Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Llega el Día de Reyes y el documental fílmico “Croatto: La Huella de un Emigrante”, distribuido días atrás en el formato de devedé, documenta la epifanía o manifestación del cantor y guitarrista de ascendencia italiana Tony Croatto en la cultura puertorriqueña.

La presentación de la fundación Árboles Fuertes Legado de Tony Croatto y Abracadabarte Inc., cuyo guión se fundamenta en un concepto de Silverio Pérez, es una puerta abierta, de par en par, a la intimidad de Tony Croatto.
Sí, a su vida privada y personal porque, si las experiencias de la niñez forjan a los individuos, la intensidad de los pocos años en su natal Attimis, Italia; días de guerra, hambre, trabajo duro y necesidad, indiscutiblemente moldeó su carácter de guerrero apacible y conquistador sutil.
La historia cinematográfica se teje e hilvana a partir de la noche del 2 de abril de 2005 en que se celebró el concierto “Haciendo Punto por Tony” en el Anfiteatro Tito Puente en Hato Rey y que el artista pudo ver en su lecho de enfermo en Carolina. Horas después, en la madrugada y con la memoria vida del arrullo musical de sus amigos, expiró a los 65 años.
Su hijo Hermes, procreado en su matrimonio con la cantante y actriz Glorivee Viera, reveló en la filmación que no tenía idea de la grandeza de su progenitor. Motivo de peso para descubrir su vida y compartirla a través de “Croatto: La Huella de un Emigrante”.
Un viaje a la Región del Friuli y a Attimis, Italia propició el encuentro de Hermes, su hermano Alejandro, su primo Ale y Silverio Pérez con parte de los sobrevivientes de la familia Croatto, tal el caso de su primo Luigi Fattori, su sobrino Leonardo y su hermano Edelweiss Croatto, apodado Tim.
Las anécdotas familiares de su niñez en Attimis son muy reveladoras y contribuyen a comprender mejor el perfil de Tony Croatto, su comunión con la carpintería, la agricultura y la música; y su espíritu emprendedor.
Deseoso de bienestar para su familia, en la posguerra su padre Narciso consideró trasladarse a trabajar a Buenos Aires, Argentina, pero terminó en La Paz, Uruguay por oportunidades de empleo que surgieron a última hora. Meses después se embarcaron desde Italia hacia La Paz su esposa y tres hijos.

Allá, en sus años mozos, surge el trío juvenil TNT, que integraron Tony, su hermana Nelly y Tim. ¡Fue un suceso! Un fenómeno del movimiento de la Nueva Ola que, tras su incursión en discos, radio, televisión y el cine, los proyectó internacionalmente en Europa y Sudamérica, conquistando mercados como España y Buenos Aires con el éxito “Eso, eso”.
En España, el veterano periodista y director de radio y televisión Nicolás Ramos Pintado contextualiza el impacto de la propuesta pop de TNT en la escena del movimiento de la Nueva Ola de la década de 1960, que en Europa y Buenos Aires descansó en figuras como Paul Anka, Palito Ortega y TNT, un fenómeno de masas cuya repercusión fue de tanto impacto que en 1964 Tony, Nelly y Tim representaron a Argentina en el Festival Internacional de la Canción.
El trío, por los compromisos de Tim con la educación de su hijo Leonardo, se desintegró. Nelly deseaba seguir cantando y un año después motivó a Tony, ya casado con la actriz Raquel Montero, madre de sus hijos Alejandro y Mara Croatto, a retomar la música.
Surgió el dúo Nelly & Tony. Firmaron un contrato en Venezuela, viajaron a Puerto Rico para sustituir a Olga & Tony en “El Show de las 12” de Paquito Cordero y acá se consagraron.
Muy reveladora es la memoria que Silverio y la viuda Lilliam Arroyo comparten sobre la primera experiencia de Tony Croatto en Puerto Rico con la hospitalidad de nuestra gente. Llegaron de madrugada al Hotel Darlington en Miramar y Tony preguntó dónde podía comprar alimentos para Nelly. El empleado de turno en la recepción le recomendó que no saliera y le obsequió su almuerzo para que lo compartiera con su hermana.

Autodidacta de oficio, Tony se familiarizó con la cultura de Puerto Rico, leyendo libros de historia, recorriendo el Viejo San Juan y visitando nuestros campos.
Del pop superficial de las primeras grabaciones de Nelly & Tony, la música del dúo evolucionó a un discurso de conciencia en respuesta a acontecimientos que marcaban a la juventud, como la Guerra de Vietnam, grabando composiciones como “Hermanos” de Chico Novarro, “El eco y el carretero” de Claudio Ferrer, “Canción de la serranía” de Roberto Cole, “Arrieros y mulas”, basada en un poema de Luis Lloréns Torres, y “Agüeybaná”, que coescribió junto a Axel Anderson.
Estas últimas interpretaciones delimitarían su sendero en el pentagrama boricua, contribuyendo desde el lanzamiento del elepé “Felicidades” con Artomax y la creación con Silverio de Haciendo Punto en Otro Son con la posterior incorporación de Josy Latorre, Irvin García y Nano Cabrera a la renovación y el rescate de la música autóctona puertorriqueña, aunque con la resistencia de algunos puristas.
Igualmente reveladora resultan las declaraciones de Silverio sobre la salida de Tony de Haciendo Punto justo en el momento de mayor efervescencia popular y motivada por diferencias con su compadre sobre la participación del quinteto en el Festival de Claridad.

Así, la narración fílmica, captura de principio a fin al espectador que se expone a un manantial musical y biográfico exquisito que pasa revista a pormenores de la etapa más vigorosa, local e internacionalmente, de la industria del disco.
El archivo de vídeos, fotos históricas, carátulas de discos, artículos de prensa, memorabilia y pietaje es respetable. Y los testimonios de conocedores como Elmer González, Richie Viera, Javier Santiago y el licenciado José Enrique Ayoroa Santaliz; las anécdotas de sus compañeros Nano Cabrera, Chucho Avellanet, Luis Daniel Colón, Josy Latorre, Silverio Pérez, Joaquín Mouliert, Mario Espada y Tomás Figueroa; y las interioridades de su vida personal reveladas por su familia en Italia y sus hijos Mara, Alejandro, Hermes, su nieto Ale y la viuda Lilliam Arroyo sustentan la contribución histórica, social, cultural, humana, artística, patriótica y espiritual de Hermes Davide Fastino Croatto Martinis a Puerto Rico.
Eso, en las manos del editor Louanson Alers, con la depurada fotografía de Jaime Costa y Carlos Javier Pérez, el perfecto sonido de Rafael J. Pérez y los infatigables corazones de Hermes, Silverio y la productora Yéssica Delgado Mora, proyectan a “Croatto: La Huella de un Emigrante” como un documental que debe enorgullecer a todo hijo de esta bendita Tierra a la vez que sirve de referencia para futuras generaciones porque Tony Croatto, según citó el licenciado Ayoroa Santaliz a Tite Curet Alonso, “cumplió con nuestro deber”.