Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

El cancionero de “La lucha es vida toda”, el disco que en 2012 varios intérpretes boricuas grabaron en tributo a Oscar López Rivera y que fue seleccionado como el más sobresaliente por la Fundación Nacional para la Cultura Popular, resonó fuerte en la Plaza de la Convalecencia de Río Piedras por un motivo muy especial: la celebración de su liberación el miércoles 17 de mayo de 2017.
Fue una ofrenda cultural al personaje puertorriqueño privado de su libertad durante poco más de tres décadas por el “delito” de conspiración sediciosa por el que fue acusado por la autoridad federal por defender la Nación de su yugo colonial.
Fue un concierto que, por primera vez, Oscar pudo escuchar en vivo, acompañado por su hija Clarissa y otros familiares, antes de viajar hoy a Chicago para continuar con la celebración de su liberación.
Y, sobre todo, fue una fiesta de pueblo que inició a media tarde y se prolongó hasta el anochecer, disfrutada por estudiantes y profesores universitarios, parejas de jóvenes adultos con sus niños, ancianos, artistas como René Monclova y figuras políticas como el representante popular Luis Vega Ramos y el senador independentista Juan Dalmau, además de la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz y el congresista Luis Gutiérrez, quienes junto a los licenciados Jan Susler y Eduardo Villanueva coordinaron el traslado de Oscar a la Patria.
Villanueva, portavoz del Comité Pro Derechos Humanos de Puerto Rico, recordó en su alocución a personas que lucharon por la liberación de Oscar y por el derecho de Puerto Rico a la libre determinación, como los fenecidos Luis Nieves Falcón, Alfonso Román y Brunilda García.

Alrededor de las 4:00 p.m. las bomberas de la agrupación Ausuba repicaron su combinación de barriles primo y buleador, cuá y maracas en honor de Oscar, quien hizo lo imposible por complacer a la concurrencia estrechando las manos de decenas de personas y posando para fotos.
La actividad, denominada como “Oscar vuelve a la Patria”, fue animada por las actrices Magaly Carrasquillo y Cristina Soler. Hubo otras personalidades que se dirigieron a la concurrencia, como el congresista Gutiérrez, Fernando Cabanillas y la señora Magali Millán, del grupo de mujeres que el último domingo de cada mes se reúne desde hace cuatro años en el Puente Dos Hermanos en el Condado, donde el domingo 28 de mayo recibirán al hombre considerado un patriota por su resistencia inquebrantable.
Abundó la Monoestrellada en su diversidad de tamaños y camisetas con mensajes como “Oscar López Rivera is our Mandela”.
La intérprete Flora Santiago, la voz de Taoné y quien es decana de las cantautoras del movimiento boricua de la Nueva Canción, inspiró unas décimas al ex preso nacionalista.
Y en la línea de Ausuba y Flora, la Banda Acústica Rodante, que reúne a los cantautores Nore Feliciano, Mikie Rivera, Walter Morciglio, Rucco Gandía y Tito Auger, reverenció a Oscar con una versión especial de la composición “Nada particular” de Miguel Bosé.

En varias ocasiones, con espontaneidad, los presentes entonaron el himno nacional de Puerto Rico. El punto culminante fue la presentación de “La lucha es vida toda”, proyecto musical-biográfico concebido originalmente por Juan Santiago Nieves.
Oscar escuchó en vivo la secuencia del disco, producido por Tito Auger y Walter Morciglio. Prácticamente asistió la plantilla de la grabación, excepto –por compromisos previos- Tony Mapeyé, Lucecita, El Topo y Danny Rivera.
En unas décimas de Carlos Quiles, el dúo de Roy Brown y Zoraida Santiago inició con “Agüeybana”. Continuó la niña Adriana Cristina con la canción infantil “El pequeño Oscar”, con el refuerzo de su arreglista, el flautista y clarinetista Ricardo Pons.
Rafael Taboas, con su guitarra, cantó “Mi pepino en el recuerdo” seguido de Andy Montañez, recién operado de cataratas y quien aportó la nota salsera de la tarde con “Mil pedacitos de ti”, que evoca las vivencias de Oscar como emigrante y que codirigió el trompetista Julito Alvarado.
El rapero Luis Díaz, de Intifada, se acercó al hip-hop con “El fuego de Chicago”, que dedicó a los encapuchados del 1 de mayo, a los estudiantes arrestados Nina Droz y Noel Cruz y a la reclusa de ascendencia puertorriqueña Ana Belén, sentenciada en una prisión federal por espionaje a favor de Cuba.

Con el pianista Tato Santiago al timón musical de “La lucha es vida toda”, la presentación avanzó con “En círculos”, que en las voces de Mikie Rivera y Chabela Rodríguez rememora la década de 1960 en que Oscar trabajaba en Chicago y optó por la lucha armada tras desarrollar su conciencia política.
El junte de Tito Auger y Así Somos en “Justicia clandestina” discurrió de la trova al rock. Como Lucecita no estuvo presente, Chabela interpretó “Señor federado”, original de Tito.
La combinación de Walter Morciglio, José Luis Abreu “Fofé” y Eduardo Alegría desencadenó en el frenesí rockero de “La celda”. La tierna balada “Niña”, que en el disco grabó Danny, en la voz de Zoraida Santiago se revistió de particular ternura y sensibilidad maternal.
El gigante de la trova Fernandito Ferrer compuso y cantó “No puedo dejarme salir”, que recrea la estatura moral de Oscar cuando rechaza el indulto de Bill Clinton en solidaridad con los compañeros que permanecerían en prisión.

“Nací puertorriqueño
Y mi suerte estaba echada.
O me enfrentaba al imperio
o traicionaba a mi Patria.
Y decidí darles batalla
de lo que no me arrepiento.
Mejor se siente mi alma
contenta de haberlo hecho.
Y si volviera a nacer
en esta patria querida
volvería a recorrer
la misma ruta seguida”.
El concierto finalizó con “La fiesta de Oscar”, que grabó Haciendo Punto en Otro Son y que anoche interpretaron Josy Latorre y el elenco del agasajo musical a la figura que no pocos consideran un héroe nacional.
Entonces, Oscar López Rivera se dirigió a los presentes con un mensaje sencillo a favor de la defensa de la U.P.R. porque representa “el futuro de la Patria” y habló de la urgencia de una lucha de consenso y unidad por la descolonización del País, al tiempo que opinó que la Junta de Control Fiscal empobrecerá más a los hijos de esta tierra.

“Puerto Rico es una patria digna de tener un gobierno que le importe mucho la vida de todas y todos los boricuas. Necesitamos hoy, más que nunca antes, despertar al amor, despertar a la patria y despertar a descolonizar nuestras mentes. Hay suficiente amor en el corazón boricua para dejar atrás las cosas que nos dividen y echar a Puerto Rico pa’ lante. Necesitamos una lucha de unidad y solo en la unidad vamos a empoderarnos y así haremos una patria fuerte, digna y completa. No podemos seguir siendo seres colonizados”.
Después de articular su discurso, que Oscar no leyó, el pueblo al unísono nuevamente entonó “La Borinqueña” de Lola Rodríguez de Tió, sellándose la primera página de un nuevo capítulo que en Puerto Rico escribe un hombre de 74 años que apela al consenso de prácticamente todos los sectores de la sociedad.