Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Es conocida como la cantante de las mil voces y las mil caras.

Imitadora, comediante y una intérprete avasalladora, como demostró en días recientes en el concierto del vigésimo aniversario de la Fundación Nacional para la Cultura Popular, celebrado en el Teatro Tapia, siendo objeto de una de las ovaciones más fuertes de la jornada.
Ahora toca a la puerta de su camerino un mensajero del tiempo que la confronta con un compromiso ineludible: la celebración de sus 50 años en el mundo del espectáculo.
Y el aplauso unánime del público del Tapia la convence de que su trayectoria de medio siglo no puede pasar inadvertida. “He estado meditando sobre mi carrera. Estoy cumpliendo 50 años en 2016. Después de 50 años, creo que le he brindado al público todo lo que le he podido ofrecer. No creo que pueda ofrecer más que mis canciones e imitaciones y estas las he ido poco a poco eliminando de mi espectáculo. A esta edad y a este tiempo, he observado que el público me respalda más como la cantante. Ahora me piden que cante, antes que imitara. Yo empecé como cantante y es lo que me ha gustado siempre”.
Hubo un momento, según explica, que la imitadora eclipsó a la cantante. Hasta 35 imitaciones llegó a presentar en sus espectáculos, que describe como “una carga, que le provocaba mucho cansancio”.

De tantas, incluidas las de Lucy Fabery, Iris Chacón, Libertad Lamarque, Luisa María Güell, Olga Guillot, Lucecita, Lola Beltrán, Carmita Jiménez, Nydia Caro, Charytín, Lissette, Yolandita y Carmen Delia Dipiní, hay una que le resulta muy dificultoso desempeñar: la de la Vedette de América. “La hice por muchos años. Me vestía con un ‘coolant’ postizo y usaba una peluca roja, exagerada y grande para verme más llamativa, pero Iris quema mucha energía. Como bailo, después de bailar y cantar como Iris, a estas alturas de mi vida me sentiría fuera de lugar”.
Hoy, ante la coyuntura que vive el País, Carmín reconoce que el entretenimiento y el humor son más necesarios, por lo que reconoce que su misión es ser instrumento de felicidad para que la gente sonría. “Eso es natural mío y no puedo evitar hacer un chiste y que la gente se ría”.
Para el espectáculo de sus 50 años, empero, consideraría incorporar nuevas imitaciones, como las de Kany García y otras intérpretes contemporáneas. “Intenté con varios productores. Les envié propuestas, pero nadie contestó. La única alternativa, he llegado a la conclusión, sería hacerlo en la Fundación Nacional para la Cultura Popular. No creo que mis 50 años deban pasar por alto. Me frustré mucho cuando los productores que contacté, que me conocen y saben lo que doy, no me respondieron”.

Carmín tiene el libreto del espectáculo; que abarca sus inicios en la Nueva Ola, su exitosa incursión en México, su trayectoria en la televisión; vivencias con Felipe “La Voz” Rodríguez en sus conciertos en Chicago y Nueva York, un segmento de rancheras con un mariachi y otro de boleros con un trío, sus bailarines y una colaboración con Oscar Solo. Pero el proyecto, por lo pronto, ha quedado en el tintero.
“Me desilusioné. Pero cuando me llamaron para lo de la Fundación, dije que sí porque es una institución que debemos respaldar”, dijo Carmín, quien en años recientes se presentó en Punto Fijo en Bellas Artes.
Su instrumento vocal, como evidenció en el Teatro Tapia, lo conserva intacto. Se alimenta bien; hace ejercicios y se cuida. “Llevo una vida normal. Es un don que Dios me dio de poder cantar e imitar […]. Sé que no he perdido el cariño del público; sé que la gente me respeta y quiere mucho. Pero no sé qué ha pasado que, de momento, los productores se han olvidado de mí”.
Carmín atribuye la triste realidad de parte de los artistas de su generación que han sido relegados al olvido al hecho de que la televisión pasó a manos extranjeras, además de que sectores de la clase artística no son muy unidos.

“Viví muchos años en México, Venezuela y Santo Domingo. Creo que este país no tiene mucho respeto a los artistas de mi época. Los artistas de Puerto Rico no somos muy unidos. No es como en otros países, como México, que hay una asociación de artistas muy fuerte. Nosotros, como que cada uno, tira para su lado”.
A través de medio siglo de carrera, el libro de Carmín Vega se nutre de más de 800 canciones, entre rancheras, tangos, valses, baladas, danzas y boleros. Cada día, aseguró, se aprende nuevas y las incorpora a su repertorio.
“Temas que me lleguen, como ‘Por amor’ y ‘Procuro olvidarte’, que canté en el Tapia. Me gustan los temas fuertes que pueda interpretar. No es cuestión de cantar, sino proyectar sentimiento para que le llegue a la gente que te escucha. A través de mi vida he cantado de todo un poco”.
Corazón y voz le sobran para asumir el reto de los 50.