Por Joselo Arroyo
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Estrenada en Pasadena, California, en 2006; y en London Palladium, tres años más tarde; hizo su entrada en Broadway, en 2011. Y después de haber sido traducida en siete idiomas y vista por más de cuatro millones de espectadores, llega a Puerto Rico, de la mano del Monseñor Wilfredo Peña y PSB Productions, el estreno del musical “Sister Act” (letra y música de Glenn Slater y Alan Menken; libreto de Cheri y Bill Steinkellner).

Al igual que en la exitosa película del mismo título, estrenada en 1992, protagonizada por la galardonada actriz Whoopi Goldberg, su trama central se desarrolla en torno a Deloris Van Cartier, una joven cantante que sueña con convertirse en una estrella de la música. Accidentalmente, presencia cómo su novio, el gánster Curtis Jackson, comete un asesinato. Entonces, Deloris se ve obligada a acogerse al programa policial de protección de testigos y a adoptar una nueva identidad como monja en un convento de Filadelfia. Esto desata un sin número de situaciones graciosas entre los dos mundos de Deloris, hasta que finalmente logra integrarlos para su beneficio y paz espiritual.
La noche del viernes 20 de enero, en la Sala de Festivales Antonio Paoli, del Centro de Bellas Artes, de Santurce, el público que llenó la sala pudo presenciar no solo un espectáculo con un alto sentido de estética, compromiso, talento y profesionalismo, sino también el milagro de “ayudar a los que ayudan”, lema que impulsa y motiva a PSB Productions para promover proyectos al servicio de distintos sectores de la sociedad en necesidad. Así lo afirmó el director general del evento, Monseñor Wilfredo Peña, mejor conocido como Padre Willie, momentos antes de dar inicio el espectáculo.
Un enorme e interesante grupo de feligreses, artistas, profesionales y voluntarios lograron presentar un musical lleno de pasión y compromiso. Gilberto Valenzuela, como director artístico de la pieza, logró brindar balance estético. Llevó de la mano al nutrido grupo de voluntarios que, con todo su talento y deseo, enfrentaron el reto convocado. De igual modo, Valenzuela integró todos los departamentos de diseño y música para conformar un espectáculo con ritmo, chispa y mucha simpatía. Realmente, fue un trabajo meticuloso y asombrosamente logrado, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de personas envueltas en el proyecto, tanto dentro como fuera de escena.
La bien lograda escenografía de José Manuel Díaz -realizada por Juan Carlos Rivera- propuso una serie de piezas que se recombinaban para lograr recrear los distintos espacios escénicos necesarios. Así que, entre plataformas, paredes, decorados, vitrales y un ejercicio preciso de entrada y salida de todos los elementos -que iban desde lo realista hasta lo más simbólico o abstracto-, se lograron realizar los cambios a la vista del público. El espectáculo de luces propuesto por el diseño de Toni Fernandez reforzó el evento en su totalidad, sobre todo en los números musicales, logrando una atmosfera mágica, llena de colorido y dinamismo. Durante las escenas actuadas, la iluminación igualmente enfatizaba y delineaba el espacio de acción.

La orquesta en vivo logró una ejecución de altura, llena de ritmo y precisión. Estuvo integrada por Carlos Torres (flauta / saxofón alto); Cristina Rodríguez (flauta / clarinete); Luis Flores (clarinete / saxofón tenor); José Luis Valdés y Rafael Lebrón (trompetas); Daniel Vega (trombón); Juan Carlos Rodríguez (guitarra); William Torres (bajo eléctrico / contrabajo); Arnaldo Rivera (batería); Orlando Maldonado (percusión); Daniela Santos y Abimael Viana (pianos), todos bajo la dirección de Jan Louis Rivera.
De igual modo, la dirección vocal y coral de Vicente Portalatín; y la labor del coach vocal invitado, Dr. Carlos Conde, sacaron lo mejor del grupo, logrando un resultado admirable, en respaldo y refuerzo a la pieza. El coro de apoyo estuvo compuesto por Deborah A. Calderón; Melisa Nieves; Denette Lewis; Yarelis Calderón; Jaynise M. Velázquez; Ashley Centeno; y Vicente Portalatín.
La efectiva, creativa, simpática y teatral propuesta coreográfica de Raúl De La Paz impartió movimientos contagiosos y composiciones muy bien logradas. Los bailarines Jean C. Feliciano; Jonathan Feliciano; Andrés Jiménez; Mignaliz Pagán; Jorge Vélez; y Yerialis Pérez se unieron al resto del elenco para lograr unos bailes realmente vistosos.
El diseño de utilería de Gregorio Barreto -asistido por Sebastián Rodríguez; Biunaiky Oquedo; Javier Morera; Jackie Cruz; Luis Enrique Colón; Luis Morales; Kamila Parrilla; Ramón García; y Emanuelle Rodríguez- logró su cometido, con amplio nivel de efectividad.
Bryan Villarini y su grupo de asistentes -compuesto por Awilda Rodríguez; Griselle García; Linda Rivera; Gloria Franceschini; Maritza Colón; Norma I. Fuentes; Elsa Arias; Lydia Hernández; Sofía Sánchez; y Beatriz Báez- presentaron un depurado trabajo en maquillajes y peinados, integrándose con acierto a la propuesta de la obra.
El equipo de vestuario -compuesto por Ligia Pesquera (coordinadora); Lydia Fargas; Nilda Rosa; Jossie Umpierre; Mildred Ramos; Betzaida Hernández; Sandra Carmona; y Gilberto Ortiz- realmente logró un trabajo encomiable al producir tantas piezas de vestuario de época; y, a la vez, proveer individualismo dentro de la homogeneidad de los personajes. Las propuestas iban desde las más sobrias hasta las más vistosas, coloridas y brillantes. Se debe resaltar que el vestuario del personaje de Deloris estuvo a cargo de la afamada diseñadora Carlota Alfaro.
Natalia Camacho, como regidora de escena; y Yolanda Rodríguez, como regidora de orquesta, lograron un trabajo acertado y minucioso, de acuerdo con las necesidades del espectáculo.

En el ámbito histriónico, se unió un elenco lleno de compromiso, talento y mucha devoción: Ana Rosario (Deloris Van Cartier); Dagma Ayala (Madre Superiora); Melanie Flores (Mary Robert); Amanda Rivera (Mary Patrick); Francelyn Troche (Mary Lazarus); Héctor Marrero (Monseñor O’ Hara); Miguel Marrero (Curtis Jackson); Luis Irizarry (Oficial Eddie Souther); Luis Felicier (TJ); Giovanny Vélez (Joey); Jorge I. Fernández (Pablo); Olga Fernández (Mary Martin de Tours); Delma Torres (Mary Theresa); Janely Rosa (Michelle y Mary Jane); Evelyn Matos (Tina y Mary Salomé); Daniel Feliciano (Ernie y Reportero); Orlando González (Abogado); Ismael Feliciano (Policía 1); Ernesto Andújar (Policía 2 y Drag Queen); Yairimar Tardi (Prostituta 1); Gabriela Meléndez (Prostituta 2 y Camarera); Ángel Rodríguez (Taxista); José García (Papa Pablo VI); y Gilberto Ortiz (Cardenal Krol).
Al mencionado elenco, se sumó otro grupo de “monjas” compuestas por Sarahí Merced (Mary Grace); Melissa Reyes (Mary Andrew); Betsy Rijos (Mary Betsabé); Marieli Rosario (Mary Elizabeth); Sandra Rijos (Mary Irene); Wanda Jusino (Mary Esperanza); Griselle Domenech (Mary Ana); Migdalia Rosario (Mary Victoria); Natalie Báez (Mary Celeste); Yvonne Mercado (Mary Angélica); Adelaida León (Mary Lupita); Vanessa Horta (Mary Mercedes); y Lourdes Domínguez (Mary Reina).
El conjunto de monaguillos estuvo a cargo de Ismael Feliciano; Daniel Feliciano; Ernesto Andújar; César De León; Ángel Rodríguez; y Emmanuel Flores. La gente del Bar fue personificada por Orlando González; Ángel Rodríguez; Jean C. Feliciano; Andrés Jiménez; Emmanuel Flores; Yairimar Tardi; Yerialis Pérez; Jonathan Feliciano; Jorge Vélez; Migdaliz Pagán; César León; y Daniel Feliciano.
En resumen, esta puesta en escena de “Sister Act”, de casi tres horas, cambia la vida no solo de su protagonista sino de toda persona que estuvo envuelta en su proceso. De igual modo, toca y cambia la vida de quien presencia el espectáculo; y, mejor aún, cambiará la vida de más personas, gracias a su recaudo. Definitivamente, es un milagro en todo el sentido de la palabra. Bravo a PSB Productions y a Padre Willie por tan hermosa visión y necesario compromiso.