Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

Durante la segunda jornada del Puerto Rico Heineken Jazzfest 2017 fue evidente que los años de integración de un colectivo, más allá de la música registrada en arreglos, son determinantes en la dinámica de comunicación e intercambio de emociones y sentimientos que supone y entraña el jazz.
Primero es esencial la química entre los músicos; su compenetración y conocimiento mutuo. Entonces luego será posible subyugar a su auditorio con dicha expresión de indiscutible valor artístico y espiritual.
Esa fue la sensación positiva que imperó anoche, durante las presentaciones de Negroni’s Trio, Miguel Zenón Quartet y el quinteto Spyro Gyra. Años de trabajo; miles de horas de taller, giras mundiales, grabaciones… En fin, trayectorias de unidad y experiencia matizadas por una pasión común: el jazz.
A primera hora, el trío del pianista puertorriqueño José Negroni interpretó varias composiciones de sus discos, con énfasis en el más reciente “Piano + 9”, que es un concepto de dúos, nominado al Grammy Latino.

En una entrevista con este periodista, Negroni dijo que aunque no es jazzista, sí ha podido cultivar con acierto el género. El elemento de la improvisación no está presente en sus interpretaciones, que se distinguen por su desarrollo llano y calculado, pero es su hijo Nomar en la batería y el contrabajista Josh Allen los eslabones que sostienen el “sabor” jazzístico de su repertorio, orientado al jazz latino. De su presentación se deben aplaudir las interpretaciones de “Los duendes”, contenida en su cedé “Piano-Drums-Bass” de 2004, y sus versiones de los estándares “Take The A Train” y “Take Five”, originalmente un dúo de Negroni y su hijo Nomar en el “snare” de la batería, pero reforzada armónicamente anoche con el bajo eléctrico de Allen.
La experiencia jazzística de la segunda hora literalmente fue algo fuera de este mundo. Quince años después, el cuarteto del saxofonista alto Miguel Zenón es una maravilla del jazz. Basta con solo mirarse y escuchar las expresiones sonoras que intercambian entre sí para llevar a su audiencia a un estado de frenesí del que no se quisiera regresar. Un clímax jazzístico de subyugante sentimiento y avasallador swing que, en la estructura libre del “straight ahead” transita de lo sublime y metafórico de la exposición del tema al salvajismo enloquecedor de su desarrollo, articulación y re-creación.

Miguel, su baterista Henry Cole, el contrabajista Hans Glawischnig y el pianista Luis Perdomo, un virtuoso que toca con un swing soberbio y una digitación precisa y profusa en notas y acordes en que no hay espacio para la redundancia y la repetición, estrenaron el cedé “Típico” que anoche muy gentilmente el saxofonista autografió a los melómanos que lo compraron.
Provista de un aura autóctona puertorriqueña, la grabación estrenada por Miguel se nutre de las composiciones “Academia”, “Cantor” y “Sangre de mi sangre”, dedicadas a sus alumnos en el New England Conservatory, a su amigo Guillermo Klein y a su hija de cinco años Elena, respectivamente.
Si es cierto que el ingenio no se disipa con la muerte y algunos iluminados se enriquecen de sus predecesores en el relevo espiritual del arte, es menester escudriñar el antecedente de Charlie Parker, Cannonball Adderley y otros saxofonistas altos de la historia del jazz para quizás comprender el virtuosismo de Miguel Zenón, hoy un fenómeno del ‘bop posmoderno’.

Como cierre de la segunda noche del JazzFest, el quinteto Spyro Gyra, en su tercera incursión en el evento, mantuvo hipnotizado al público hasta el final, a pesar de la lluvia.
Esta banda de jazz contemporáneo, que en la década de 1980 inspiró a otras, como The Rippingtons y YellowJackets, se especializa en la incorporación de la tecnología de sintetizadores a la fusión del elemento de la improvisación jazzística con el rock y el funk, pero con la capacidad de sugerir la clave y la cadencia caribeña, como en su interpretación de “Old San Juan”, composición de su saxofonista y director Jay Beckenstein grabada en 1982 en su disco “Incognito”.
Aunque tal vez para algunos no resultó atractivo presenciar a Spyro Gyra por tercera ocasión en el Festival, el quinteto dictó cátedra de su veteranía e integración en tarima con sus interpretaciones de “De la luz”, entonada en la onda “smooth” por el guitarrista cubano Julio Fernández, su indispensable clásico “Morning Dance”, en que se imponen Jay en el saxofón alto, el bajista Scott Ambush y el tecladista Tom Schuman, y “Lionel’s Den”, en la que Lionel Cordew desplegó su técnica en la batería.
La tercera jornada del Puerto Rico Heineken Jazzfest 2017 continuará esta noche con las presentaciones de los grupos de los pianistas Harold López-Nussa, Ellis Marsalis y Danilo Pérez, el homenajeado de este año.