Por Rafael Vega Curry
Fundación Nacional para la Cultura Popular
Miguel Zenón es de los pocos músicos que parecen crecer con cada nueva grabación que realizan. El oyente se siente tentado a afirmar que cada disco nuevo es su mejor disco, pues cada uno va revelando nuevas facetas de su arte, extensiones de su pensamiento, una mayor fluidez y cohesividad en su expresión. En “Típico”, producido bajo su propio sello, Miel Music, ha vuelto a hacerlo.

Hablar en singular, sin embargo, quizás no sea lo más justo en este caso. “Típico” no solo documenta la evolución del saxofonista, sino la de toda su banda, integrada por Luis Perdomo en el piano, Hans Glawischnig en el bajo y Henry Cole en la batería. De hecho, el disco celebra expresamente la longevidad de este cuarteto, que lleva más de una década unido –toda una hazaña en el cambiante mundo del jazz.
No se recuerda una ocasión anterior en que una banda de jazz se haya dedicado un disco a sí misma. Pero aquí no hay “ego trip” alguno; al contrario, es una movida enteramente justificada de un grupo de amigos que dice, “estamos contentos y orgullosos de haber podido permanecer juntos todos este tiempo. Sean testigos de cuán lejos hemos llegado”. Porque el otro propósito que sirve “Típico” es subrayar que esta banda tiene un estilo propio, reciamente definido y –por si alguien no se había enterado- es hoy por hoy una de las mejores formaciones de jazz en el mundo. A eso –y no a la música típica de Puerto Rico, como sugiere la foto de portada- es a lo que alude el título. Zenón y compañía parecen estarnos diciendo, “esta es la (brillante) música que nosotros típicamente hacemos”.
Así, seis de los ocho temas (todos compuestos por Zenón) tienen una dedicatoria especial: “Academia” a sus estudiantes en el Conservatorio de Nueva Inglaterra; “Cantor” a su buen amigo, el pianista y director de orquesta Guillermo Klein; “Sangre de mi sangre” a su hija Elena; “Corteza” al bajista Glawischnig; “Entre las raíces” a Perdomo y “Las ramas” a Henry Cole. Todo esto hace de “Típico”, muy posiblemente, su disco más personal, ejecutado con tanta inteligencia como afecto.
Como de costumbre, una notable frescura marca la música de Zenón, concebida con rigor matemático pero expresada con el corazón. El saxofonista entrega solos sencillamente sensacionales en “Cantor”, “Sangre de mi sangre” y “Entre las raíces”, intensos y repletos de ideas musicales. Perdomo sobresale en “Academia” y “Ciclo” –una composición tan memorable que resulta buena candidata a convertirse en un estándar de jazz con el paso del tiempo-, mientras que Cole luce toda su fuerza, musicalidad y desarrollo lógico de un solo en el tema titular. Glawischnig ejecuta una improvisación con personalidad propia en “Sangre de mi sangre”. Con agradables ecos del aguinaldo puertorriqueño, “Típico” es la única pieza que hace referencia más o menos obvia a nuestra música, para luego dar paso a las exploraciones jazzísticas de Zenón en su saxo alto
Después de las exploraciones sociológicas de “Identities are Changeable” y de su recreación del cancionero popular puertorriqueño en “Alma adentro”, Zenón y compañía han redirigido su mirada sobre ellos mismos, con magníficos resultados. “Típico” es un disco para escuchar muchas veces, descubriendo en cada una de ellas nuevos matices y logros de este histórico grupo, que claramente se encuentra en su mejor momento.
Cuando se escriba la historia del jazz del siglo 21, Miguel Zenón y su banda figurarán de manera prominente.