Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
El Pitirre llegó con su guitarra a Caguas para cantarle a su camarada de andanzas folclóricas Tavín Pumarejo la composición a “A un amigo bueno”.
Joaquín Moliert, que en estos días lleva al Hígado de Ganso aferrado a su corazón, interpretó esta tarde ante el féretro del trovador y comediante fallecido a los 83 años el bolero ranchero que sintetiza la tristeza que en este momento le embarga.
“Se nos fue un amigo/Un amigo bueno/Y en este momento/no puedo llorar/que lloren las aves/veloces en el viento/que no puedo nunca/volverlo a abrazar”, tarareó Joaquín en entrevista con la Fundación Nacional para la Cultura Popular, sin reprimir las lágrimas.
“Tavín fue una persona muy cercana a mí y yo a él. Los que estamos en la trova, lo recordaremos. Juntos representamos la trova. En muchas de mis actividades siempre participó. Su pérdida es dolorosa para mí, pero los que pensamos que nacemos para vivir y para vivir morimos, la vida en su porvenir nos lleva a la misma suerte, que tanto el débil como el fuerte de este mundo terrenal vamos al espiritual con el sello de la muerte. Y esos seres humanos que fueron buenos, uno espera que antes de su partida hayan entregado el alma a Jesucristo, que es el premio más grande que existe para los que se mueren. Creo que en el tiempo en que estuvo enfermo no dudo que lo haya hecho”.
En la década de 1950 Joaquín Mouliert y Tavín Pumarejo se conocieron en el programa “Tribuna del Arte” de Rafael Quiñones Vidal. Después de su graduación, entre 1959 y 1960, los trovadores cultivaron su amistad al coincidir varias veces en el programa radial de Juaniquillo, el Zorzal de Orocovis, que transmitía WAPA Radio los siete días de la semana.
“Allí nos encontramos y de ahí en adelante, enlazamos una amistad muy profunda, que digo que cada día se apretaba más. La comunicación, cuando no era personal, era telefónica. No pasaban dos semanas sin que lo llamara, ya enfermo. Cuando él no me podía atender, su esposa lo hacía”, dijo Joaquín, quien colaboró con Tavín en programas como “Borinquen canta” y “Así canta Puerto Rico”.
“Inmediatamente salió de Producciones Paquito Cordero, se unió a mí y a Luisito Vigoreaux en “Así canta Puerto Rico” por Puerto Rico TV. A veces salíamos de grabar el programa en el Canal 6 y salíamos a almorzar o a cenar al Happy Ranch”, recordó El Pitirre.
En esta hora, en que llora a su amigo Hígado y a la misma vez se consuela con la trova, Joaquín aclaró que, aunque Baltazar Carrero y Germán Rosario cultivaron la décima jocosa en la música campesina, Tavín lo hizo con la gracia especial de la comedia.
“Siempre lo califiqué muy distinto porque Baltazar, claro, fue el de la décima jocosa de verdad, pero dentro de una seriedad en la que no entraba el doble sentido. Pero Germán trató después de competir con Baltazar, desde el doble sentido bastante fuerte, aunque dentro de una línea correcta”.
Sin embargo, Mouliert aseguró que la interpretación más comercial de Tavín fue el merengue “La finquita”, grabado con el Conjunto Quisqueya en el umbral de la década de 1980.
“Curiosamente era original de Germán Rosario. Tavín y yo teníamos mucha confianza. Él me dijo: ‘Joaco, ahí estaban los chavos’. La verdad es que ‘La finquita’ es un doble sentido sano porque habla de una finquita en sentido figurado que quizás los niños no entendían. No podemos ser tan estrictos. Él siempre tenía un relajo a lo que uno le decía”, sostuvo Joaquín al recordar que de su pluma Tavín grabó un aguinaldo en tributo póstumo a Efraín Vidal.
La anécdota que más atesora se relaciona a la Fiesta de los Compadres que coordinaban con Domingo Villafañe. El público asistía en masa así como decenas de trovadores. Hubo una celebración en Las Croabas, en Fajardo, a la que asistieron Luis Vigoreaux Padre, Guillermo José Torres, Tavín y otras conocidas personalidades de la farándula.
“Tavín y Vigoreaux Padre hicieron a manera de una controversia. Uno representando a WAPA y el otro a WKAQ Telemundo. Eso gustó muchísimo. Hasta Luis Vigoreaux montó uno de mis caballos…”, rememoró Joaquín.
De repente, Joaquín paró de hablar, como si enmudeciera repentinamente durante la entrevista con este periodista. Y es que en la madrugada siguiente escuchó por radio la noticia del asesinato del productor Vigoreaux.
“Al primero que llamé fue a Tavín y el llanto lo atacó. Tenía mucho sentimiento. Toda la tarde, desde el mediodía hasta las 7 p.m. estuvimos juntos, y al amanecer sucedió esta desgracia. Tavín y yo nos unimos al dolor”.
Puerto Rico, en medio del duelo de tres días decretado por el gobernador Alejandro García Padilla, debe recordar a Tavín Pumarejo como una de las “figuras cimeras en la representación de la trova y el primer cantor consciente de la décima en Puerto Rico”.
“La gracia de Tavín quizás no estaba tanto en lo que cantaba ni en el género musical. Era cómo él a esa letra, aunque no era jocosa, le impartía ese esplendor tan gracioso y lleno de satisfacción que lo disfrutaba mucho. Tendremos a Tavín en nuestro recuerdo por una eternidad”, concluyó Joaquín, quien jamás olvidará la participación de Tavín por 17 años en la Fiesta Típica del Barrio Paraíso de Fajardo, donde se generaban ingresos para en la Víspera de Reyes obsequiar juguetes a los niños pobres entre los 2 y 12 años.