Laura Elena ante su aportación

Por Alina Marrero
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

Laura Elena Surillo Ascar es una profesional a quien siempre le han importado mucho los demás. Si ve una injusticia, no puede quedarse callada, tiene que accionar. Ya desde su participación en la producción de la obra teatral “Miedo al sol”, de Jaime Carrero, en 1984, Laura hablaba con suma convicción sobre mejorar las condiciones de la clase artística y sobre la unión de todos, a la vez que se afanaba para que su trabajo artístico fuese de alta calidad.

1a. Con un nutrido grupo de actores durante su incumbencia como presidenta del Colegio de Actores. (Foto suministrada)
Con un nutrido grupo de actores durante su incumbencia como Presidenta del Colegio de Actores. (Foto suministrada)

Con esa convicción llegó, en 1996, a la Presidencia del entonces Colegio de Actores de Teatro, ahora Colegio de Actores de Puerto Rico, institución que le rindió a nuestra entrevistada, a 20 años de su incumbencia, un merecido homenaje en una emotiva ceremonia que antecedió la trigésima asamblea de la organización.

Laura Elena nació en noviembre, a finales de la década de 1950, en Hato Rey. Estudió en la Academia San José de Villa Caparra; y fue en su ambiente escolar que comenzó a darse cuenta que su futuro estaba en la actuación. Siempre que había alguna actividad, se sometía de voluntaria para representar lo que fuese. En la escuela, se desarrolló y destacó en los clubes de oratoria. Organizó, además, una actividad de poesía coreada, en la cual interpretaron “Vecino, dame la mano”, poema de Samuel Molina. Desde ese tiempo, no para de cantar “Cuchiflitos (Esos no son de aquí)”, de Rafael Hernández, tema musical con el cual la identifican.

Cuando llegó el momento de escoger dónde seguiría sus estudios universitarios, se decidió por Emerson College, en Boston, Massachusetts. “Decidí estudiar allí porque la ciudad es cosmopolita y, a la vez, sencilla. Tirarme de lleno a estudiar en Nueva York iba a ser brusco y dramático. Y Boston no está lejos de Nueva York, así que podía ir a ver teatro cuando quisiera. Algo importante para mí fue que Ralph Waldo Emerson -nombre de la institución universitaria especializada en Comunicaciones- se distinguió por su oratoria: yo lo admiraba. Fue otra de las razones por las cuales decidí estudiar allí”, abundó nuestra entrevistada.

Después de su graduación de Emerson College, en 1980, la actriz regresó a Puerto Rico y comenzó de inmediato a trabajar en teatro y en telenovelas. En pleno auge de la producción televisiva local, empezó haciendo personajes sencillos en las novelas “Ámame” y “Vida”, protagonizadas por Johanna Rosaly y producidas por WAPA TV. En teatro, trabajó en obras como “La maestra”, de Enrique Buenaventura; “Hello Dolly”, de Thornton Wilder y “El pagador de promesas”, de Alfredo Díaz Gómez.

“Culminaban las presentaciones de ‘La verdadera historia de Pedro Navaja’ y mi gran amigo Julio Enrique Court Mora me informó sobre unas nuevas audiciones. Así fue como entré en ‘El Pagador de Promesas’. Recuerdo que el elenco era doble. Yo hacía pareja con Rafael Cruzado en uno de los elencos. Claribel Medina y René Monclova eran la pareja del otro elenco. Este trabajo me impactó. Hubo mucha integración con un elenco de primera: Rafael José; Magaly Carrasquillo; Nelly Jo Carmona; Ricky Muratti; Humberto González; y Víctor Alicea, entre otros. Después vinieron las tres telenovelas donde estuve fija con buenos personajes de reparto, producidas por Ángel del Cerro, en Telemundo: ‘Julieta’, ‘Fue sin querer’ y ‘Laura Guzmán, culpable’. Fue un tiempo de mucha actividad para mí. Empecé a hacer teatro con el Taller de Actores Puertorriqueños (TAP). Además, hice comerciales, locuciones, una película para televisión… estaba muy activa”, recuerda Laura Elena con emotividad.

Entre 1985 y 1990, nuestra entrevistada compartió tiempo y espacio entre Puerto Rico y Nueva York. En la Gran Urbe trabajó como asistente administrativo e intérprete en el Festival Latino de Joseph Papp. “Hice la interpretación de las voces femeninas de ‘El gran circo EUcraniano’, de Myrna Casas, cuando se presentó en el Public Teather, en 1989. La traducción al inglés fue hecha por Juan Agüero, quien hizo las interpretaciones masculinas. Definitivamente, ir y venir de Nueva York a Puerto Rico era lo que realmente deseaba”, contó Laura Elena al describir cuánto disfrutó su trabajo.

Al centro, en la puesta en escena de "Puerto Rico fua" en 1978. (Foto suministrada)
Al centro, en la puesta en escena de “Puerto Rico fua” en 1978. (Foto suministrada)

Entre los “ires y venires”, en 1988, laboró en la puesta en escena de“Puerto Rico Fuá”. También trabajó varias piezas teatrales en inglés, con Phoenix Theater; y, en la década de 1990, se desempeñó como Casting Director en Zaga Films, con Marcos Zurinaga y Roberto Gándara.

Laura Elena Surillo tomó posesión como Presidenta del entonces Colegio de Actores de Teatro en 1996. En su corazón deseaba unir a la clase actoral, hacer muchas actividades y empoderar la ley. “Yo no fui presidenta así porque sí. Primero, me desempeñé en varias comisiones del Colegio. Recuerdo que, en los comienzos, hubo una comisión importante de estudio, análisis y recomendaciones, que presidió Sandra Rivera. Yo participé en la comisión de contratación. Dimos una charla en el Ateneo donde presentamos un contrato genérico para que el actor tuviera una herramienta. Las tarifas mínimas estaban ya establecidas para teatro, pero, durante mi presidencia, se amplió hacia las locuciones”.

Relatando su experiencia con humildad y agradecida de quienes lucharon desde antes de formalizarse el Colegio de Actores, la actriz recordó el momento de la APATE y las huelgas que levantaron los artistas a favor de su clase. Enfatizó que, durante su incumbencia como Presidenta del CAPR, tuvo personas notables a su alrededor, a quienes agradece infinitamente, como por ejemplo Adriana Pantoja, a quien Surillo cataloga como una joya en la administración y una punta de lanza importante para el progreso de la institución. Pero también reconoce a Luz María Rondón, Antonio Pantojas, Alfonso Ortiz, Vincent Landrau, Jesús Garcés, Marisocorro Pérez, E. Luisantos Arguelles, Albert Rodríguez, Manón Alondra Barreras y Milagros Ortiz, entre otros, que fueron clave para el desarrollo y avance del movimiento.

Desde el CAPR, Laura Elena intentó establecer un vínculo con SAG-AFTRA (Screen Actors Guild, American Federation of Television and Radio Artists). “Ésta fue, más que una iniciativa, una oportunidad que pude aprovechar. SAG-AFTRA había visitado Puerto Rico y, aunque el efecto no fue el esperado, entiendo que tuvo un resultado moderado. Por supuesto, yo creo firmemente en el vínculo: SAG-AFTRA es una unión efectiva, de mucho poder. De modo que, al querer fortalecer al Colegio de Actores, tuve a alguien de SAG-AFTRA con su material para el beneficio de los interesados. Cuando presidí el Colegio, ya yo había atravesado por muchas cosas y tenía conciencia de mi clase. Los artistas estamos sometidos a lo que nos presente cualquiera que tenga el poder económico. Estamos vulnerables y, por eso, la unión es importante. En tal sentido, hice todo lo que pude dentro de la realidad que enfrenté. Entiendo que toda persona consciente debe hacer lo mismo”.

Surillo junto al inolvidable actor puertorriqueño Raúl Juliá. (Foto suministrada)
Surillo junto al inolvidable actor puertorriqueño Raúl Juliá. (Foto suministrada)

La conciencia de clase llevó a la actriz, igualmente, a unir las fuerzas de la institución, en 1997, con las del Comité Pro Teatros Matienzo y Music Hall, el cual estaba presidido por la insigne Dra. Victoria Espinosa. “¡Había que unirse a esa lucha! El asunto iba dirigido a que se incluyeran a ambos edificios en un proyecto de preservación histórica. Y, aunque no se concretó de lleno durante mi presidencia, finalmente se logró con el apoyo de las futuras juntas directivas del Colegio, presididas por Miguel Diffoot, Provi Sein, José Caro y otros”.

En 1998, Laura Elena Surillo pasó la batuta de la presidencia de un Colegio de Actores fortalecido y robusto a Ernesto Concepción, Padre, en una asamblea que, por mandato, se integró a Wilson René Santiago, quien años después también fue presidente. En su incumbencia, Santiago y Ernesto Concepción, Hijo, lograron enmendar la ley que funda a la institución, siendo ahora Colegio de Actores de Puerto Rico y cobijando a todo actor, no tan solo a los de teatro.

“¡Son tantos los logros y los recuerdos! Dejé el Colegio como me gusta recibir las cosas. La oficina corría, había mejores fondos, solidez y muchas personas se acercaron en el proceso. El grupo estaba sólido. Yo estaba dispuesta a continuar dos años más, pero era un trabajo de 24 horas al día y yo tenía mi salud quebrantada. Mi mamá estaba preocupada y me sugirió que tomara un descanso. Lo pensé y accedí”, recuerda Laura Elena.

4. Laura Elena comparte con Iris Martínez (izquierda) y Luz Odilea Font (derecha). (Foto suministrada)
Laura Elena comparte con Iris Martínez (izquierda) y Luz Odilea Font (derecha). (Foto suministrada)

En estos momentos, la ex presidenta del Colegio de Actores de Puerto Rico trabaja para el Gobierno Federal, pero nunca olvida que es actriz. Colabora con Julio Enrique Court en el espectáculo mensual “Vive la Bohemia”, que se presenta en la Fundación Nacional para la Cultura Popular, con sede en el Viejo San Juan. En abril de 2015, en el referido evento mensual, Laura Elena participó junto con Julio Enrique Court, Luis Enrique Romero y Belén Ríos, de la lectura dramatizada del libro de cuentos “Huevos Justicieros”, del también actor Miguel Bosques. Y, en ese mismo año, participó en la presentación del libro “Laberintos de miedo”, de Roberto Santiago. En esta ocasión, junto a Julio Enrique Court, leyó varios cuentos sobre las diferentes fobias que nos aquejan.

Laura Elena Surillo espera poder seguir laborando en presentaciones artísticas con las cuales se sienta fascinada e identificada. Igualmente, sigue solidaria con la lucha de su clase para empoderarla y obtener mejores condiciones laborales y generales. Nos sentimos orgullosos de esta compañera y agradecemos, de todo corazón, su tiempo, su pasión y su gestión.

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