Buen cierre para Festival Infantil

Por Joselo Arroyo
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

El eterno cuento del francés Charles Perrault, “La Cenicienta”, volvió a tener otra versión a cargo de Teatro de la Caja. Es con esta puesta que terminó la tercera edición del Festival de Teatro Coribantín, celebrado en el Teatro Coribantes (Hato Rey), productor del evento.

La producción contó con la dirección de (Foto suministrada)
La producción contó con la dirección de César Iván De León. (Foto suministrada)

Desde la llegada al teatro, se podía disfrutar de casas de brincos; y tanto personajes infantiles como payasos recibían a los más pequeños a lo que podría ser su primera experiencia teatral. El público -compuesto en su mayoría por niños, acompañados por sus padres- subía entonces al segundo piso del teatro para descubrir que el lugar había sido ambientado como una gran carpa de circo. Telas coloridas, banderines, globos, dulces, amarres… todo estuvo diseñado y ejecutado con mucha creatividad y detalle por Norberto Barreto.

El espacio del escenario estuvo delineado por cojines -asientos separados para niños y niñas- con sillas detrás, ubicados a tres lados. Los payasos entregaron juguetes gratis a los niños. Y, entonces, hizo su entrada el gran anfitrión, “Coribantín”, para recibir a sus invitados y explicarles, entre juegos y risas, lo que sería su primera experiencia teatral.

Pasado este momento, comenzó la versión un tanto anacrónica de “La Cenicienta”. Con la narración del “Hada Madrina”, hicieron su entrada los clásicos personajes de la historia. La puesta resultó muy dinámica, divertida, interactiva, musical y con referencias actuales, logrando que los presentes se disfrutaran la tarde del pasado domingo.

La escenografía y utilería de Marieli Rosario, aunque simple, cumplió con su objetivo. Algunos elementos y proyecciones bastaron para ambientar los distintos espacios. No obstante, quizás se debió evaluar otra opción para el comedor de la casa de la Cenicienta -elemento de gran dimensión que nunca salió del espacio- para, así, lograr una mayor estética.

El vestuario, a cargo de Betzaida Hernández, resultó muy colorido e imaginativo. El hermoso traje del baile de la Cenicienta fue un diseño de Heriberto Vázquez. El maquillaje de Ivelisse Enchautegui logró, acertadamente, resaltar lo grotesco en la madrastra y hermanastras, así como lo sutil y delicado de Cenicienta -aunque nunca tuvo su cara tradicional, manchada por cenizas-; y lo fantasioso del Hada Madrina. La simple y efectiva coreografía de Gabriela Meléndez aportó movimiento y gracia.

El elenco acertó en sus respetivas interpretaciones. (Foto suministrada)
El elenco acertó en sus respetivas interpretaciones. (Foto suministrada)

El trabajo de dirección de César Iván De León fue creativo y ocurrente. De León utilizó bien las posibilidades del espacio y mantuvo la atención de los presentes en todo momento.

El enérgico elenco logró apoderarse de cada personaje, ganando la simpatía de los más pequeños, quienes ya conocían la historia y sus personajes clásicos. Daniel Feliciano actuó un “Principe Erick” contrariado y enamorado. Luis Felicier bordó a “Mayordomo Basil” con gran aplomo y simpatía. Héctor Marrero entregó un “Rey” ansioso y determinante; mientras que Migdalia Rosario ejecutó a una “Hada Madrina” llena de picardía y complicidad. Cristina Vázquez se transformó en una “Dricella” desesperada y malcriada. Melanie Flores representó a una “Anastasia” peleona y grotesca. La “Madrastra”, a cargo de Dagma Ayala, se presentó malvada y prepotente. Gabriela Meléndez lució bondadosa y esperanzadora en el rol de “La Cenicienta”.

Finalizada la obra, los personajes permanecieron en el escenario para tomarse fotos, disfrutar y compartir con los presentes.

En resumen, fue una buena tarde de teatro infantil, pensada y conceptualizada en su totalidad para los más pequeños que, de seguro, ya esperan la cuarta edición del Festival de Teatro Infantil Coribantín. Nuestro más grande aplauso a ese grupo de padres y madres que exponen a sus hijos a esta experiencia desde temprana edad.

Bravo también al Teatro Coribantes por esta iniciativa, que pretende ofrecer un maravilloso primer acercamiento teatral a los más pequeños. Así se crea un nuevo público que continuará asistiendo con regularidad a nuestras salas de representación durante toda su vida.

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