Por Rafael Vega Curry
Fundación Nacional para la Cultura Popular
En las notas que acompañan su primer trabajo discográfico, “Transherencia”, Bomba Iyá manifiesta su propósito con entera claridad: no pretenden ser un grupo de bomba tradicional, sino de fusión caribeña. “Los géneros musicales deben ser integrados”, expresan, “sin preceptos exclusionistas que nos limiten como caribeños”. Al escuchar este magnífico álbum se comprueba que cumplieron felizmente su cometido.

Agradable y asertivo, con base en la bomba puertorriqueña pero incorporando a la vez otros ritmos y tradiciones de la región antillana, “Transherencia” es uno de esos discos que le alegra el día al oyente, reconfortando el espíritu con su belleza sencilla. Haciendo gala de una creatividad sostenida, el álbum no decae en ningún momento. Para completar, el excelente sonido de la grabación hace aún más atractiva su escucha.
Según se explica en el digipak en que viene el disco, Bomba Iyá fue fundado por Amauri “Beto” Santiago Albizu, con el fin de perpetuar el legado de su madre, Doña Isabel Albizu Dávila, folklorista y matriarca del género de bomba. El grupo, originario del suroeste puertorriqueño, está codirigido por el percusionista y folklorista Pascual Flores Mejías.
Un poema declamado por David Santiago, acompañado solamente por tambores batás, la trompeta asordinada de Luis Aquino y el sonido leve de un sintetizador, da comienzo al programa, haciendo referencia ingeniosamente a cada uno de los temas que vendrán a continuación. Estos están interpretados, en su gran mayoría, por un cantante principal, coros y percusión, con la presencia ocasional de otros instrumentos como guitarra, órgano, trombón o piano (lo que amerita un comentario aparte, más adelante).
Los coros y las voces, de hecho, son uno de los elementos fundamentales de esta grabación. Básicamente en todos los temas, pero principalmente en “La vida del músico”, “Si la ves”, “Juliani”, “Amigo” y “Tus ojitos”, expresan situaciones de la vida cotidiana, el amor y la amistad con calidez, raíz y atractivas melodías y armonizaciones, a cargo de José “Murci” Santos, Diadel Rivera, Ileana Vázquez, Gloriel “Yubá” Ramos, Leró Martínez Roldán y Papote Alvarado.
“Paloma” revalida la promesa de caribeñidad integrando merengue, bomba y plena, mientras que “Volver a verla” fluye entre la bomba y el guaguancó cubano, reafirmando la visión aperturista del grupo.
Hay dos reparos, sin embargo, que hacerle a esta grabación. Son menores, pero evitaron que alcanzara un mayor nivel de perfección. El primero y más importante es no haberle dado los créditos correspondientes a los músicos que tocaron aquí sintetizador, guitarra, órgano, piano y trombón. Solo se identifica a los cantantes y percusionistas, así como al trompetista Aquino. El segundo es que los títulos de las canciones (así como los nombres de quienes las cantan) solo aparecen en el CD como tal, no en el diseño del digipak, lo que resulta ligeramente incómodo.
No obstante, como ya se dijo, estos son señalamientos menores que no opacan significativamente el disfrute de esta música. Póngala en su automóvil mientras transita por las calles o escúchela en su hogar, solo o con amigos, y verá cómo el resto de su día lucirá un poco más esperanzador.