Por Alina Marrero
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Ángel Amaro, actor, dramaturgo, director y profesor puertorriqueño, es un gran conversador. Se puede dialogar con él sobre diversos temas durante horas, sin que se sientan pasar. Este talentoso artista domina muchas facetas y hacia todas guarda una pasión que no ha perdido desde que su obra, “El gólgota de hierro”, se presentó en el Ateneo Puertorriqueño, en la década de 1970. En aquel entonces, Amaro regresaba de hacer estudios post graduados y se daba a conocer como un gran profesional.
En esta ocasión, conversaremos muy específicamente sobre el método Lessac -el cual Amaro domina- y sobre su trabajo con reinas de belleza que han ganado coronas internacionales.

Ángel Amaro, maunabeño de sangre y corazón, ha tenido maestros de gran calibre. Dos de esos maestros son Leopoldo Santiago Lavandero, quien lo alentó a hacer estudios post graduados; y Arthur Lessac, con quien estudió en 1971. Su primer contacto con el método o sistema Lessac fue en 1970, en el Dallas Theater, cuando Amaro hacía su maestría en la escuela graduada de Trinity University, en San Antonio, Texas. Conforme afirma el teatrero puertorriqueño, su encuentro con Lessac cambió su vida “infinitamente”.
Arthur Lessac, judío, nació en Palestina, el 9 septiembre de 1909; y murió en California, el 7 de abril de 2011. Fue un actor conocido por las películas hollywoodenses “Micki & Maude” (1984), “Cheers” (1982) y “Throb” (1986), entre otras. También fue terapista del habla y adiestrador de la voz. Creó el Lessac Kinesensic Training for the Voice and Body y fundó el National Academy of Vocal Arts (NAVA). Entre sus discípulos, figuran los actores Martin Sheen, Faye Dunaway, Michael Douglas, Frank Langella, Michael O’Keefe y Linda Hunt.
En 1988, se fundó el Instituto Lessac y, en 2000, comenzaron a certificar adiestradores, quienes en estos momentos trabajan con este método en Estados Unidos, África del Sur, Alemania, Bélgica, Inglaterra y Puerto Rico. Nuestro Ángel Amaro no solo es el único puertorriqueño certificado con el sistema Lessac, es también el único hispano.
“Llegué a Estados Unidos sin haber estudiado fonética en inglés. Al adoptar el sistema Lessac, se facilitó mi aprendizaje en inglés”, afirmó Amaro quien explicó que la fonética que propone el método en inglés está basada en los sonidos de instrumentos musicales. “Por ejemplo, el sonido de la ‘n’ es representado por el violín. Cuando tratas de imitar el violín, lo que se oye es una ‘n’. La ‘m’ está representada por la viola. Esta asociación facilita la fonética y la pronunciación”.
En el primer intercambio personal que tuvo Ángel Amaro con Lessac, el profesor hablaba en inglés, pero él lo entendía como si estuviera hablando en español. Cuando se lo hizo saber, Lessac reveló que había vivido en Puerto Rico y que el fundamento de su fonética lo sacó del sonido que apreció de lo que aprendió en suelo boricua.
Amaro adaptó al español el método en inglés de su maestro. “Los instrumentos musicales no cambian en cuanto a las letras del abecedario, aunque nosotros tenemos más letras (en español). Yo aproveché los sonidos aprendidos y empecé a experimentar en español. Entiendo que demostré que esa fonética trabaja también en el español. Básicamente, Lessac estableció que, en el rostro, tenemos un megáfono invertido. Utilizas el sonido para que se mueva a través de la estructura ósea. Los huesos de la cara sirven de resonancia. Lo interesante es que el Instituto Lessac intentaba llevar el método a otros idiomas, pero no sabían cómo hacerlo. Ellos ignoraban que yo lo había hecho en español”.
Sucedió que, entre 2011 y 2012, Amaro estaba montando “La orquídea y Pelusín” con estudiantes universitarios que habían asistido a las audiciones. La obra está escrita para usar el sistema Lessac y, con ese método, los estudiantes se adiestraron en los ensayos. “Dos de ellos se interesaron mucho y se comunicaron con el Instituto a través de la internet. La representante de Lessac en Estados Unidos, Deborah Kinghorn, los invitó a dos talleres de verano en la Universidad de Pown, en Massachusetts. Esos estudiantes hablaron de mi trabajo y, de inmediato, el Instituto se dio a la tarea de investigar”.

Fue entonces que los representantes del mencionado Instituto vinieron a Puerto Rico y vieron la obra de Amaro. “Ahí se dieron cuenta que yo había demostrado que el sistema funciona en español. Entendieron la obra a pesar de que no hablan español; y hasta la discutieron con el público. Si la obra está escrita con el enfoque Lessac, el idioma deja de ser una barrera de comunicación. Cualquiera puede entender lo que hace un actor. Es lenguaje y movimiento. El movimiento tiene energía que se proyecta. Por ejemplo, el sol tiene una energía que, cuando se proyecta, no hace falta explicación. En fin, los investigadores del Instituto Lessac quedaron tan impactados con mi trabajo que hasta hablaron de hacer un elenco internacional; y de llevar el sistema al portugués y al italiano”.
Después de esta experiencia, en 2013, Amaro se certificó con el Instituto Lessac, en Los Ángeles, California. Como requisito, presentó el poema “Valle de Collores”, de Luis Lloréns Torres; y sonetos de William Shakespeare en español. Mientras, un actor norteamericano declamaba los sonetos de Shakespeare en inglés. “Eso fue impactante porque uno de los logros más sobresalientes de Lessac fueron sus novedosos y nada afectados montajes de Shakespeare”.
Ángel Amaro ha desarrollado un panfleto en español del método, titulado “Lenguaje y movimiento según el trabajo de Arthur Lessac”. Piensa publicarlo antes de unos talleres que proyecta dar en 2017, en un local del área metropolitana. También, planifica llevarles el taller en español a quienes conocen el método en inglés. Su sueño es que los actores, que deseen hacer algo diferente, tomasen el taller. No obstante, el mismo está abierto para todo el mundo: personas que trabajan con público, maestros, abogados y hasta políticos.
Como sabemos, Amaro ha utilizado el sistema Lessac para adiestrar a jóvenes puertorriqueñas que aspiran a ser reinas de bellezas. Entre ellas figuran Dayanara Torres, Zoribel Fonalledas, Brenda Liz López, Denisse Quiñones y la recién corona Miss Mundo, Stephanie de Valle. Esta labor comenzó cuando, a principios de la década de 1990, se recortaba el pelo con Magaly Febles, en el momento en el que la estilista y empresaria tenía su local en San Patricio Plaza.
Cuando Febles se enteró de la destreza de Amaro con el método Lessac, de inmediato le pidió asesoramiento para las candidatas. Después, otros profesionales como Richard Cardona, lo llamaron para este particular. Y el profesor, director y dramaturgo se siente orgulloso y feliz de hacer este trabajo, ya que reconoce que las candidatas son mujeres puertorriqueñas inteligentes, serias, disciplinadas y determinadas. Siente que no ha perdido el tiempo con ellas. Las ha visto destacarse y ganar. Por otra parte, con este método, Amaro también ha preparado a locutores para reportajes deportivos; y a personas que fueron a estudiar a Francia.
Ángel Amaro es consciente y compasivo; y vive muy preocupado por las cosas que están pasando en nuestro País. “Veo y me afecta lo que está pasando. Pero entiendo que estamos reacios a cambios. No existe una varita mágica que pueda resolver las cosas, pero hay que dejar de depender. Hay que tener una visión de País; entender que puedes hacer por el País lo que hay que hacer, con la propia personalidad de cada cual, sin imitar”, concluyó.