Por Rafael Vega Curry
Fundación Nacional para la Cultura Popular
El saxofonista puertorriqueño Miguel Zenón ha paseado su arte por el mundo entero. Pero el proyecto que más satisfacción le ha brindado hasta la fecha ha sido la Caravana Cultural, organizada por él mismo para llevar el jazz a pueblos de la Isla que han tenido poca oportunidad de experimentar en vivo este maravilloso género musical.
Tanta satisfacción le ha dado, asegura, que en estos conciertos revive el sentimiento que experimentaba de niño, de querer, simplemente, tocar por el puro placer de hacerlo.
“El mundo de la música se convierte en un negocio, en tu manera de sobrevivir, por lo que esa pasión de querer tocar por tocar puede quedar a un lado”, expresa el músico en entrevista con la Fundación Nacional para la Cultura Popular. “Pero este proyecto, al concentrarse en llevar la música a la gente, elimina eso y me ha llevado a aquel sentimiento de niño de tocar por disfrutar. Ha sido increíble”.
Este domingo 21 de agosto a partir de las 3:00 de la tarde, los residentes de Cidra (y de cualquier parte de la Isla que deseen llegar) tendrán la oportunidad de descubrir en la Hacienda Sabanera la satisfacción que produce el jazz, cuando la Caravana Cultural de Zenón llegue a dicho pueblo. Será la undécima parada de la Caravana, que ya se ha presentado en Barranquitas, Yauco, Maunabo, Vieques, Hormigueros, Quebradillas, Aibonito, Adjuntas, San Germán y Arroyo.

En cada uno de esos conciertos, varios de los mejores exponentes del jazz de Nueva York han acompañado al saxofonista. En esta ocasión, contará con la presencia de Julian Lage, uno de los más interesantes guitarristas jóvenes de la escena actual; el veterano Scott Colley en el bajo y Clarence Penn en la batería. Todos son líderes de sus propias bandas, así como “sidemen” muy solicitados por líderes de otras formaciones. Cada uno de los conciertos se le dedica a una leyenda del jazz y esta vez el honor le corresponde a Sonny Rollins, “el coloso del saxo tenor”.
Según Zenón, la reacción del público a los conciertos anteriores ha sido, “en general, súper buena y no solo en términos de asistencia. Inicialmente, buscábamos tratar de expandir el público de esta música en la Isla y aumentar la oferta cultural en estos lugares, donde quizá es un poquito más limitada que en el área metropolitana. Lo más positivo que he sacado es la reacción de gente que nunca había ido a un concierto de jazz. Se lo disfrutan de una manera bien humana, no porque sean fanáticos de jazz, sino porque es algo que les resulta placentero. En más de una ocasión han ido donde mí para decirme ‘nunca había ido a un concierto de jazz en mi vida pero me lo disfruté muchísimo’. Eso me hace creer en el proyecto. Que la gente disfrute un concierto de jazz por lo que es y no por una idea prejuiciada o anticipada”.
“Es algo que tiene que ver mucho con perspectiva”, agrega Zenón. “Si has escuchado muchos estilos de jazz, habrá uno que te guste más que otro, los encontrarás más densos o más simples. Pero si nunca has estado expuesto, la primera experiencia es virgen, por decirlo así. Vas con oídos súper abiertos, a ver qué te va a presentar la música”.
“La meta en este caso es poder brindarle a la gente la oportunidad de experimentarlo y, quizás, eso les abra el apetito de investigar un poquito más”, añade. “Incluso en el caso de los estudiantes que incorporamos en los conciertos, muchos han seguido estudiando; estamos dando el último empujoncito a estudiantes que nunca habían tenido oportunidad de tocar con músicos de ese calibre”.
En cuanto a los músicos, Zenón comenta que “todos se van bien entusiasmados y contentos, especialmente con la experiencia de los jóvenes que tocan. Muchos de estos músicos son educadores y entienden la importancia de actividades como esta, no solo para los jóvenes, sino para la sociedad en general. Recuerda que estos conciertos se dan en áreas rurales en su mayoría, lo que les da a estos músicos la oportunidad de ver partes del país que nunca hubieran visto”.
“Algunos me han preguntado por qué traigo músicos de Estados Unidos para estos conciertos, habiendo tan buenos músicos aquí. Pero quiero darle oportunidad (al público local) para que vea el presente de esta música, los que están creando ahora. Que la gente tenga oportunidad de experimentar el jazz en su máxima expresión”.
“De verdad, el propósito es tratar de alimentar la idea de la importancia de la actividad cultural nueva”, recalca el saxofonista. “En este caso, yo soy músico de jazz y esto es lo que tengo para ofrecer. Pero si fuera actor de teatro, por ejemplo, también lo haría de esta manera. Es una inversión, no de dinero, sino en el país”, subraya.
El haber ganado la prestigiosa beca MacArthur en 2008 fue decisivo para el arranque de la Caravana Cultural. “Desde antes lo tenía en mente, pero no lo podía costear”, explica el músico, quien contó con el apoyo de la Fundación Banco Popular y la Fundación Luis A. Ferré para los tres primeros conciertos. Pero luego, “organicé el presupuesto y el itinerario para hacerlo solo. Organicé otros proyectos a beneficio de este, sobre todo en San Francisco, donde paso una parte del año (como miembro fundador del San Francisco Jazz Collective). Allí tengo muchos amigos que son patrones de las artes, que me ayudaron a organizar conciertos a beneficio (de la Caravana), que fueron bien exitosos. De ahí salieron fondos que se utilizan para hacer estos conciertos”.
Gracias a las charlas que ofrece previo a cada concierto, y al hecho de que cada uno de ellos está enfocado en una de las grandes leyendas del jazz, los conciertos se convierten en un vehículo pedagógico. “Básicamente damos un vistazo rápido a lo que es el jazz. Siempre hacemos una charla educativa, hablamos sobre los orígenes del jazz, sobre algunos conceptos básicos de improvisación y sobre la persona a la que estamos honrando con el concierto, para que el público entienda que son figuras importantes”.
Zenón y su cuarteto de muchos años de establecido –que completan Luis Perdomo en piano, Hans Glawischnig en bajo y Henry Cole en batería- vienen de tocar en el sur de Francia, en la zona de Montpelier; en Siena y la Toscana, en Italia; así como en San José California y en varios lugares de México.
Para febrero del año próximo, Zenón espera estrenar su nuevo álbum, “Típico”, inspirado en el sonido propio que su grupo ha desarrollado a lo largo de los años.