco de su debut, titulado simplemente “Fusión Jonda”, alcanzó la decimoquinta posición de la lista de las 20 producciones más sobresalientes de 2014, según los criterios de la Fundación Nacional para la Cultura Popular.
Y poco a poco han escalado peldaños importantes en escenarios locales e internacionales, como el Centro de Bellas Artes de Santurce y el S.O.B.s en Nueva York.
Ayer sábado Fusión Jonda regresó a Punto Fijo, con su espectáculo “Tírate que está llanito”.
Fue un lleno total.
De la mano del productor Toño Muñiz, Fusión Jonda desplegó su riqueza musical integral, la cual -desafiando las fórmulas prefabricadas y simplistas del ‘mainstream’- aporta frescura e innovación al ambiente artístico.
Cabe recordar que en 2007 el concepto Caribe Gitano de Carlos Esteban Fonseca y Eduardo Reyes descansó en una ingeniosa fusión de ritmos con el flamenco, pero sin mayor trascendencia promocional y mediática.
Un lustro después, empero, apareció Fusión Jonda con su taller, resultando claro como el agua que tampoco se trata de una experimentación aislada pues precisamente la herencia de la rumba flamenca y el folclor español en general ha influenciado en años recientes expresiones como la salsa (Rubén Blades), el jazz (Jerry González) y el pop (Alejandro Sanz), entre otras expresiones.
Fusión Jonda, empero, ha articulado un sonido ecléctico en el que maravillosamente convergen ritmos de distintas culturas y etnias, logrando gracias a la veteranía del maestro de la percusión Sabú Rosado la incorporación de toques de ritmos árabes que se acomodan muy bien con sus fusiones de flamenco, bien acentuado por el guitarrista Yilo Quiñones, y la bomba puertorriqueña, representada en parte de su diversidad de seises por el músico Mario Cepeda.

Anoche, durante poco más de hora y media, Fusión Jonda puso a gozar a un público adulto, en su mayor parte, con sus electrizantes y acompasadas interpretaciones de “Que no, que no”; “Cosquillita”; “Amor gypsy”; “Vive baila”; “Amor de San Juan” y “Chocamelo”, entre otras que necesariamente no aparecen en el único cedé que han grabado al presente.
Fusión Jonda es una banda para escuchar y presenciar en vivo precisamente por su vitalidad escénica, que descansa en el magnetismo de los músicos y en las rutinas de bailes de bomba de Cary Martínez Cepeda y de la enloquecedora bailaora boricua de flamenco Patricia Muñiz, cuya gracia, donaire, magia y pasión hizo delirar a no pocos.
Uno se pregunta cómo en el limitado y reducido escenario de Punto Fijo cupo tanta cadencia y colorido. La herencia del flamenco español y la bomba de tradición africana, con las esporádicos rapeos de Javier ‘Insurgente’ Velázquez, llenaron la sala de energía y musicalidad irresistibles.
“Alegrías de la placita”, con Patricia; “Rumba con bomba”, con las figuras de Cary; y la versión en flamenco del mega éxito mundial “Despacito” de Fonsi y Yankee elevaron la adrenalina a mil.
El público se resistió a que Fusión Jonda se despidiera la noche del sábado. A la petición de “¡otra!”, la banda interpretó su versión de “Djobi, Djoba” de Gipsy Kings, finalizando con “Dame la libertad”.
De seguro muchos esperarán por otro concierto de Fusión Jonda en un escenario más amplio, de mejor acústica e iluminación, como tal vez son el Teatro de la Universidad o la misma Sala de Festivales Antonio Paoli.
Indudablemente, el aplauso unánime del sábado a Fusión Jonda reconoce el esmero y la creatividad de su motor: el guitarrista y cantautor Juan Luis Romero, mente gestora de un libreto ágil, dinámico y en ocasiones didáctico, con la explicación de las ‘alegrías’ flamencas de Cádiz.
Pero, como sin músicos no hay Fusión Jonda que valga, es menester reconocer a cada uno de sus integrantes con nombres y apellidos: Mario Cepeda (barril de bomba), Indra Brugueras (bailarina de Fusión Tribal), Yilo Quiñones (guitarra), Juan Pacheco (trompeta), Darío Tabales (trompeta), Michael Ortiz (trombón), Wilfredo Dávila ‘El Canela’ (batería), Henry Rodríguez (percusión), Sabú Rosado (tablas árabes y tumbadoras), Pipo Torres (bajo), Guillermo Peguero (violín), Cary Martínez Cepeda (bailadora de bomba), Nayka Vallejo (voz y coro), Patricia Muñiz (bailadora de flamenco) y Javier ‘Insurgente’ Velázquez (rapero).
Fusión Jonda, que esta semana cumplirá su quinto aniversario, es una banda boricua destinada a revolucionar la escena musical local e internacional.
Talento sobra.
Y ganas de conquistar los escenarios del mundo también.