Carlos Camacho: Instrumento de lo Alto

Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

Cristo colmó su vida de paz.

Ya han transcurrido 21 años desde que, en 1996, el cantante Carlos Camacho aceptó al Señor como su salvador personal en la Iglesia Nuevo Testamento de Dorado, cuando la ministraba Wisón Torres Jr.

La voz de éxitos con Tempo 70 como “Tu y yo”, “Habla” y ” Mujer, mujer” hizo su conversión al cristianismo en 1996. (Foto portal FB del cantante)

La primera voz del legendario cuarteto Los Hispanos ha crecido tanto en el camino de la fe que, desde hace 12 años, pastorea la congregación de Ponce.

“En 1990, cuando me uní a cantar con Los Hispanos, ya estaba bastante domadito. Pero mucho antes de eso, cuando tuve la Orquesta Tempo 70, llevé una vida de libertinaje… Mucha bebida, cigarrillo, droga y todas esas cosas. Pero cuando me convertí yo llevaba seis años con Los Hispanos”, narró Carlos a la Fundación Nacional para la Cultura Popular.

Su encuentro con Dios, continuó narrando, se suscitó de la manera más insospechada. La entonces nuera de Tato Díaz, Linda González, había grabado un disco de alabanzas y le obsequió un ejemplar. Por cortesía, Carlos lo aceptó y guardó en su carro.

Meses después lo escuchó y la canción “Mi deseo de alabarte” lo impactó fuertemente. “Esa fue la canción que usó el Señor para tocar mi corazón. Ahí fue que entendí que los recursos que tenía como artista se los debía dedicar a Él. Tomé esa decisión. Al estar con Los Hispanos, y ser el hijo de Wisón el pastor de la iglesia Nuevo Testamento, ahí decidí asistir y me convertí el mismo día que fui, hasta el sol de hoy”.

Aunque convertido al cristianismo, Carlos Camacho continuó con Los Hispanos hasta el 2013, cuando recibió el llamado divino al pastoreado. Como debía atravesar por un proceso de preparación y estudios, Carlos renunció al cuarteto, despidiéndose con un concierto el Día de las Madres en el Teatro Tapia.

En la madurez de su vida ha sido integrante del cuarteto boricua por excelencia, Los Hispanos. (Foto Angel Peña / portal FB del artista)

Carlos fue sustituido por Nino Segarra, cuyos compromisos como salsero en Colombia y otros países no le han permitido cumplir con la agenda de Los Hispanos. Por eso está de vuelta al icónico cuarteto de voces.

Mientras, de manera simultánea, cumple con su ministerio como pastor e intérprete cristiano. Se recordará que en 2007 lanzó el disco “Sé que al fin yo venceré”, en el que incluye su versión de “Creo en Dios”, que descubrió en la voz de Tito Lara. En 2013 también produjo el cedé “Yo te amo”.

“Ambos están en amazon.com, Cdbaby y Itunes. No soy muy activo en eso de visitar iglesias por la responsabilidad de uno, aparte de que mi salud ha sufrido varios percances en los últimos años porque soy diabético hace 31 años. Soy operado de corazón abierto. Tengo un marcapasos y padezco de los riñones. Todas esas cosas hacen que uno no pueda estar todos los fines de semana en actividades. Por esa razón estoy enfocado en la iglesia y no estoy muy activo en eso de darle promoción a mis trabajos”, dijo Carlos, de 67 años.

Su consagración a Cristo ha repercutido en su familia en el sentido de su testimonio. Ahora es un hombre nuevo desde que se convirtió a los 46 años. “Mi familia entera puede dar testimonio de mis cambios como persona. No me crié en el evangelio. Por eso mi historia es un poco diferente”.

En tiempos de desesperanza, la congregación Nuevo Testamento que dirige en Ponce recibe un mensaje de enfoque familiar, orientado a grandes y chicos, practicando el amor de Jesucristo en distintos ministerios, como uno de evangelización infantil.

Aunque se atraviesa una época de estrechez económica, en la que no pocas personas han perdido sus empleos mientras aumenta el costo de la vida, el reverendo Carlos Camacho no impone el diezmo como compulsorio, sino que lo deja a la consideración de cada hermano en la fe.

Camacho se confunde en un abrazo con un grupo de jóvenes de la Iglesia que pastorea en la Ciudad Señorial. (Foto portal FB del artista)

“Puedo dar testimonio de la promesa del diezmo verdadero. En Malaquías el Señor nos dice que lo probemos. Se ha predicado en los últimos tiempos un evangelio de prosperidad que nosotros no predicamos, pero sí puedo testificar que en medio de la situación que atraviesa Puerto Rico los ingresos de nuestra iglesia han aumentado paulatinamente. No tengo en mi templo profesionales como doctores y abogados. La mayor parte de las personas son de clase media o clase pobre. No le debemos a nadie y tenemos un local de dos pisos donde estuvo Doral en la Plaza Las Delicias en Ponce. Todo eso lo hemos podido hacer porque la iglesia ha sido fiel en las buenas y las malas. Pero el diezmo es algo personal, de cada uno con Dios”, explica Carlos, cuya esposa, Susana Cardona, es pastora en la misma congregación.

De hecho, Carlos Camacho no recibe un salario por su labor como pastor. Si bien reconoce que los curas, los obispos y los ministros cobran por los servicios a sus iglesias, la primera voz de Los Hispanos no.

“No tengo salario. He decidido por voluntad propia solo cobrar una ofrenda cuando predico, de la misma manera que cobraría un predicador invitado. Es una cantidad que no cambia. Si tú eres pastor y vas a predicar a mi iglesia, te llevas la ofrenda ese día. Claro, eso no todos los pastores lo pueden hacer. En mi caso, mi esposa todavía trabaja [es ingeniera], aparte de que yo siempre he tenido mis ingresos en la música y la consultoría [financiera]”, sostuvo Carlos, recordado por su trabajo como cantante de “jingles”, como “Salte de la cola”, en la industria publicitaria y director de coros para cantantes como Sophy, Lucecita, Carmita Jiménez y Ednita.

De una iglesia que comenzó con una feligresía de solos dos ancianitas, incluida su fundadora Mildred Acevedo, quien sigue firme en la fe, la Iglesia Nuevo Testamento se ha consolidado como una denominación que en Ponce responde a las necesidades espirituales de grandes y chicos.

Carlos Camacho reconoce que simplemente es el administrador de la obra misionera que Cristo le ha encomendado para la salvación de las almas.

Es un instrumento de Dios.

Solo planta la semilla y el Señor recoge los frutos.

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