Sipiagin: un ruso ‘descubre’ a Borinquen

Por Rafael Vega Curry
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular

Si alguien todavía duda que la música es el lenguaje universal, solo tiene que conocer la historia de Alex Sipiagin para convencerse de lo contrario. Nacido en la pequeña ciudad provincial de Yaroslavl, Rusia, a unas 150 millas de Moscú, se enamoró desde muy joven de la música clásica. Pero el jazz sería el género musical que le cambiaría la vida, motivándolo a mudarse a los Estados Unidos y a emprender una exploración de estilos de países del mundo entero que continúa hasta el día de hoy.

El trompetista ruso participó en el concierto de Gabriel Vicéns en la Universidad Interamericana. (Foto suministrada)
El trompetista ruso (derecha) participó en el concierto de Gabriel Vicéns en la Universidad Interamericana. (Foto suministrada)

Esa exploración lo trajo recientemente a Puerto Rico, donde permaneció varios días para participar como invitado en la grabación del segundo álbum del guitarrista puertorriqueño Gabriel Vicéns y donde descubrió los encantos de la cocina criolla, regresando en repetidas ocasiones a un mismo restaurante del Viejo San Juan que conquistó su paladar. Sipiagin participó también en el Puerto Rico Heineken Jazzfest, tocando con la banda de Michel Camilo y sorprendiendo por su destreza en el jazz latino, una faceta relativamente nueva para él.

Pese a ser hoy por hoy uno de los más influyentes trompetistas de jazz en el mundo, Sipiagin “es una persona bien humilde y llevadera. Fue fácil trabajar con él”, comenta Vicéns.

Originalmente, la participación de Sipiagin en el disco de Vicéns se limitaría a tocar la trompeta, como músico invitado. Pero, gracias a la buena comunicación que se estableció espontáneamente entre los dos, el músico ruso terminó fungiendo como co-productor del álbum.

Sipiagin, quien además de liderar sus propias bandas ha tocado con el colectivo Opus 5, big bands importantes como las de Gil Evans, Charles Mingus y Dave Holland y estrellas del rock, dijo haber disfrutado su primera visita a Puerto Rico.

“Realmente me gusta explorar diferentes estilos de música de todo el mundo, con proyectos que sean buenos, en los que realmente está ocurriendo algo significativo en la música”, dijo durante una entrevista. “Estos músicos de aquí tienen un nivel muy alto de ejecución”.

Sipiagin lleva la música en las venas. Uno de los más famosos cantantes de ópera rusos, Leonid Sobinov, fue hermano de su tatarabuelo, y él mismo llegó a cantar en un coro de niños. Sin embargo, a la hora de elegir un instrumento para tocar, la decisión no sería suya. El estricto maestro de su ciudad natal le asignó a cada uno del grupo de jóvenes interesados el instrumento que tocaría. “Él nos dijo, señalándonos, ‘tú y tú tocarán trompeta, ustedes batería’ y así por el estilo”, recuerda sonriente.

No obstante, le enseñó “ejercicios maravillosos”, según Sipiagin, que le hicieron amar la trompeta, contrario al estereotipo (o tal vez la realidad) de que es un instrumento sumamente exigente y, por ende, difícil de querer. De hecho, aún después de todos los años que lleva como músico profesional, sigue practicando los mismos ejercicios, asegura.

“La clave está en hacer los ejercicios bien desde el principio”, apunta el músico. “Si los haces mal… será otra cosa”.

Sipiagin cuenta que conoció el jazz al entrar en la banda escolar, cuyo director amaba secretamente el género, mal visto por las autoridades de la época. “Él nos daba cosas para escuchar”, recuerda con agradecimiento.

Cuando descubrió a Lee Morgan, a los 14 años, su vida dio un giro. Para entonces aún tocaba música clásica en una orquesta de jóvenes y estudiaba con uno de los grandes profesores y trompetistas sinfónicos de Rusia, Mikhael Tsamaiev, su primera inspiración.

El trompetista ruso (primero de izquierda a derecha) en los días de ensayo para la producción de Vicéns. (Foto suministrada)
El trompetista ruso (primero de izquierda a derecha) en los días de ensayo para la producción de Vicéns. (Foto suministrada)

“Yo intentaba transcribir las canciones del disco ‘The Sidewinder’ y podía estar hasta tres meses escuchando una misma canción”, dice Sipiagin con una leve sonrisa.

Un par de años después, se mudó a Moscú a estudiar trompeta en el departamento de música pop, donde lo que todo el mundo tocaba era jazz, cuenta el músico. En 1990, aprovechando el ambiente de apertura propiciado por la glasnost, visitó Estados Unidos por primera vez, junto a una banda estudiantil. Un año después decidió mudarse a Nueva York, deseoso de ensanchar sus fronteras.

De sus primeros tiempos en la Gran Manzana, agradece la ayuda que le dio el saxofonista David Binney, con quien conserva una fuerte amistad y quien, de hecho, toca en el recién estrenado álbum de Sipiagin, “Balance 38-58”. “Él me condujo por los caminos del jazz en Nueva York cuando llegué. Tuve suerte de conocerlo. Me dirigió en el comienzo de mi travesía americana. Me buscó un apartamento cercano al suyo y me consiguió discos que debía escuchar”.

Para el trompetista, el mejor de los 15 discos que ha hecho como líder es probablemente “From Reality and Back”, que grabó para el sello 5Passion del pianista cubano Gonzalo Rubalcaba. “Fue una de esas experiencias que se viven una vez en la vida”, dice con cara de admiración. En ese álbum participan el gran Dave Holland en el bajo, Seamus Blake en saxo tenor, Antonio Sánchez en batería y el propio Rubalcaba al piano.

Pero se muestra igualmente orgulloso de su disco nuevo, en el que prueba “nuevas ideas, nuevas direcciones y experimentos”, dice. Sobre su enigmático título, dice que se refiere tanto al momento que vive en su vida -en el que está buscando un mayor balance- como a un popular vodka que se vende en Taiwán, uno de sus destinos favoritos en el mundo y a donde viaja por lo menos dos veces al año. “Hay dos variedades de esa vodka, una de 38 grados prueba, que yo encuentro muy suave, y otra de 58, que es muy fuerte”, explica sonriendo. Si hubiese una de 48 grados sería perfecta, añade.

Sipiagin dice amar las bandas grandes, “especialmente la de Dave Holland, que no suena como una big band tradicional, sino que tiene una mentalidad de banda pequeña”.

Sipiagin, Jonathan Suazo participaron en la grabación de Vicéns. (Foto suministrada)
Sipiagin, David Sánchez y Jonathan Suazo participaron en “Days”, grabación de Vicéns que fuera reconocida entre las más sobresalientes del año por la Fundación Nacional para la Cultura Popular. (Foto suministrada)

“Al tocar en una big band, siento una especie de karma, una continuación de los sonidos”, expresa el trompetista. “Me crea diferentes ideas en cuanto a lo que se puede hacer con la orquestación, las diferentes combinaciones de sonidos. De hecho, voy a grabar con mi propia banda grande próximamente”.

En cuanto a su participación con el colectivo Opus 5, indica que “ahí todos somos líderes. Todos damos dirección en cualquier momento determinado. Pero a la misma vez se siente como si fuese mi propia banda, porque todos han tocado en alguna de mis bandas en algún momento”.

“Todos traemos composiciones, es algo muy especial. Tenemos nuestro sonido propio, porque todos hemos tocado juntos en otras bandas. Por eso decidimos unirnos”.

Dada su formación, no extraña cuán vastos son sus gustos musicales. Sus compositores favoritos son Stravinsky, Rimsky-Korsakov y Rachmaninoff, cuyo Segundo Concierto le suena a jazz, asegura. Igualmente, ha disfrutado sus experiencias junto a una variedad de artistas de diversos géneros como Dr. John, Kenny Werner y Michael Brecker en el jazz; Eric Clapton y Elvis Costello en el rock y con el legendario productor Phil Ramone.

Residente en los Estados Unidos hace dos décadas, Sipiagin dice no extrañar demasiado a Rusia, por la manera en que el país ha cambiado. “Ahora mucha gente está pendiente solamente del dinero, de las apariencias”, comenta. No obstante, viaja allí una o dos veces al año, incluso para participar en el festival de jazz que se celebra en su ciudad natal, famosa por sus iglesias de múltiples domos y por ser el lugar donde confluyen los ríos Volga y Korotosl.

Dijo sentirse muy cómodo en sus visitas a Puerto Rico, país que no conocía antes de participar en la grabación del disco de Gabriel Vicéns. “Mi experiencia ha sido extraordinaria, como lo son también los músicos. He tenido una gran bienvenida a Puerto Rico”, sostuvo, sin descartar regresar al país en algún momento futuro para participar en nuevos proyectos musicales.

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