Por Joselo Arroyo
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Llegó a su final la primera edición del Festival de Teatro de Terror, celebrado en Broadway Dinner Theatre and Lounge, en Puntas las Marías. A lo largo de cinco semanas, esta iniciativa logró convocar a un grupo de jóvenes teatreros que, junto a compañeros de mayor experiencia, se unieron bajo este festival temático. Un total de ocho estrenos de obras, en formato de micro teatro, integraron este Festival. La última oferta de este año lo fue “Entre el lobo y el mago”, de Neida E. Soto.

Una vez más el terror psicológico se apoderó del Festival con esta pieza. La obra cuenta la historia de un hombre joven, profesional y mujeriego, quien sufre una pérdida grande y dolorosa, la cual trastoca su percepción de la realidad. Su ex novia y su amigo forman parte de su proceso para entender la catastrófica realidad. Entre delirios, alucinaciones y suspenso psicológico, la trama lleva al público y al personaje a un final revelador. Es una premisa muy interesante y densa, pero que se recomienda depurar para aclarar algunos puntos en la trama, los cuales resultaron confusos.
La dirección de Luis Javier López movió a los personajes por el espacio y hasta extendió su montaje fuera del escenario, todo de manera acertada.
Israel Solla presentó a un “Rafael” ambiguo. Logró ser convincente al establecer su realidad y el desespero de su deliro. Glorinel Soto encarnó con naturalidad y desilusión a “Raquel”, la ex novia. Igualmente, la actriz personificó con verdad a “Dorothy”, la doctora de la institución mental. No obstante, quizás debió distanciar más la similitud entre ambos personajes. Luis Alberto González personificó a “El amigo” con honestidad.

La segunda puesta de la noche fue la reposición de la obra “Bajo tierra”, escrita y dirigida por Mary Ely Marrero- Pérez; y actuada por Blanca Lissette Cruz y Ángel Manuel García. La misma ya fue reseñada en su estreno.
El Primer Festival de Teatro de Terror logró crear una novel plataforma para artistas neófitos quienes, junto a otros de mayor experiencia, se nutrieron, aprendieron y afirmaron que tienen deseos de integrarse a una clase artística local; y mantenerse en ella. Además, certificaron que tienen voz propia y una singular manera de exponer sus planteamientos.
¡Enhorabuena a los gestores de este proyecto y nuestro mayor aplauso! Sin duda alguna, ya hay un público que espera la segunda edición.