‘Un baño’ muy bien cuidado

Por Joselo Arroyo
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

Algunas preguntas, interrogantes o misterios muy bien guardados para los hombres al fin tienen su respuesta: ¿Qué tanto hacen las mujeres en el baño? ¿Por qué van en parejas? ¿Qué ocurre en ese espacio privado y prohibido para los hombres? Curiosamente, es un hombre -Rodolfo Santana- quien nos brinda la respuesta, con la comedia “Baño de Damas”, escrita en 1986 y estrenada en Puerto Rico, originalmente en la década de los 90. Con más de 80 obras de su autoría, muchas de ellas traducidas a distintos idiomas, Rodolfo Santana fue un destacado dramaturgo y director de teatro venezolano, fallecido en 2012.

(Foto Joselo Arroyo para Fundación Nacional para la Cultura Popular)
En este singular baño de damas se cuentan las vidas de varios personajes. (Foto Joselo Arroyo para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

A 30 años de su nacimiento, este “baño” vuelve a pisar las tablas puertorriqueñas del Centro de Bellas Artes de Santurce, para continuar exponiendo sus misterios. Con una atinada versión, realizada por Carlos Carbonell, la pieza se presenta ahora bajo el título “Mujeres en el baño”, producida por Raúl Méndez y Lino Hernández, para Producciones Raúl Méndez y Producciones Tamima, respectivamente.

Tan pronto subió el telón, el público -a casa llena- pudo apreciar la opulencia y el lujo de este baño, ubicado en un centro nocturno de prestigio, diseño muy bien logrado por Israel Franco Müller; y realizado por Raúl Cátala. Paredes simulando mármol; murales florares de gran escala; una gran lámpara en cristales; y varios espacios sub divididos que facilitaban el tránsito y las necesidades de la pieza, servían de entorno único para esta obra.

En este singular espacio, se cuentan las vidas de varios personajes; algunos se conocen entre sí, otros no; pero todos terminarán compartiendo con todos. Una empleada con su joven hija; un mesero travesti; una esposa sometida por un senador machista; una maestra que pierde la compostura por el alcohol; jóvenes que usan drogas de moda para estar en onda; y otras que están en la cacería de un buen partido, son algunas de las féminas que visitan concurridamente este espacio. Cada vez se entreteje más esta madeja de enredos, brindando quizás soluciones a todas las situaciones; aunque algunas -lejos de una carcajada- lleven a una reflexión silente.

(Foto Joselo Arroyo para Fundación Nacional para la Cultura Popular)
El vestuario que lució “Rolando” logró una de las primeras exclamaciones de aprobación en la velada teatral. (Foto Joselo Arroyo para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

El puntilloso trabajo de dirección de Gilberto Valenzuela logró que estos personajes inundaran el lugar con perfecta armonía y ritmo. Valenzuela maximizó las posibilidades del espacio y creó secuencias simultáneas por áreas, en las cuales los asistentes no perdieron un solo detalle.

La iluminación de Toni Fernández bañó el espacio con claridad y alegre colorido, facilitando la visual y sin perder detalle alguno de todo lo que ocurría en el “baño”. El vestuario, coordinado por Alba Kercadó, cumple vistiendo a cada personaje con la naturaleza y nivel social que tenía. Algunas piezas de vestuario eran del Centro de Modas Liza Thon. Quizás, una opción distinta para el personaje de “Aurora” hubiese desentonado menos con el resto de la propuesta.

Por otra parte, se debe resaltar el diseño y confección del vestido inicial del personaje de “Rolando”, a cargo de Edgardo Cortés, logrando el primer “wow efect” de la noche. El maquillaje y peluquería de la mano de Bryan Villarini y Lourymar Merced, respectivamente, se integran de manera agraciada para completar de plasmar la estética de cada personaje, brindándole la individualidad necesaria en un elenco de esta proporción. La utilería precisa, a cargo de Greg Barreto, le brinda a los actores los elementos para realizar su labor con mayor aplomo y naturalidad. De igual modo, la intervención de Jackmarie Ortiz en la regiduría de la pieza cumple, nuevamente, con las necesidades de la obra de forma orgánica.

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En este regreso a los escenarios, la obra de Rodolfo Santana prueba que no hay personajes pequeños. (Foto Joselo Arroyo para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Uno de los mayores aciertos de esta puesta son las actuaciones, pues se establece que no hay personajes o roles pequeños. Sin importar la permanencia en escena, este elenco aborda cada papel con profesionalismo, entrega y talento. Linnette Torres, como “Carmen Antonia”, luce muy cómoda y con amplio domino de la comedia, estando prácticamente toda la obra en escena y saliendo más que airosa. Luisa de los Ríos conmueve con su interpretación de “Valeria”, un personaje con el cual es imposible no establecer empatía. Saudi Rivera divierte con su propuesta de “Mariluz”. Wanda Sais, con su evidente chispa y talento, propone a una “Amanda” con gran soltura y picardía. Yamaris Latorre interpreta con gran aplomo la lésbica y segura “Dilka”.

Denisse Quiñónes enfrenta, con su acostumbrado carisma y naturalidad, los problemas y complejos de niña malcriada, al ofrecer su trabajo como “Marinés”. Mónica Pastrana, con absoluta energía y simpatía, regala una “Shirley” bien lograda. Melina León, con mucha seguridad y de forma orgánica, presenta a “Cloé Castro”, una actriz de telenovelas y cantante. Cristina Soler, con dureza y sensibilidad, encarna a “Fabiana”. Mariana Monclova nos ofrece con acierto a una “Florcita” fresca y jovial. A este grupo de mujeres se integran: Nicole Aguiar Gutiérrez, Enid Iglesias Rodríguez, Yanireé Calderón Santiago, Gina Fernández Rodríguez y Gretchen Rivera Figueroa, quienes también fueron otras chicas que constantemente entraban, salían e interactuaban con lo que ocurría en este peculiar baño.

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Junior Alvarez, al centro, carga con uno de los grandes retos de la noche. (Foto Joselo Arroyo para Fundación Nacional para la Cultura Popular)

Junior Álvarez es quien carga uno de los retos mayores de la noche, pues constantemente se habla y se hace referencia a su personaje, lo que lleva al público a formarse una idea del mismo. El reto consiste en cumplir con las expectativas de los presentes con tan solo una escena para lograrlo. Sin lugar a dudas -y con gran maestría- logra su cometido. Ahora bien, la recompensa más grande de un actor o actriz es el aplauso de su público y, contundentemente, los reyes de la noche lo fueron Bryan Villarini, en su papel de “Rolando”; y Xiomara Rodríguez, como “Aurora”. Con cada entrada, ambos provocaron carcajadas entre los presentes, regalando unas interpretaciones excelentes, con buen ritmo, mucha gracia y ocurrencia. Obviamente, el público los recompensó.

Este grupo de mujeres y hombres logra su cometido de forma divertida, aunque con un final que no es para reír. Fue una producción cuidada hasta en el último detalle. Les invitamos a que se adentren en el mundo de estas “Mujeres en el Baño”, que continúa en cartelera este próximo fin de semana.

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