Por Joselo Arroyo
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
El pasado viernes se presentó en la sala Carlos Marichal, del Centro de Bellas Artes de Santurce, la comedia “El búho y la gatita”, del escritor norteamericano Bill Manhoff. La pieza, subió a escena con éxito en la década de los sesenta y, posteriormente, en los setenta, tuvo una versión cinematográfica.

La obra establece a Doris -una prostituta que dice ser actriz y modelo- quien irrumpe en medio de la noche en la casa de Félix -un escritor neurótico y reprimido-. Entonces, se genera entre ambos una extraña relación de amor-odio, en la cual sentimientos de fracaso, deseos de superación y una lucha por aceptarse a uno mismo se intensifican en estos dos personajes de mundos diferentes y, a la vez, con mucho en común.
La escenografía -diseño de Gregorio Barreto, quien también estuvo a cargo del diseño de la utilería- ambientó el apartamento de Félix, principalmente dividido en tres espacios contiguos: la sala, el comedor y la cocina. Los espacios estuvieron ubicados acertadamente; y el público, establecido a dos lados, pudo disfrutarlos en todo momento. La iluminación de Evarlyn Torres se integró de forma natural y proveyó acentos por áreas cuando fueron necesarios. Además, jugó un importante desempeño en las vastas transiciones de escena, momentos que precisamente fueron utilizados por los asistentes de utilería -J’ann Sant y Marianela Payán- para retirar y/o agregar elementos y continuar, así, con la acción. El vestuario de Abigaíl Vargas, coordinado por Yisell Ortiz y Marianela Payán, matizó con atino los rasgos de personalidad, los oficios de ambos personajes y, también, sus evoluciones. Asimismo, la banda sonora, contribución de Chenan Martínez, resultó apropiada.

Dean Zayas demostró una vez más su amplio conocimiento en dirección escénica. El excelente uso de composiciones y niveles logró que los actores se pudieran ver en todo momento, sin importar en el lugar donde se encontraran los espectadores. Zayas añadió rutinas y movimientos que resultaron en chistes adicionales de esta pieza cómica. Además, delineó el carácter de los personajes para maximizar su efectividad. Su trabajo fue limpio, siendo sin duda uno de los mayores aciertos de la puesta.
En cuanto a la actuación, los presentes pudieron reír con la tosca y ambigua Doris (Blanca Lissette Cruz); y con el comedido y confuso de Félix (Edgar Cuevas), siendo testigos de sus ocurrencias y de las metamorfosis por las que ambos pasan.
En las postrimerías del conocido “mes del amor”, Alfonsina Inc. presenta una historia de amor no tradicional. Entre risas y situaciones poco convencionales, refuerza el antiguo adagio de que el amor se puede encontrar en cualquier parte, aunque esto no termine o sea como un cuento de hadas.
“El búho y la gatita“ continúa en funciones durante este próximo fin de semana.