Por Rafael Vega Curry
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
La manipulación electrónica de sonidos con el propósito de crear panoramas, texturas o colores inusitados no es nada nuevo en el jazz. Probablemente sus mayores exponentes son Miles Davis y el productor Teo Macero, en la “época eléctrica” del primero. Sin embargo, es muy posible que nadie en Puerto Rico haya acometido esa empresa con tanto éxito como los integrantes de la banda In the Wrong, quienes emplean esas técnicas de manera brillante para producir una propuesta personalizada e intensa.

Así lo demuestran los integrantes de este grupo – Raúl Romero y Antonio Quijano en guitarras eléctricas, Daniel Ramírez en trompeta, Gabriel Rodríguez en bajo eléctrico y Leobadis Piquin en batería- en su debut discográfico, titulado simplemente “In the Wrong”. Se trata de una banda que lleva ya varios años establecida y que, por fin, decidió documentar su música en una grabación. Lo cual es una excelente noticia, porque esta es una de las propuestas más vanguardistas que se hayan registrado en Puerto Rico en los últimos años, con la total libertad de exploración musical como signo dominante.
“Intro” abre el programa en una onda más bien atmosférica en la que sobresale enseguida el sonido asertivo y vibrante de la trompeta de Ramírez. Los efectos electrónicos en bajo, guitarras y batería le advierten al oyente que un “viaje” musical está comenzando. La calidad del sonido de grabación, a cargo del guitarrista y co-líder Romero, también se evidencian de inmediato.
Sin pausa, pasamos a la pieza “WRONG”, un festín de sonidos distorsionados y manipulados que crean un panorama musical misterioso y retante. Eventualmente, Romero ejecuta un hipnotizante solo de guitarra sobre este escenario post-industrial. “Nébula” hace honor a su nombre, recordando las exploraciones de Miles en grabaciones clásicas como “Bitches Brew”, “Live Evil”, “Dark Magus” y otras. Extrovertido y audaz, Ramírez está aquí nuevamente a sus anchas, aunque esta vez el sonido de su instrumento ha sido procesado electrónicamente.

“Good vibes” es el tema más convencionalmente jazzístico del álbum, con solos “straight” de Romero y Ramírez, así como deliciosos “cortes” en el bajo de Rodríguez, mientras que “Bliss” pinta otro panorama musical extraño y a la vez subyugante.
Si se toma literalmente su título, “Un drive” es música para acompañar un paseo en automóvil, y como tal, brinda una agradable dosis de energía rockera o de “jam band”. Queda también de manifiesto en esta pieza el adecuado sonido de esta grabación, que no es “limpio” como el de la mayoría de las producciones de jazz actuales, pero tampoco es excesivamente “sucio” o distorsionado (lo cual, hay que subrayar, ocurre uniformemente a lo largo del disco, pese a que algunas interpretaciones fueron grabadas en vivo y otras en un estudio).
El álbum concluye con “Mantra” (mágico en su repetitividad); “Dimensiones” (otra interesante exploración de sonidos); “Latin Jazz” (de título irónico, pues está más cercana al rock) y “Outro” (otro búsqueda libre).
Valiente y radical, esta grabación se siente como una suite –por lo cual se recomienda escucharla de manera íntegra- lo que no excluye que por momentos parezca un largo “jam”. Pero, eso sí, un “jam de seres pensantes” que saben balancear la invención del momento con la planificación y la coherencia, estableciendo así un lugar propio en nuestro panorama musical. Un nuevo y poderoso testimonio de que los músicos puertorriqueños no tienen límites.