Por Rafael Vega Curry
Fundación Nacional para la Cultura Popular
Los meses recientes han venido llenos de satisfacciones para la pianista Carmen Noemí y el bajista Egui Sierra, co-líderes de Cafezz. Su segundo álbum, “Sol boricua” -enteramente realizado en Puerto Rico- fue elegido entre las 20 producciones del año 2016 por la Fundación Nacional para la Cultura Popular y figuró también en las listas de los mejores 20 discos de la prestigiosa página web allaboutjazz.com. Además, el grupo formará parte de la oferta musical del Puerto Rico Jazz Jam, que reúne cada año a los mejores jazzistas del patio, el próximo sábado 28 de enero en el Teatro Tapia.

“Se siente bien”, dice Sierra sobre la creciente acogida de la música del grupo. “Significa que la gente está escuchando y le gusta la música. Ese es el objetivo, que sea placentera para el que la escucha”.
“Uno tiene una trayectoria tocando para otras personas”, manifiesta por su parte Carmen Noemí. “Siempre es una emoción estar en una tarima y ver la reacción del público. Pero cuando se trata de ‘tu bebé’, tu propio producto, la emoción es doble”.
Según la pianista, compositora y arreglista, la propuesta de Cafezz “es arriesgada, pues no hacemos ‘covers’. Nuestra primera producción incluyó 14 temas originales y la segunda doce. Nuestro primer disco también fue seleccionado entre los 20 mejores del año (por la Fundación Nacional para la Cultura Popular), lo que nos dio mucha motivación para hacer la segunda producción en menos de dos años. Y haber sido elegidos entre los 20 mejores discos del sitio allaboutjazz.com es una reafirmación de que algo estamos haciendo bien. Nos salimos del jazz tradicional pero nuestra música está gustando, está trascendiendo”.
Para Carmen Noemí, tocar en el Teatro Tapia representará una experiencia muy especial. “Hemos tocado en muchos festivales, pero cuando (el organizador del Puerto Rico Jazz Jam) Humberto Ramírez nos llamó, nos alegramos mucho porque el Tapia es un lugar mágico”.
Afirmando que uno de sus mayores sueños ha sido tocar en la elegante sala sanjuanera, la pianista cuenta que, cuando tenía apenas unos ocho años, fue allí a ver una obra de teatro junto con compañeros de clase. Sin encomendarse a nadie, logró subir al escenario, lo que le valió un regaño de su maestra. Ella, que recién había empezado a tomar clases de piano, le respondió diciendo con toda seguridad que algún día tocaría en esa tarima.
En el concierto, Cafezz presentará la música de “Sol boricua”, así como dos temas del primer álbum, “Music and Friends”, que se han convertido en favoritos de su público, “Café Colao” y “Waterfall”. Carmen Noemí indica que, de hecho, este último tema figuró en la posición número 55 entre todos los “downloads” de ITunes a nivel mundial en el 2015.
Dos factores principales han contribuido a la popularidad de la música del grupo: su riqueza melódica, de aires optimistas y afirmativos; y la variedad de instrumentos que utilizan, desde saxofón y flauta hasta una amplia gama de pianos y bajos acústicos y eléctricos, sin olvidar el cuatro puertorriqueño.

Al referirse a ello, la pianista y co-líder dice, “voy a hacer una comparación que quizá sea simplista. Soy hiperactiva, las cosas me aburren con facilidad. Por eso me encanta la variedad. Prefiero, por ejemplo, esas cajas de chocolates diferentes. Esa aventura de saborear algo distinto, que no sea monótono, eso se refleja en la música. Yo quiero que la música sea una caja de chocolates. Que sea rica en instrumentación, brindando texturas y sensaciones al oído, sin que el piano necesariamente sea el protagonista. En cuanto a la parte melódica, mi base es clásica y sabemos que la música clásica es bien melódica”.
“Grabo como un 40 por ciento de lo que (compongo)”, añade. “Para mí una pieza funciona si tiene suficiente melodía como para retenerla en la mente. No compongo de manera técnica, sino a base de lo que mi mente sienta, perciba y recuerde”.
Carmen Noemí y Sierra –ambos profesores del Recinto Metro de la Universidad Interamericana- valoran además enormemente el sentir de la audiencia. “Muchas de las piezas las probamos en público, comenzaron como experimentos. Luego de tocar (en determinados conciertos), les preguntamos a la gente cuáles fueron las que más les gustaron”.
“Recuerda que esta es mi primera experiencia con un grupo de jazz”, puntualiza la pianista. “Cuando empiezo a trabajar con jazzistas, me enriquezco como compositora. Ahora estoy haciendo trajes a la medida, para los músicos específicos que van a tocar (sus composiciones)”.
Cafezz, según explican sus líderes, no nació como nace usualmente este tipo de proyectos, en los que primero se crea una banda y luego esta busca la oportunidad de grabar, sino al revés. “Yo tenía unas composiciones que deseaba grabar, la idea original no era montar un grupo”, señala. Sin embargo, tras una presentación inicial en Downtown, Hato Rey, con los músicos participantes en el disco, comenzaron a fluir las invitaciones a tocar en eventos como Ventana al Jazz y el Festival de Jazz Inter Metro, lo que los motivó a integrarse formalmente como agrupación.
Según los músicos, la banda se mueve de trío hasta octeto, “lo que haga falta”, dice Carmen Noemí. El baterista actual es Freddie Burgos, quien sustituyó a Héctor Matos. Algunos de los músicos, como el saxofonista Norberto “Tiko” Ortiz y el percusionista Christian Galíndez, han estado con ellos desde el principio.
La internacionalización de Cafezz es otra de las metas de Carmen Noemí, quien entiende que el grupo ya está listo para efectuar presentaciones fuera del país. Asimismo, visualiza presentaciones en festivales internacionales de café, a donde podrían llevar el producto hecho en Puerto Rico, “que es un orgullo nuestro y uno de los mejores cafés del mundo”.
La pianista, sin embargo, no mide el éxito de Cafezz en términos monetarios, sino humanos. Su meta parece ser lograr una conexión profunda con el sentimiento de su público. Como ejemplo, relata la historia de un fanático que terminó convirtiéndose en amigo, poco antes de fallecer a causa de un agresivo cáncer. “Cuando lo visitamos en el hospital, nos dijo ‘su música me da paz y alegría. Con eso yo soy feliz’. Yo adopté esas palabras suyas como misión de vida: transmitir alegría y paz con mi música”.