Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Musical y artísticamente, Guarionex Morales Matos y Daniel Alejandro Tapia son tal para cual.

Por 16 años, el Orfeón San Juan Bautista ha sido un taller coral cuya obra ha trascendido a otras latitudes, gracias a la incansable y creativa gestión de sus jóvenes fundadores.
En sus discos Orfeón ha cultivado el repertorio litúrgico de la Iglesia; también han abordado las composiciones de Ernesto Cordero; la tradición navideña y géneros populares como la salsa, con interpretaciones como “Mi negrita me espera” del cancionero del Sonero Mayor, Ismael Rivera.
Álbumes como “Puerto Rico a capella”, “Cantos sagrados”, “Nana al Niño Jesús” con Magaly Quiñones, “Reverencia”, “Estampas criollas”, entre sobre media docena más, sustentan la seriedad y el profesionalismo de Orfeón San Juan Bautista y la contribución de sus directores.
“Es un trabajo en donde las experiencias, la educación y la fortaleza de uno apoyan al otro. Tenemos una distribución de tareas muy equitativa que se da en todos los ámbitos de la operación del conjunto. En el trabajo artístico, administrativo y todo lo que compete al funcionamiento del coro. No creo que hubiésemos podido alcanzar todos los logros de estos 16 años si nosotros no nos hubiésemos alineado como equipo”, detalla Guarionex, cuya agrupación ha sido aplaudida en festivales celebrados en Florencia y Sevilla, en República Dominicana, Puerto Rico y en ciudades de Estados Unidos.
Su especialidad es la música litúrgica, pero eso no significa que profesen un cristianismo y catolicismo práctico. Es sencillamente un legado cultural que, por su trascendencia histórica, es obligado.

“Para los que laboramos en la música coral, el repertorio sagrado y el repertorio litúrgico, sobre todo el que fue escrito durante el Renacimiento para el rito católico, es música obligada. Fuera del contexto religioso, tiene un valor incalculable como música de arte. Así como los museos no son iglesias y las paredes están llenas de obras religiosas, esta música es obligada, no por un acto de fe sino por su valor artístico”, explica Guarionex al recordar que los discos más recientes de Orfeón [ya agotado] son “Antífona”, un trabajo de música electrónica que reinterpreta obras de su autoría, y “Siete”, basado en los pecados capitales: lujuria, pereza, gula, ira, envidia, avaricia y orgullo.
Las obras del compositor puertorriqueño Ernesto Cordero han sido recurrentes en los recitales y grabaciones de Orfeón San Juan Bautista. Ernesto, amigo del conjunto, es el creador de “Estampas criollas”, proyecto de 2007 que integra coro, orquesta y un rapero.
“Hemos producido dos discos y varios conciertos juntos. De alguna manera, el Orfeón se ha convertido en portavoz de su obra coral, que está documentada en su totalidad en nuestra discografía. Por una cuestión de afinidad tanto profesional como personal nuestros caminos se han cruzado y todavía continuamos colaborando”.

“Puerto Rico a capella”, un concepto de canciones populares, es uno de los discos más solicitados de Orfeón. No descartan un segundo volumen, tras la experiencia con las composiciones de Rafael Hernández, Bobby Capó, Sylvia Rexach y Carlos Suárez, autor de “Mi negrita me espera”.
“Está en el baúl de los sueños una segunda edición. El repertorio popular es fundamental para el conjunto en tanto y en cuanto es la música que nos ha representado como Nación a lo largo de nuestra historia. Es un repertorio ineludible”.
Además, la Escuela Coral de Orfeón San Juan Bautista es una de las empresas cumbres de la institución por su enfoque educativo, dirigido a la niñez y juventud.
“Es parte fundamental de nuestra misión y visión corporativa. La educación en las artes no debe ser un lujo ni un privilegio. Debe ser accesible para todo puertorriqueño y en ese ánimo hemos desarrollado este proyecto que lidera Daniel Alejandro Tapia Santiago y que ha rendido frutos cultivando cantantes que se han integrado al Orfeón y han tomado el camino de la música como su vocación y opción a nivel profesional”.
Reposición de concierto
El próximo domingo, 7 de mayo Orfeón San Juan Bautista y la Orquesta Filarmónica de Puerto Rico colaborarán en la reposición del concierto “Requiem: Muerte y Renacimiento de la Patria”, de Guarionex Morales Matos, desde las 4 p.m. en la Parroquia San Juan de la Cruz en la Urbanización Los Paseos, en Cupey.
“Para esta ocasión, la parte instrumental original, cuyo eje central fue una sección de 12 chelos, se ampliará en versión reescrita para la imponente sonoridad de la orquesta sinfónica completa. Esta obra aparta el texto del réquiem de su función litúrgica tradicional. Buscamos pintar la atmósfera anímica del Puerto Rico actual valiéndonos de los versos de una cuidada selección de poetas nacionales”.

El elenco artístico se compone de las cantantes líricas Magda Rodríguez Lupeschi, Patricia Vásquez y Ana Deseda; del coro de concierto Cantoría, del Recinto de Arecibo de la Universidad de Puerto Rico, que dirige Joamel González Soto, además de la oboísta Frances Colón y el trompetista Andreas Stoltzfus. A la batuta de la Orquesta Filarmónica de Puerto Rico estará Daniel Alejandro Tapia Santiago.
“Los poemas, entrelazados con los antiquísimos textos en latín, invitan a una reflexión sobre lo que llamamos puertorriqueñidad, y su manifestación o ejercicio en las esferas social y política de hoy. La propuesta se distingue por no establecer distancias jerárquicas entre lo sagrado y lo pagano. La secularización del género amplía sus posibilidades expresivas e impregna de humanidad los misterios de la muerte”, explica Guarionex.
Respecto al saldo de los primeros 16 años de Orfeón San Juan Bautista, su fundador y codirector terminó diciendo que se sienten complacidos porque, a pesar del alto volumen de trabajo, han alcanzado las metas que se han trazado.
“Un proyecto cultural de esta índole en el Puerto Rico actual implica, sin lugar a dudas, numerosos retos administrativos y de financiamiento. No obstante, con mucha complacencia se puede decir que el Orfeón ha salido airoso y que, en un periodo temporal relativamente corto, puede enumerar una larga lista de metas con un alto nivel de excelencia, comparables a las de instituciones de mucha más antigüedad”.