Yani llegó para quedarse

Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

La respuesta al vacío femenino en la salsa lo encontramos en el debut como solista de Yani Mercedes.

“Dando cara” de Yani Mercedes fue producido por el maestro Eric Figueroa. (Foto suministrada)

Desde que Linda Caballero fue apadrinada en 1992 por Eddie Palmieri con la producción “Llegó La India”, no se producía un disco tan irresistible como “Dando cara” de Yani.

En la onda “retro” de la salsa, la joven artista se asoció al experimentado productor, arreglista y director musical Eric Figueroa, artífice de un concepto avasallador y de mucha energía que definitivamente será un deleite presenciar en vivo.

La fórmula es perfecta. Descansa en los arreglos de Eric, que conoce la tradición como la palma de su mano; en una orquesta de estrellas como Richie Flores, José Gazmey, Piro Rodríguez, Charlie Sepúlveda, Angie Machado, Papo Vázquez, Rafi Torres, Toñito Vázquez y Furito Ríos; en la materia prima o las composiciones de los prolíficos Johnny Ortiz y Raúl Marrero y en una joven cantante que echó el resto.

Aquí no hay trucos ni inventos. Yani Mercedes llegó para quedarse. A través de su secuencia de ocho cortes, “Dando cara” es una contribución magistral y muy oportuna a la salsa, con enormes posibilidades de trascendencia a mercados de Perú, Colombia y otros países de tradición salsera.

“Dando cara” (Raúl Marrero) es su carta de presentación. Un guaguancó con un mambo arrollador, un solo de piano de Figueroa y otro de congas de Richie Flores mientras Yani “guapea” como sonera, proyectándose como candela en la salsa.

“Poco a poco” (Johnny Ortiz) versa sobre la mujer que se levanta tras una decepción amorosa. Con el coro “Todo tiene su final” es inevitable recordar el éxito de Héctor Lavoe y Willie Colón, pero el mensaje es otro.

“Soy la canción”, también original de Ortiz, es otra interpretación concebida para buscar su nicho en la salsa, como rumbera. Yani se proyecta como representación de la canción antillana.

En su debut discográfico Yani Mercedes va desde la rumba al bolero. (Foto suministrada)

“Amante exclusivo” es rumba; de un arreglo de percusión soberbio, en cuyo arreglo Figueroa enlaza unos compases de sabor pop, cambiando luego a un pegajoso chachachá con un solo de Furito en el saxofón tenor.

El lado romántico de Yani Mercedes, con temperamento indiscutible para el bolero, se aprecia en “Desesperado amor”, que evoluciona a un rico montuno, con un solo de trombón de Papo Vázquez.

En la obra de Johnny Ortiz “La muñeca de papel” Yani aborda la temática de la emancipación de la mujer contra el machismo y el maltrato, exigiendo respeto los soneos que intercala en la estructura del coro “no soy de cartón ni de cabaret”.

Con otro preludio en percusión y con matices jazzísticos en el desarrollo de su arreglo e interpretación, “Sueña” es un canto a la esperanza que comunica que, aun en la adversidad, cada persona tiene el potencial de superación.

Y “Mágico hechizo”, ideal para una versión en balada pop, cierra la producción con un despliegue de la capacidad interpretativa de Yani Mercedes, cuyo fraseo es rumbero, muy en la onda salsera, evocando a veces a La Lupe e India.

El lanzamiento de “Dando cara”, de Yani Mercedes, es una agradable noticia para la salsa. Los bailadores se pondrán las botas. Rumba, guaguancó, chachachá, mambos de una ferocidad arrolladora no escuchados en tiempos recientes en discos de damas salseras y un diseño gráfico extraordinario de Andy Steiner que resalta las pinturas del artista plástico Ismael Rosado.

Producción de excelencia que, acá entre nos, cuidado que tiene sus méritos para que a fin de año pueda ser candidata a lo más sobresaliente de 2017.

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