Por Jaime Torres Torres
Para Fundación Nacional para la Cultura Popular
Algunos interludios evocan a Santana.
Como rockero, a veces resulta inevitable recordar a Draco y a Gustavo Ceratti.
La influencia de los Fieles es indiscutible.

Tampoco pasa inadvertida la sonoridad Beatle; el blues, con una referencia implícita a B. B. King, y su gusto por el “metal pesado”, que es más que evidente.
Es el rock “Inconexo” del polifacético músico y cantautor puertorriqueño Raúl Gaztambide.
Es difícil creer que el lanzamiento de su debut discográfico, presentado semanas atrás en el café-teatro de la Fundación Nacional para la Cultura Popular, sea resultado de la autogestión.
Porque Raúl grabó todos los instrumentos e interpretó las 11 piezas que conforman su cedé “Inconexo”. Es singular la excelencia que destila la secuencia que es obligado buscar los nombres de los músicos en los créditos para descubrir sorpresivamente que Raúl cargó sobre sus hombros la producción de su primer disco.
Y se comprende cuando revela que es un guitarrista de formación clásica que, como un complemento a su aprendizaje en la academia, ha acumulado experiencia en la calle como tecladista junto a Cultura Profética y otras bandas de la escena del reggae, el rock y la trova boricua, particularmente a finales de la década de 1990 cuando interpretaba los repertorios de Roy Brown y Silvio Rodríguez en Casa Aboy.
“Es rock, pero en una fusión caribeña con la trova y el reggae, especialmente el bajo, que es algo que siempre me ha gustado”, comentó de inmediato Raúl Gaztambide.

El discurso de “Inconexo”, con letras ricas en metáforas, enfoca filosóficamente la cotidianidad de la vida. “Inconexo es un título con un doble sentido que refleja que las cosas no están todas desconectadas, sino conectadas en términos energéticos y metafísicos. Todos somos parte de un todo y hay una unidad que debemos proteger y celebrar como humanidad. No tiendo a ser muy político, algo que no descarto más adelante, pero intento apelar más a la búsqueda del ser humano y a su función en el mundo, de encontrarse cada uno y valorarse como pueblo”, explicó el cantautor de “Juego de niños”, “Noche de brujas” y “El incorregible”.
La canción de Raúl Gaztambide, en ocasiones, captura por su abstracción. Es un tanto enigmática, aun en las imágenes que sugieren el romance de la pareja. “Es una influencia probablemente de Silvio que tiene la cualidad de poder mezclar el amor con las cuestiones cotidianas de la vida, inclusive con su amor a la patria y a la cuestión política. En mi caso, no es algo consciente. Es que me siento a escribir y me sale de esa manera”.
El comentario social es implícito es “Rojo corazón”, un llamado a la proactividad en medio de la presente crisis que enfrenta la Nación. “Es un llamado a la acción. Ante la situación que vivimos, no nos podemos mantener de brazos cruzados ante la inconformidad que sentimos ante lo que vivimos como país. “Rojo corazón” presenta a un corazón en descontento que tiene cierta necesidad de actuar”.
El rock de Raúl es original por su asiduidad al uso de recursos literarios no categóricos y un tanto enigmáticos que reservan a cada oyente su interpretación conforme a su bagaje emocional e intelectual.
“A mí me gustan mucho Robbie Draco Rosa, por su estilo, y Gustavo Ceratti, que las letras pueden ser abiertas en interpretación y abstractas. Son más imágenes que evocan ciertas cosas y la gente se puede identificar con sus propias imágenes”.
En el caso particular de “Solo música”, Raúl aclaró que es una de sus primeras composiciones, concebida hace más de 15 años. “Es sobre mi pasión por la música. Me había metido a estudiar Música en Humanidades en la Universidad de Puerto Rico, antes de irme al Conservatorio. Fue una etapa bien inspiradora y linda. Esa canción, aparte de una oda a la música, es una oda a la naturaleza y a encontrar la armonía de corazón”.

Raúl, a pesar de que su formación es ecléctica, es un rockero cabal cuyo estilo es forjado a base del cúmulo de influencias de la trova, el jazz y la música clásica, según se aprecia en los arreglos de cuerdas.
El enlace de sonidos acústicos y eléctricos es otra particularidad de “Inconexo”. Recientemente se presentó en la Fundación Nacional y le complació sobremanera el respaldo de sus seguidores. “No me imaginaba que quedaría tan bien. Todo el mundo me ha hablado muy positivo. Lo disfruté mucho especialmente por la conexión con los músicos porque el disco yo lo grabé solo. Ahora que experimento con una banda, los músicos se enamoraron del proyecto y le metieron su propio toque y gusto. Eso es algo que influenció muchísimo en el éxito del concierto”, dijo Raúl, cuyos músicos son Jomel Rivera (guitarra eléctrica), Samuel Morales (bajista), Arnaldo López (teclados) y Javier Calzada (batería).
De sus presentaciones en agenda destacó una a fin de mes en Canadá, pero con su guitarra acústica, pues no viajará con la banda.
El disco “Inconexo” se consigue en todas las plataformas ‘on line’, en la tiendita de la Fundación Nacional para la Cultura Popular o directamente con Raúl a través de su muro en Facebook.
“En agosto voy a solicitar para tocar en Kantares y en El Boricua. Ya hicimos los contactos, pero aún no tenemos fecha”, adelantó Raúl, quien considera que la escena independiente del rock nacional, en términos de desarrollo y producción, es efervescente, aunque no hay suficientes tarimas.
“Hay mucha gente que le gusta el rock. Eso es bueno para mí y espero conectar con mucha gente. Quizás no hay tanta actividad como en la salsa, el hip-hop o el reguetón, pero hay una escena que se mueve que está haciendo sus discos. No hay un movimiento de muchos lugares para tocar. Podría ser mejor en ese sentido, pero estoy contento de que hay gente trabajando en eso, independientemente”, concluyó Raúl Gaztambide, exponente boricua del rock alternativo que aspira a conquistar un sitial preferencial entre la masa adulta por la profundidad de sus historias.