La veteranía de Pedro Rivera Toledo

Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

El verdadero nombre de Pedro Rivera Toledo es Música.

Si pudiéramos pensar en otro apellido para Pedrito ese podría ser Pentagrama.

Con su trabajo Pedro Rivera Toledo ha escrito páginas doradas en el pentagrama musical. (Foto suministrada)

Sinónimo de sapiencia y veteranía, por más de cuatro décadas el arreglista, director de orquesta y saxofonista boricua ha sido prácticamente protagonista del acontecer musical nacional, produciendo clásicos discográficos y álbumes muy significativos para él, como los boleros originales de Tuti Umpierre; las composiciones del Dr. José T. Medina interpretadas por Gilberto Monroig; conceptos como “1898: cien años después” y “Don Chuíto: El Maestro”, y dirigiendo a voces como Danny Rivera, Lucecita Benítez, Los Hispanos, Chucho Avellanet y otras estrellas de la canción que trascendieron en parte gracias a su ingenio de buen sastre musical.

Tras una vida consagrada a la canción y a la educación, Pedrito será investido este jueves 20 de abril con el grado honorífico de Doctor en Humanidades de la Universidad Interamericana de Puerto Rico, reconocimiento que lo enorgullece sobremanera.

“Me están dando un homenaje por hacer en toda mi vida lo que me ha gustado. De acuerdo a mis conocimientos, hice lo mejor que pude y sigo haciendo lo mejor que puedo. Si es gratis o si es por un millón de dólares siempre doy lo mejor de mí porque me gusta lo que hago. La música es mi pasión y mi segunda pasión es la pintura, pero esta es estática y la música se mueve en el tiempo. Este grado lo recibo con orgullo”.

Los días previos a la ceremonia, que se verificará desde las 10 a.m. en el Teatro del Recinto Metropolitano de la Inter, son oportunos para evocar los capítulos más brillantes de una trayectoria que, indiscutiblemente, lo proyectan como uno de los genios de la música popular del Siglo XX y XXI en el hemisferio.

Un vistazo a su biografía, gentilmente facilitada por su hija Diana Rivera, revela que Pedrito, quien cumplió 75 años el pasado 9 de marzo, es fruto de la Escuelas Libre, del Departamento de Música de la Universidad de Puerto Rico y del Conservatorio, confirmación de la alta competitividad de la Nación en educación musical.

“Definitivo. Creo que aquí se logran cosas muy a pesar de… Aquí ha habido legisladores que han querido eliminar las escuelas libres de música. Aquí, cuando los estudiantes de la Libre ganan premios, los políticos van y se tiran fotos, pero cuando se necesitan fondos no aparece un centavo. Mi nieto Antonio estaba estudiando en la Libre y esta escuela tiene que estar haciendo embelecos, como vender pastelillos, para comprar instrumentos. Es una vergüenza que no los respalden. Nuestros músicos están en las primeras sillas de las mejores orquestas sinfónicas del mundo. No hay un género donde el puertorriqueño no se haya destacado. El mejor embajador de un país es el artista”.

De la época de sus primeras andanzas son inolvidables sus experiencias junto al director de orquesta Ramón “Moncho” Usera y el compositor Amaury Veray. Usera fue su primer profesor de Armonía.

Tras su labor musical para figuras como Danny Rivera, Chucho Avellanet y Lucecita Benítez, Rivera Toledo sigue laborando con nuevos talentos como es el caso de Chabela Rodríguez. (Foto suministrada)

“Son inolvidables y siempre los menciono. Cuando entré al Conservatorio ya conocía la armonía básica porque la aprendí con él. Después estudié con todo el que me podía enseñar algo. Ya en el Conservatorio, aprendí con Amaury y también mucho de dirección con Juan José Castro”.

La época precia a la explosión comercial de la salsa la recuerda como una etapa muy enriquecedora en su carrera. Entonces, a finales de la década de 1960, Pedrito fue saxofonista de las bandas de Tommy Olivencia y Mario Ortiz.

“El jazz tenía más presencia en las armonías de esa época. Yo estaba con Moncho Usera y me fui con Olivencia. Él tenía un contrato permanente en el club de Guaynabo El Cofre, que era una gallera que convirtieron en un club. Estuvimos allí un tiempo y después pasé a la orquesta de Mario Ortiz. Esta etapa me introdujo a la música brava de baile”.

Otra experiencia de ensueño es su taller en la orquesta de Tito Rodríguez, con quien viajó a Venezuela y en cuyo programa de televisión participó. “A veces tocaba Tata Palau y a veces tocaba yo. Aquí quien le dirigía los programas era Ray Santos y le hacía la mayor parte de los arreglos. Nosotros grabábamos las pistas con Johnny Blanco. Eran cuatro canales y ahí grabada toda la orquesta. Después Tito grababa la voz y a veces llevaba la orquesta al programa y hacíamos temas en vivo”.

Pedrito Rivera Toledo, además, fue eslabón de la producción de espectáculos musicales para televisión, como la propuesta inolvidable de “El Súper Show Goya” y “Noche de Gala”. Hoy lamenta la ausencia de estos talleres.

“Los extraño. Fue un gran taller para los músicos y para los cantantes. No es lo mismo cantar con una pista, que no responde a nadie, contrario al músico en vivo. Pero eso ha sido mundial. En Estados Unidos pasa lo mismo. Cuando fui con Lucecita al show de Ed Sullivan allí teníamos un ‘big band’ a la derecha y a la izquierda una agrupación de cuerdas. Esa era la orquesta de planta del show de Sullivan. Nunca se me olvida el arreglo de ‘Todas las mañanas’ que escribí y dirigí para toda la orquesta, con violines, arpa y maderas, con oboe y todas esas cosas”.

Son decenas las anécdotas de sus temporadas en los hoteles del País, donde tocó saxofón y flauta en las orquestas de músicos boricuas que acompañaron a Nat King Cole, Paul Anka, Tom Jones, Tony Bennett y Ella Fitzgerald, entre otros. En aquellos días la Federación de Músicos protegía a los instrumentistas del patio de la explotación empresarial y del desplazamiento del talento extranjero.

“Extraño aquellos días de la Federación de Músicos. El caos de hoy día responde a la ausencia de la Federación, que protegía a los músicos, pero también les exigía porque no podíamos ir a tocar con tenis y sin corbata. Pero protegía a todos los músicos y si no pagaban había una lista negra donde se mencionaban los nombres de negocios. Los músicos ganaban bien y había toda una disciplina en los jingles. Uno cobraba la grabación y también si a los tres meses se repetía de nuevo. Los cheques iban a la unión”.

La banda sonora de la exitosa obra teatral “La verdadera historia de Pedro Navaja” contó con arreglos y dirección musical de Pedro Rivera Toledo.

Pedrito lamenta la situación de numerosos músicos cuyos directores, por intercambios con los medios, no pocas veces se ven obligados a tocar gratis en festivales de salsa, convenciones corporativas, programas de televisión y actividades benéficas.

“La unión tenía lo que llamaba Proyectos, un fondo aparte por si, llamaba la Asociación del Corazón, enviar la orquesta a tocar. La unión le pagaba a los músicos. Eso lo hacíamos con todo. Eso evitaba que se tuviera que negociar por mentiras de tocar de gratis y por intercambios”.

Posiblemente uno de sus más grandes lauros fue el primer lugar que obtuvo Lucecita en el Primer Festival de la Canción Latina en México, gracias a su arreglo de “Génesis” de Guillermo Venegas Lloveras. Incluso, más adelante le produjo “Nostalgia”, dos volúmenes que abonaron a la reactualización del bolero y la guaracha tradicional en Puerto Rico.

“Lo que duró mi relación con ella fue muy bueno. Fue un buen taller. Yo le sugería y no tenía reparo alguno con mis ideas. ‘Nostalgia’ fue un éxito. Después se hizo el concierto en Bellas Artes. El secreto de esto es que mantuve el estilo de los arreglos originales porque la gente no solo se aprendía las letras, sino que se aprendían las orquestaciones. El mejor ejemplo es ‘Amor perdido’ y la versión de Toña La Negra”.

En el teatro logró créditos como compositor y arreglista de “Puerto Rico fuá”, “Los Titingós de Juan Bobo” y “La verdadera historia de Pedro Navaja”. Hoy no ve el teatro musical en Puerto Rico con optimismo por la falta de presupuestos.

“Aquí lo que se está haciendo musicalmente es repetir obras de Broadway. Creo que se debería hacer más teatro musical aquí, porque hay temas de más. Pero habría que ver lo de los costos. ‘Puerto Rico fuá’ y ‘La verdadera historia de Pedro Navaja’ son ejemplos de cómo puede trascender la excelencia musical. Las dos tuvieron mucha calidad. Se les dedicó mucho tiempo a estas dos producciones de Teatro del 60”.

Uno de sus grandes aportes a la sociedad y la cultura nacional es su incursión en el teatro para niños como compositor y arreglista de “El Soldadito de Plomo”, “Salvemos el Planeta” y otras producciones en que colaboró con su amigo José Vega, el Payaso Remi.

La oportunidad de dirigir la orquesta del Show de Ed Sullivan en 1970 es una de las experiencias que más atesora Pedro Rivera Toledo. (Foto suministrada)

“Es como todo. Tan pronto vas a poner música en algo, los costos suben porque tienes costos de estudio. Que una sola persona haga todo el trabajo es costoso. En nuestro caso, yo tenía el estudio; escribía y grababa la música. Y mi esposa Edna y la esposa de José, Marina Berti, salían a vender las obras. Pero no es mucha la ganancia. Pero el placer de hacerlo para los niños es gratificante porque uno aprende más de ellos que lo que ellos aprenden de uno”.

Al nombre del maestro Pedrito Rivera Toledo también se le atribuyen créditos de particular relevancia como productor de espectáculos y compositor de música cinematográfica, aportando a filmes como “Dios los cría”, “Linda Sara” y “Lo que le pasó a Santiago”, nominada a un Oscar.

Al presente, Pedrito se desempeña como profesor de arreglos y orquestación en el Recinto Metropolitano de la Universidad Interamericana, donde dirige el Conjunto de Saxofones.

“El jueves vamos a tocar una pieza, porque no soy de mucho discurso ni de muchas palabras. Mi tesis va a ser a un arreglo de ‘Adiós Nonino’ de Ástor Piazzolla para un cuarteto de saxofones. Tengo a Rafael Martínez, alias El Indio, representando a mi familia; al estudiante Josué Urbina; a Ricardo Pons y a Roberto Jiménez. Lo que voy a decir lo diré con música”.

Los nuevos proyectos de Pedro Rivera Toledo incluyen una obra en la que combinará la música y la plástica [también es pintor] y un texto sobre composición y arreglo.

“Mi esposa quiere que haga eso desde hace tiempo. El problema de la pintura es que toma tiempo y pierdo la velocidad. Mi costumbre es que cuando empiezo un arreglo no lo termino hasta que lo acabo. La pintura tendría que empezarla y terminarla y se me hace difícil por el tiempo que lleva. Si se pinta en óleo a veces hay que esperar que seque. La música es mi forma natural. El que haya vivido de esto es accidental porque, aunque no es que sea Santa Claus, muchas cosas ni siquiera las cobro”.

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